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MiniCuento XVII: El cuadro redondo

Publicado el 18 febrero 2014 por Anilibro @anilibro

Nuevo MiniCuento inspirado en un cuadro que hay en un edificio que he visitado hace poco. Entre atrayente y espeluznante (como podéis ver en la foto). Espero que os guste:

Minicuento XV: Un papel equivocado

Se percibía el barullo de la comisaría como un murmullo constante. El aislante de la pequeña sala interrogatorios permitía la intimidad sonora, aunque no la visual, ya que la puerta era de cristal. Desde su silla podía ver a los agentes pasar sin prisa de un lado a otro. El inspector volvió anotar algo en su libreta. Levantó la mirada de nuevo hacia el.

- Muy bien, cuéntamelo otra vez
- ¿Otra? – Era la decimocuarta vez que lo repetía en las cerca de dos horas que estaba en aquel cuarto. – José y yo volvíamos de tomar café cuando…
- ¿Que hora era?
- Las ooooonce, -Respondió con desidia – …y habíamos bajado a eso de las once menos veinte. – Ya se adelantaba a las preguntas que le habían hecho más de diez veces
- Continúe.
- Subimos a nuestro sitio, en la segunda planta de la oficina. – Siguió con tono cansado, apoyando un codo sobre la mesa y descansando la cabeza sobre la mano. – Pasando por los pasillos de toooodos los días. – hizo un arco con el brazo para enfatizar.
- ¿Qué pasó entonces? – el tono fue cortante para evitar devaneos.
- En uno de los pasillos hay un cuadro horrible que no llamaría la atención sino fuese porque es redondo.
- ¿Redondo?
- Siiiiii, redooooondo. Por el amor de dios. ¿por qué se sorprende? ¡Ya lo he contado mil veces! Era un cuadro redondo con el borde con ondas moradas y el centro negro. Nos acercamos por curiosidad, porque lo habían colgado esta mañana. Fué entonces cuando bromeamos diciendo que parecía un agujero negro y que nos tragaría si lo tocamos. Nos picamos el uno con el otro a ver quien lo hacía. Entonces José puso una mano sobre la parte negra. Y-y-y-y… – empezó a sollozar y ha hablar más deprisa – se le hundió el brazo hasta el codo… se-se quedó blanco y empezó a ser absorbido por “eso”. Yo le cogí del otro brazo y tiré todo lo que pude pero-pero.. no pude hacer nada…y desapareció dentro.
- Dentro…- le miró fijamente.
- Si, dentro. Pero, ¿¡porqué no me cree!? – empezaba a desesperarse.
- ¿Qué hizo después?
- ¿Que qué hice? ¡Les llamé a ustedes desde mi móvil! ¿Como se lo tengo que-que…? – se quedó de piedra cuando vio a través del cristal de la puerta a tres enfermeros con una camisa de fuerza.

Cuando se lo llevaron a la fuerza, el inspector recibió una llamada de los agentes. Era cierto que el cuadro había sido colgado esa mañana, pero nadie sabía dónde estaba ahora. Miró su cuaderno de notas, allí sólo estaban los dibujos que había hecho para distraerse.

FIN

Nos leemos en el siguiente capítulo.

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