Revista Cultura y Ocio

Mis adorables vecinos... gracias

Publicado el 07 agosto 2012 por Laesfera
Mis adorables vecinos... graciasUn sol perezoso que en su mullido manto blanco se hace el remolón; el murmullo de un avión que se aleja; unas nubes que en lo alto se escapan; una brisa que rompe en mi cara; un pajarito en la barandilla; el mar a lo lejos, calmado. Un periódico arrugado que no se deja subrayar; un teléfono que nunca suena; unas cartas sin sellos, con remitente pero sin destinatario. Una tostada fría; un café mareado; un estómago vacío; una nevera llena. Una abuela cansada; una madre que ahoga sus penas, no quiere ver su copa medio vacía; un abuelo olvidado, que olvida, que observa a su nieta que llora, su nieta que no reconoce; una mirada perdida. Unos hermanos que ríen, saltan sobre la cama; un padre demacrado que aprieta el cinturón a su puño; una hermanastra que construye pompas de jabón en el balcón. Una suerte que no llega a un décimo comprado; un grifo que gotea. Unas cortinas echadas que dicen tanto; un bonsái en el alféizar. Una jeringuilla colgada; un brazo mal apretado; una lágrima de sangre; el tiempo que se detiene; una llamada perdida. Una mujer mira una carta del hospital que se niega a abrir; un cáncer que no espera a nadie; un padre que se marchó; un niño triste que espera; unas sábanas mojadas tendidas. Un cuarto vacío; el reloj parado; la puerta entreabierta; una mirada nostálgica; un peluche inanimado, sin alma; una fotografía humedecida. Un cigarrillo encendido; una vida apagada; una eterna espera; un amor que no llega; el humo que se escapa por la ventana; aire que no respira. Un haiku que muere en un segundo cuando ni siquiera ha comenzado; un poeta frustrado; solo; olvidado; unos geranios secos que no huelen. Un hombre que acumula la mierda de todos, sin síndrome; su prisión. Un ruido seco; unas palomas que huyen del silencio; unos zapatos desatados que se acercan; y yo, sin mí. Una vida que sigue; uno que se apea, cansado, cobarde, yo; todo continúa; todo se apaga; todo se olvida.
Texto: Enrique Moreno Martínez
Más Historias de portería aquí.

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