Mis dos deseos para el 2012…

Normalmente, la noche de fin de año en algunos países tenemos la costumbre de tomar 12 uvas, una por cada mes y cada deseo para el año que comienza! La verdad es que últimamente me sobran uvas o deseos para el año. O me faltan, no lo sé! Lo único que sé es que la noche pasada de fín de año, me resultó difícil pensar en más de dos deseos. Quizás es porque, una vez más, yo estaba en un lugar equivocado celebrando la Noche Vieja y una parte de mi corazón estaba otra vez allí, lejos, en los mares del Norte, donde me hubiera gustado estar en esos momentos. Y no es que le dé un especial significado a una noche en la que se celebra un convencionalismo más, como lo es un día y una hora exacta en la que presuntamente empieza cada nuevo año en nuestra vida! Solo sé que ese pretendido y estelar momento varía según en qué hemisferio, cultura, religión o país te halles… a no ser que la magia de ese instante ya la lleve para siempre tu corazón!

Aún siendo un convencionalismo mental y, como tal, solo humano y pasajero, frecuentemente logra remover nuestros pensamientos y nuestro corazón, que siempre busca una buena razón para celebrar! Como te decía, esa noche pasada de fín de año yo estaba aquí, mientras mi corazón estaba allí! Y me costó pensar en más de dos deseos para el nuevo año que comienza! ¿Un solo abrazo, tal vez, es mi único deseo? Aún no sé, siquiera, si ese deseo es para mí o para quien amo o quizás lo sea para ambos… o para todas esas otras personas que también son capaces de amar de verdad, en la ausencia! Y que ese deseado abrazo me recuerde que puedo sentir el amor que siento ahora, encontrándole sentido pleno a lo que vivo, gracias a él y a pesar de la ausencia. Y eso quiere decir que, aún siendo algo firme porque nace en mi Alma, a ratos resulta difícil sentirlo aquí y, en cambio, desear estar allí, con una mirada sincera que lo certifique y rompa esa distancia que a veces nos separa a unos de los otros y/o nos ayude a esperar el momento oportuno para encontrarnos!

Ser capaz de vivir un amor en ausencia y, en cambio, sentir su presencia en el corazón, no es siempre fácil, en este mundo en que se nos enseña a vivir y juzgar solo lo aparente o bien rememorar un pasado solo existente en la memoria! Y es que el ser humano necesita a menudo de signos evidentes para creer, reconocer lo que siente y sentirse bien! Y solo dándole sentido a lo que uno siente en su interior, se consigue romper esa distancia y esa sensación perenne de ausencia o de soledad que, en ciertos momentos, nos sobrecoje e inquieta a todos. Porque es esa emoción del amor interior la única que, si somos capaces de buscarla y encontrarla en nuestro corazón, nos hace sentir bien y amados, a pesar de las circunstancias que vivimos fuera, a nuestro alrededor…

¿Qué hubiera dado yo por abrazarle y sentir su corazón palpitante junto al mío en una velada supuestamente mágica, como el pasado fin de año? ¿En verdad no estuve abrazado a su Alma, como cada día que pasa hoy en mi vida, esté o no junto a mí? ¿Si cuando cierro mis ojos ya siento su mirada sincera, por qué inquietarme hasta que llegue el día en que sea capaz de abrirlos y verla ante mis propios ojos? ¿Deberé esperar a que ese abrazo y esa mirada se hagan realidad, para sentir el amor que ahora ya siento en cada momento en mi corazón?

Ese fue, quizás, mi único y mejor deseo para mí en este año que ahora empieza! Pero quizás tenía otro gran deseo, esta vez para ella, para mi amor! Es simple: que sea siempre feliz, pero que sepa que también habrá momentos de infelicidad, para despertar a la realidad -en la que necesariamente habita la verdadera felicidad- y para dejar fluir la vida y el amor, como los sentimos en el interior! Creo que es el único y mejor deseo que puedo pedir para quien amo, de verdad! Que sea capaz de ver la luz en su vida, vivir lo que merece, encontrarle su sentido y que se sienta amada de verdad, porque eso le hará al fin feliz, como a mí! No es mucho lo que pido, es simplemente lo que le daría yo si pudiera, con amor! Porque, aunque me gustaría ser el co-protagonista de su felicidad, ella tal vez ahora no necesite de mi amor cercano para vivir, sentir y ser feliz… o quizás le baste sentirlo solo en su interior! Porque es capaz de amar todo lo que siente y sueña, como el mar, la montaña, el lago, la luna, la calle, en cualquier lugar… aunque no siempre lo recuerde o quizás no se sienta siempre capaz de hacerlo cotidiano y real! Solo debe estar bien atenta a lo que le dicte su corazón y seguirlo con valentía, como -sin quizás saberlo- consiguió que hiciera yo en mi vida!

No sé qué nos deparará nuestro año 2012, la verdad. Seguramente ni ella ni yo sabemos cómo será, la misma vida dirá. Pero hoy ya confío en la vida y que ésta nos traerá, día a día, esa felicidad -cercana o lejana, qué más da- haciendo de mis dos mejores deseos una bella realidad! Mientras, quizás deberemos seguir soñando cada día en esa mirada ajena y en su abrazo tierno para poderlo compartir algún día tal vez lejano o tan solo un instante cercano! Porque en nuestros sueños -eso sí lo sé- esa mirada amada tiene un brillo especial, la piel ya es suave y nuestro gran corazón palpita inquieto en nuestro pecho, cuando sentimos el amor en nuestro corazón… y nos sentimos juntos ella y yo! En nuestro dulce sueño compartido no existe la distancia, la soledad, ni la ausencia, ni tan siquiera el silencio que, a ratos, hoy nos inquietan e invaden nuestra serenidad!

Quizás solo tenemos que desear que este nuevo año que empieza seamos ambos capaces de permanecer con nuestro corazón bien despierto para poder ver, sentir y vivir el amor y nuestra verdad, también en la vida real! Serán 365 días nuevos cada uno de ellos, en los que lo más importante es que sigamos firmes y nos sepamos amar, a pesar de las circunstancias! Hoy solo sé que, para este año que empieza, deseo que ni a ella ni a nadie más le cueste tanto como a mí a ratos me cuesta amar en la ausencia y dejar fluir la vida, confiando en que nuestro sueño de amor se haga al fin realidad!

O quizás mi único deseo para el 2012 sea confiar -por primera vez- en la vida lo suficiente como para esperar que nos premie al fin y nos permita amar y sentirnos amados de verdad y eso nos haga felices para siempre a ambos… y a todos los demás que hay a nuestro alrededor, los que están o los que están ya solo en nuestro corazón!

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