Revista Creaciones

Misión en Aveiro

Por Masqueudos

El otro día me llegó una notificación oficial ¡y no era de Hacienda! De nuevo desde el Ministerio de Curiosidad nos convocaban al equipo de investigación altamente cualificado, Las Primas, a una misión de riesgo como otras que ya hemos realizado en París o Estambul. Esta vez, el destino era Aveiro, muy cerquita, en el país vecino. Y allá que nos fuimos.

Hacía tanto tiempo que no nos juntábamos las cinco… Habíamos echado tanto de menos el vocalismo, el tocahuevismo, el tontismo y todos los ismos que nos caracterizan que fue pisar tierras lusas y mandamos a tomar por culo la misión. El verano está hecho para disfrutar

🙂
ni siquiera preguntamos qué teníamos que hacer, nos limitamos a trotar hasta la playa, montar la sombrilla, desplegar el cortavientos recién comprado y montar la otra sombrilla robada; echarnos bien de crema; bañarnos en el Atlántico con una cuerda -está tipificado como deporte de riesgo y en el Decathlon te venden la soga como instrumento de acompañamiento-; echarnos otro bien de crema; y ponernos hasta arriba de marisco y vinho verde en el restaurante Costa Nova; después de comer, nos echamos otro bien de crema, nos bañamos de nuevo con cuerda y nos echamos otro bien de crema.

Misión en Aveiro

Enseguida se nos hizo la hora de cenar, y pusimos rumbo a Aveiro ciudad a buscar un Prego no prato. Podéis pensar que la misión indirectamente estaría relacionada con la gastronomía o con el bronceador, porque en todo el día no hicimos otra cosa, pero erráis el tiro.

Misión en Aveiro

Al día siguiente, Domingo, después de un buen desayuno y bien de crema, descubrimos la misión secreta: nos habían mandado para testar el modelo de cortavientos de los chinos y enseñar al resto de la Humanidad a plegarlo después de un entrenamiento sutil pero complejo. Todo el sábado lo habíamos montado y desmontado con aparente normalidad pero el domingo… el domingo media playa se puso en fila para reírse mientras intentábamos por turnos que se hiciera redondo como al principio y que cupiera en su mochila. No había manera, oye, algún paso nos habíamos saltado del entrenamiento mientras comíamos quisquillas o volábamos el avión de papel.

Misión en Aveiro

Al final, admitiendo el fracaso de nuestro misión tuvimos que recurrir al gran jefe de todas las operaciones. Google. Y con un sencillo tutorial de treinta segundos nos confirmó lo mal que lo estábamos haciendo y lo fácil que resultaba cuando seguías los pasos del vídeo.

La sensación de desazón nos duró como dos segundos. Ja, el gran jefe siempre estaría ahí y de vez en cuando lo más importante no es resolver sino DISFRUTAR. Y nosotras habíamos disfrutado, vaya que si habíamos disfrutado.

Misión en Aveiro

Así que la próxima misión que se prepare. Porque lo mismo la resolvemos… o no:-)


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