Revista Cine

Misión: Imposible - Protocolo Fantasma

Publicado el 27 diciembre 2011 por Diezmartinez

Misión: Imposible - Protocolo Fantasma
¿Es la cuarta parte de la saga, Misión: Imposible - Protocolo Fantasma (Mission Imposible –Ghost Protocol, EU, 2011), la mejor de todas? Para ser francos, ni bajo tortura podría recordar de qué se trataron las tres anteriores, dirigidas por De Palma (1996), Woo (2000) y Abrams (2006). De hecho, apenas si recuerdo algunas escenas (la del tren en la primera parte), imágenes (Cruise en una moto y unas palomas que quién sabe de dónde salen en la segunda) y actuaciones (a Philip Seymour Hoffman en la tercera). Ah, claro, y la inolvidable música de Lalo Schifrin en los tres filmes.Por lo anterior, sí creo que esta cuarta parte, dirigida por el maestro del cine animado en su primer filme de acción -¡y qué acción- viva Brad Bird (El Gigante de Hierro/1999, Los Increíbles/2004, Ratatouille/2007) es, con mucho, lo mejor que ha hecho Tom Cruise en su papel del agente Ethan Hunt de las Fuerzas Misión Imposible. O, por lo menos, sospecho que, pasando el tiempo, recordaré muchas más escenas e imágenes de este cuarto episodio que las que se guardaron en mi memoria de las tres cintas anteriores.Y es que, ¿cómo olvidar la huida de Hunt de una prisión rusa, montada a ritmo del Dean Martin de “Ain't That A Kick In The Head”, de tal manera que Cruise se mueve, salta, golpea y elude golpes cual Gene Kelly con menos soltura y rostro más concentrado? ¿Cómo borrar de la memoria a la morenaza Paula Patton enseñando pechuga mientras conquista a control remoto a un bobalicón magnate indio con satélite privado (Anil Kapoor)? ¿Cómo dejar de recordar la gracia con la que Bird monta ciertas escenas menores, como la dificultad que tiene el chaparrín Cruise para colocar sus ojos en un identificador de retinas en un tren en movimiento? Y, por supuesto, ¿no merece estar entre lo mejor del año esa secuencia final en el que el héroe Cruise y el villano Michael Nyqvsit se agarran a catorrazo limpio mientras caen, se levantan, vuelven a caer y se vuelven a levantar, en el centro de un enorme garaje con elevadores, luchando por una maleta gloriosamente plateada?Bird y su editor Paul Hirsh han montado estas y otras piezas de acción –no he olvidado la secuencia en la torre Burj Khalifa, la más apantallante pero también la más convencional de todas-  con una gracia y un humor a flor de piel, no tomándose nunca en serio la historia (¿a quién fregados le importa lo que quiere hacer el villano y por qué?: ¡es el malo, quiere acabar con el mundo y ya!), ni profundizando un instante en los dilemas existenciales (¿cuáles?) de su personajes, que tienen menos vida interna que, digamos, la rata protagónica de la inolvidable Ratatouille.Misión: Imposible - Protocolo Fantasma es lo que quiere ser: un fascinante ejercicio cinematográfico sobre el manejo del espacio, es decir, del encuadre, con los objetos y actores moviéndose en él. La coreografía de objetos animados/inanimados que ha creado Bird y su equipo para este filme es una master-class para tantos otros cineastas hollywoodenses, incapaces no sólo de dotar de elegancia sus escenas de acción sino, ya de perdida, hacerlas mínimamente coherentes. ¿Cierto, Mr. Bay; cierto, Mr. Nolan?

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