Revista En Femenino

Miss Independence: Desmontando teorías sin fundamento.

Por Conmdemamá @CONMDEMAMI
Pichu ha vuelto a hacerlo: nos ha dejado huérfanos de hija por un par de días con sus respectivas noches. Y es feliz. Y yo más. Feliz de ver que mi niña de 4 años y medio tiene la independencia suficiente como para elegir estar fuera de casa unos días. Se nota su ausencia y Rubiazo no para de nombrarla. La echamos de menos. Y sí, claro, obviamente ella también nos echa de menos en algún ratito de estos en los que para quieta y le da por pensar más allá de la diversión, pero se le pasa rápido porque está con familia que la quiere y la cuida; esto de la morriña de Pichu es algo normal, y bonito, y si no fuera así... ¡creo tendría que replantearme muchas cosas! Es curioso que, con todo lo que nos hemos tenido que oír sobre el tema de que es mejor "no" acompañar a nuestros hijos hasta que se duermen y demás, no se haya cumplido ninguno de los (malos) pronósticos que algunas personas nos anunciaban: va a estar muy enmadrada, sólo querrá estar con vosotros, será una niña dependiente, necesitará estar siempre con alguien, le faltará seguridad... Pues no, señores. Contra todo pronóstico, Pichu es una niña segura (dentro de la inseguridad propia que marcan la infancia y el desconocimiento parcial del mundo exterior), con las ideas muy claras y, como ya ha demostrado otras veces, se siente lo suficientemente autónoma e independiente como para expresar su deseo de irse con sus tíos a pasar unos días, lejos de papá, mamá y Rubiazo, de su casa y su ambiente. Curioso si tenemos en cuenta que Pichu, hasta hace poco, (incluso a veces ahora), pedía que alguno de nosotros estuviera con ella contándole cuentos hasta que le vencía el sueño. Es una niña algo miedosa a la que, evidentemente, hemos creído conveniente acompañar para dormir porque lo necesitaba. En este aspecto, yo he podido entenderla más que nadie porque también fui una niña asustadiza por las noches, me daba pánico la oscuridad, dormía con la cabeza tapada hasta en agosto y veía monstruos hasta en la sopa. Y creedme, se pasa mal, muy mal.
Como padres imperfectos que somos, y a pesar de que, por norma general, siempre nos hemos guiado por nuestro instinto y la naturalidad de las situaciones, como todo el mundo, también hemos tenido dudas con el tema "dormir" de nuestros hijos. Y os prometo que he llegado a la conclusión de que, como para gustos colores, mejor si efectivamente cada uno sigue su instinto. En ocasiones no es tan fácil porque tu sentido común te dice una cosa y a tu pareja le dice otra, pero si el deseo de ambos es el bien del hijo, el desacuerdo suele durar poco. Nosotros, con Pichu, tuvimos opiniones para todos los gustos, unas veces pedidas y otras dadas gratuitamente, y precisamente algunas de estas opiniones eran las que destarifaban nuestro norte cuando parecía que lo teníamos claro. Las noches aquí en casa nunca han sido "la parte cómoda" de la ma/paternidad, y eso, cuando el cansancio se acumula, puede con cualquiera y también con la seguridad de lo bien hecho. Por casa llegó a pasar hasta Estivill una noche (un minuto) en un momento de esos de "¿lo estaremos haciendo bien?", porque una persona de mucha confianza me habló de la importancia de las rutinas del sueño, de enseñarla a dormir, de la seguridad futura implícita en esta rutina, etc, etc... Ya os digo, duró un minuto y no quemé el libro porque lo tenía que devolver. En ese minuto concluí lo que, sin saber, ya sabía: cada niño es un mundo. Quizás haya niños que necesiten ser enseñados para dormir, o que sus padres lo necesiten por sus circunstancias, porque por trabajo no pueden "no dormir" por la noche, por ejemplo. Totalmente respetable, aunque no esté de acuerdo para nada con el método.
Cada casa es un universo y cada ser dentro de ella un planeta, con características propias, diferentes al resto a veces, similares en ocasiones, pero nunca iguales, porque cada casa es reflejo del mundo exterior. Por eso, creo que no hay método válido para todos, ni estrategia perfecta que siempre funcione, ni manera de criar modelo para el resto de madres y padres. Es por eso que las razones con las que se defiende, en este caso, el método Estivill y todas esas teorías sin fundamento sobre la falta de independencia de nuestros hijos y su futura inseguridad si los acompañamos hasta que Morfeo decide aparecer... NO ME LAS CREO. No son ciertas. Y lo digo tan tajante porque tengo dos claros ejemplos: mis hijos. Y ojo, seguro que hay quien ha hecho todo lo contrario y tiene hijos tan autónomos, seguros e independientes como quien no lo ha hecho.
Siempre me ha aliviado sobremanera, por aquello del "no estamos locos solos", que compañeras de profesión a las que he tenido en gran estima, con hijos ya mayores, me hayan hablado de como sus hijos han pasado a su cama siempre que lo han necesitado, han pedido cuentos hasta quedarse roque o una canción para relajarse y cerrar los ojos, y cómo lo han llevado con total naturalidad. Ahora sus hijos son personas autónomas, independientes, maduras y seguras de sí mismas... Es decir, una vez más, desmontamos la teoría de que acompañando a nuestros hijos siempre que lo necesiten los hacemos dependientes.
Con esto no quiero decir que no sigan asaltándonos las dudas, porque aunque Pichu-Miss Independence ya está criada en esto del dormir y demás, aún tenemos a un rubio que da la lata noche sí noche también, y que me tiene loca con la preguntita del millón "¿aguanto hasta los dos años o lo desteto ya a ver si así duermo algo más"?. Lo que pasa es que, teniendo el precedente de su hermana, que dejó de tomar pecho de manera exclusiva a los dos meses y lo aguantó en lactancia mixta hasta los 5... Sé que quitarle "la teta" no me asegura para nada que mis noches vayan a ser mejores. Lo bueno de la lactancia en este caso es que  como me permito el lujo de levantarme y quedarme frita a su lado, porque Rubiazo ya hace uso del self-service, eso que nos ahorramos en paseos pasillo arriba y abajo. :)
Eso sí, cuando me asaltan las dudas, echo la vista atrás y me doy cuenta de que en la maternidad olvidamos rápido lo duro, mantenemos un recuerdo difuminado, y nos quedamos con el "ahora" siempre. Porque, la verdad, no recuerdo más que vagamente lo pesadas que fueron las noches con Miss Independence (que lo fueron)... la misma que no iba a querer despegarse de nosotros nunca, la que ya está eligiendo próximas víctimas para ir a pasar unos días, mientras hace listas mentales de los vestidos que va a poner en la maleta y los complementos a juego para estos.
Así que parece que, por aquí, continuaremos guiándonos por nuestro instinto, seguiremos dudando, continuaremos planteándonos si lo hacemos bien o no cuando miremos nuestras ojeras en el espejo, y lo haremos mientras desmontamos teorías sin fundamento y vemos crecer en autonomía a Miss y Mister Independence.
 CON M DE MAMÁ e I de INDEPENDENCE

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