Revista Cultura y Ocio

Modelos de juvenil romántica

Por Eltiramilla

La novela juvenil romántica suele cortarse siempre, o casi siempre, por el mismo patrón. Dos modelos universales son los que han hecho las delicias de muchos y muy variados autores que han querido adentrarse en el universo de este género en particular: el caso de los amantes trágicos (Romeo y Julieta) y el caso del chico malo que se enamora de la chica buena (Grease).

Es menos común este primer caso en el que el autor decide basarse en un modelo trágico de amor juvenil. No obstante, es bueno tener contentos a los lectores de lágrima fácil que quieren, piden y luchan por novelas juveniles en las que el amor supere las fronteras de la muerte. También podrían entrar en este saco esos autores que intentan con fervor hacer creer al lector que sus protagonistas han muerto de un modo heroico para salvar a su amada. ¿Qué me decís del primer libro de la saga Delirium? ¿Y de Marca de nacimiento? Son ejemplos con protagonistas masculinos que son capaces de darlo todo por la chica a la que aman, protagonistas que no dudan en lanzarse al abismo por salvar a sus damiselas en apuros. En este mismo sentido, no podemos olvidarnos de los libros en los que, aunque no sea de un modo heroico, nos quedamos sin uno de los dos miembros que conforman una relación de pareja. Son libros trágicos, que arrancan las lágrimas más amargas de los lectores, pero que, al mismo tiempo, gustan y hacen sentir.

El segundo caso es, quizás, el más utilizado en la literatura juvenil romántica: el caso del chico caradura (o, en su defecto, superficial, desagradable, impertinente) que se enamora de la chica inocente. Títulos de este tipo los hay a puñados: Hush, hush, Besos de murciélago, Obsidian, Rubí, y un largo etcétera. Pero aquí me quiero detener y hablar, en particular, de una señora que siempre ha seguido este segundo patrón de “chico malo se enamora de chica buena”. Ella es Simone Elkeles, autora de dos series que se han editado ya en España: Química perfecta y Paradise. En todos y cada uno de los libros de estas series, Elkeles coge una coctelera, echa un chico malo, añade una chica buena e inocente, unas pizcas de sal y pimienta, remueve y voilà, sale un romance más que aceptable. En particular, en su serie Paradise, la chica se enamora de un chico que la atropelló y la dejó tirada en la carretera, un chico que no se paró a socorrerla, que prefirió salir corriendo, muerto de miedo. Caleb pasa cerca de un año en un correccional por ello, pero cuando sale y se encuentra con Maggie surge el amor. ¿Cómo dos personas tan distintas y que han pasado por una situación tan traumática pueden enamorarse? Pues sí, Simone Elkeles es capaz de eso y de mucho más, porque en la segunda parte, Retorno a Paradise, publicada hace muy poco, la autora todavía riza más el rizo, y hace que los personajes se reencuentren y tengan que luchar por poner fin a los fantasmas del accidente, superar sus traumas e intentar que una relación entre ambos tenga sentido. Esta segunda parte no tiene el gancho de la primera, no está tan elaborada y no tiene ese sentimiento que irradiaba Paradise. No obstante, Elkeles también es experta en forzar continuaciones, y supongo que no quedó satisfecha con el final de la historia de Maggie y Caleb en el primer libro; por ello nos ha regalado una segunda parte innecesaria, que empaña la historia y te borra todas esas sonrisas que te generó la primera.

Si lo pensamos bien, existen muchos otros modelos de romance en las novelas de corte juvenil, pero muchos de ellos incluyen, de un modo u otro, alguno de estos dos ingredientes mencionados. ¿Tragedia?¿Chicos malos? ¿Con cuál os quedáis vosotros?


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