La familia real, que solo aparecía en informaciones laudatorias hasta hace pocos meses, empieza a sufrir sutiles seguimientos y reproches de personas poco afines entre sí, porque entre ellos hay también algún monárquico.
Empezó todo con el noviazgo del príncipe de Asturias con Eva Sannum, que provocó un debate nacional sobre la idoneidad de la modelo noruega como posible reina de España.
Destacaban las advertencias en contra del escritor monárquico y biógrafo del Rey, José Luís de Vilallonga, frente a la aprobación militante del periódico aznarista “El Mundo”.
Y coincidían con la boda del heredero noruego y una chica avergonzada de su pasado, del que traía un hijo tenido con un traficante de drogas; también con el matrimonio del heredero holandés y la hija de un ministro de los militares torturadores argentinos, y además las historias británicas del príncipe de Gales y su amante, y la muerte de Lady Di y el suyo.
Ahora, el pasado lunes, Vilallonga escribía en el monárquico “La Vanguardia” un artículo muy crítico con la Casa Real por la construcción de la futura residencia del Príncipe de Asturias, dada la carestía de la vivienda para los jóvenes españoles, y al día siguiente, “El Mundo” dedicaba varias páginas al palacete y unas caricaturas de tesis parecida. El miércoles, 17, los comentarios eran legión.
Extraña coincidencia: en 1994 Vilallonga denunciaba en “La Vanguardia” que “El Mundo” era el vehículo de una conspiración que, oculta tras una guerra política contra Felipe González, quería derrocar a la actual Monarquía.
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