Revista Cine

Morelia 2016/IV

Publicado el 26 octubre 2016 por Diezmartinez
Morelia 2016/IV
Sin duda, la cinta mexicana en competencia más esperada en Morelia 2016 fue La región salvaje (México-Francia-Dinamarca-Noruega-Alemania-Suiza, 2016), el más reciente largometraje de Amat Escalante, claramente influido -o inspirado, si se quiere- en la cult-movie Posesión (Zulawski, 1981).La cinta inicia con la imagen de un meteorito que, luego sabremos, es el medio de transporte de un monstruo informe, tentacular, que una pareja de ancianos hippies aloja en una pequeña cabaña, aislada en alguna zona rural mexicana. Ahí, el monstruo -creado y digitalizado en Noruega, por si ocupan- le da placer sexual y sufrimiento físico -pero, ¿no habrá uno sin lo otro?- a Vero (Simone Bucio).
Lastimada por el último de sus encuentros sexuales, Vero es atendida por el afable enfermero gay Fabián (Edén Villavicencio) quien, a su vez, es uno de los vértices de un tortuoso triángulo amoroso/sexual, pues el muchacho hace el amor clandestinamente con el borracho, violento y homofóbico Ángel (Jésus Meza), casado con la hermana de Fabián, Ale (sensacional Ruth Ramos). A este triángulo de marido-mujer-cuñado entrará el monstruo en cuestión, pues su pareja de cuidadores le pide a Vero que busque a alguien más que satisfaga a este espantoso y calenturiento "ete" que, como dijera "el profeta del nopal", "a las mujeres somete".¿Un triángulo amoroso/sexual que se convierte en polígono cuando aparece un monstruo alienígena con tentáculos fálicos? ¿Pues qué cochinadas fuma Escalante? Lo que sea que fume, que se las pase al resto de los cineastas en competencia en Morelia 2016 -con un par de excepciones, claro-, pues el Mejor Director en Cannes 2013 (con Heli/2013) y en Venecia 2015 (con esta cinta, precisamente) no teme caer en el ridículo. Y lo mejor: no cae en él.El riesgo corrido es mayúsculo. Por un lado, Escalante explora los terrenos genéricos del horror y la ciencia ficción con un implacable Alien (Scott y otros/1979-?) que también busca víctimas, pero para otra cosa. Por el otro, el cineasta no renuncia, en ningún momento, a hacer un comentario sobre el México en el que vivimos, un país homofóbico, machista, hipócrita y, qué remedio, violento. Los cadáveres se apiñan y se abandonan por ahí, sabiendo que uno o dos muertitos más a nadie le importan, sean causados por el narco o por un monstruo alienígena.El eslabón débil de Escalante sigue siendo su dirección de actores: mientras Ruth Ramos está espléndida -¡esa escena en la que espera, ansiosa, que el alien se le acerque!-, otros intérpretes no están igual de sólidos, especialmente Jesús Meza que, en el papel del patético marido homofóbico y gay, no está a la altura de lo que la película lo exige. En todo caso, se trata de una objeción mínima para una cinta genuinamente propositiva, arriesgada y, sobre todo, bien lograda. ¿Qué hará a continuación Escalante? Ánimas que ahora explore otro género... ¿qué tal un musical?

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