Revista Ciencia

Motores de la industria

Publicado el 19 septiembre 2011 por Pedrosanzmarcos

Si con el A350 Airbus respondió a Boeing por su lanzamiento del B787, ahora cambian las tornas y ha sido Boeing quien ha salido a la estela del A320neo, con su B737 MAX. Para algunos es tarde, para otros, inútil. Lo mismo dicen unos de los otros en ambos casos.

Motores de la industria

Aunque puede ser interesante, a la par que entretenido, seguir de cerca la batalla comercial entre ambos fabricantes, más interesante es aún comprobar que cada decisión que toman cada uno de estos gigantes configura de alguna manera el mercado de la aviación comercial, dado que suman más del 80% de las ventas.

En este caso, el mensaje de los fabricantes sobre los aviones de pasillo único es claro: no hay presupuesto ni mercado para un nuevo desarrollo. Y parece que las aerolíneas o bien les dan la razón o acatan sin más: a Airbus con más de 1.000 pedidos del A320neo, y a Boeing con casi 500 (si es que no los superan ya) del 737MAX. La lectura en contrario podría ser parecida: las aerolíneas no tienen dinero para afrontar un nuevo desarrollo, ni tiempo que perder para comenzar a ahorrar costes.

Otro mensaje a percibir claramente es que, como ya ocurriera en el pasado de esta industria, los fabricantes y desarrolladores de motores tienen, de algún modo, la sartén por el mango. Tanto en el caso del A320 (neo significa New Engine Option) como en el del 737MAX, la clave de las mejoras es el ahorro en consumo de combustible. Si bien es cierto que ambas plataformas aerodinámicas sufren cambios en pro de una mejor eficiencia, la base de diseño de ambos aviones es prácticamente la misma, y es el motor el que más aporta a la mejora de eficiencia.

Esto no es algo nuevo en la industria aeronáutica. Los primeros motores a reacción, de aparición en los años 40, y su extensivo uso comercial en los 50 supusieron una de las primeras grandes revoluciones de la aviación comercial, en una época en la prácticamente no se conocían las alianzas industriales ni las cadenas de suministro organizadas (en este sector).

Y a este respecto volvieron a ser los fabricantes de motores los que lideraron la tendencia de la industria. Siendo el motor el componente más caro y más intensivo en desarrollo del avión, en los 60 y 70 los fabricantes de motores fueron los pioneros en entender que la industria nunca avanzaría sin la creación de alianzas empresariales (valga como ejemplo Turbo Union, la unión de Rolls Royce, MTU y Avio SpA que se creó en 1969, anteriormente a la alianza de Airbus de 1971). Luego les siguieron CFM  (Snecma + General Electric, 1974) y IAE (en los 80).

Hoy, en una situación de crisis demandante de soluciones rápidas de alta eficiencia, los fabricantes de motores vuelven a la palestra. ¿Serán ellos, y no los integradores como Airbus y Boeing, quienes realmente terminen decidiendo el futuro de esta industria?


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