Revista América Latina

Mr. Robot y el Complejo del Mesías

Publicado el 02 marzo 2017 por Apgrafic
Mr. Robot y el Complejo del MesíasMr. Robot © NBC Universal

Lo amo.” (Tyrell refiriéndose a Elliot); “Yo también.” (Ángela) Mr. Robot, Capítulo 12, 2a Temporada

Mr. Robot apareció hace un par de años y rápidamente se volvió uno de los programas más populares de la televisión. Cuenta la historia de Elliot, también conocido como Mr. Robot, que al estar harto del sistema político y económico actual, empieza un pequeño grupo revolucionario de activistas hackers, llamado fsociaty. Sus planes funcionan mucho mejor de lo que pensaban y terminan generando una crisis financiara y sus miembros, los más conocidos en todo caso, se vuelven héroes.

Para esto, Elliot lleva una doble vida: de día trabaja en una empresa de seguridad cibernética, y el resto de tiempo, cuando no está alimentando su adicción a la morfina, planea como tirar abajo el sistema financiero. Al principio, su pequeño grupo de hackers activistas no es tan conocido y tiene que lidiar con el problema de enemistades internas. Pero, poco a poco, por sus actos y anunciados, el público les empieza ver como una fuerza liberadora. No solo porque plantean un escape del sistema actual, sino porque diseñan una innovadora filosofía, donde todo es más espontaneo y versátil.

Lo más sorprendente de esto es que el que formó y hasta cierta forma lidera este pequeño grupo es una persona que muchos psiquiatras recomendarían internar. Elliot no ve todo como lo ven las otras personas, pero el espectador ve las cosas como las ve Elliot. De hecho, disocia, no tanto para escapar, sino para replantear. El mundo es demasiado cruel para él, entonces encuentra una forma para significar las cosas de tal manera que pueda seguir adelante. Por ejemplo: cambia el nombre de una empresa cliente (encargados la bancaria y el débito) de E-corp por Evil corp.

Mr. Robot y el Complejo del Mesías

Es así que vemos el mundo como lo ve Elliot, que muchas veces termina siendo un rompecabezas que no tiene del todo sentido hasta que hacemos el trabajo mental de unir sus piezas. No es tanto que Elliot nos mienta, ni que se mienta a sí mismo, sino que construye otra realidad ajena a la real. Más allá de eso, todos quedan bajo lo que Elliot ya esquematizó y lo aceptan, no porque Elliot es una especie de brujo con poderes mágicos, sino porque lo que hace es justo y necesario para que la sociedad y sus partes sigan sobreviviendo.

La fuerza movilizadora
No solo ven a Elliot como a un rebelde sino también como a un liberador. Él les promete no solo la posibilidad de seguir existiendo, sino un medio por lo cual hacerlo y la exigencia de una vida mejor. Por esto lo toman como héroe, cuando no es del todo un héroe, sino una fuerza movilizadora, a la que lo único que le importa es sobrevivir. Y ya que Elliot reconoce la sociedad en decadencia –y se reconoce como parte integrada en ella– hace todo para cambiarla.

Y ahí viene la trampa que Elliot se puso a sí mismo. Como era obvio que tenía que hacer cosas terribles para lograr su cometido, creó a Mr. Robot. Tal personaje no solo sirve para atraer a las masas, sino da el derecho a Elliot para disociarse de sus propias acciones. Por esto se olvida tantas veces de las acciones del Mr. Robot en sus momentos más críticos. Hasta construye él mismo una puesta en escena, donde intenta hacer todo para que sus planes fracasen. Esto es los más perverso del plan de Elliot/Mr. Robot, porque al asegurarse de que puede cambiar las cosas, él mismo se censura.

Es su propia apatía que lo hace negar sus deseos para cambiar el mundo y es el hecho que planificó hasta el último detalle todas las contingencias –esto incluye hasta propia deserción–, lo cual permite que el objetivo de Elliot/Mr. Robot sigua en pie.

Lo cual pone a Elliot/Mr. Robot en una situación extraña, porque a la vez de ser espectador es actor y director al mismo tiempo.  Él ve las acciones de Mr. Robot al mismo tiempo de procrearlas. Y así ocurre algo extraño: así como Superman en el análisis de Tarantino, Elliot es su ego alternativo. El yo de los dos reside en Mr. Robot no tanto en Elliot. Ya que este último no hace mucho más que quejarse y corretear por toda la ciudad buscando una manera de detener lo imparable. Es el Mr. Robot que va por el objeto del deseo, por lo tanto es el único que realmente existe. Elliot, en cambio, está preguntándose a cada rato si debería existir o no, llevándolo a la constante no acción.

Lo más trágico de todo esto es que las mismas partes del ingenioso plan de Mr. Robot –integrantes de fsociaty y otros– declaran su amor por Elliot, pero tal amor es imposibilitado. Ya que niegan al personaje asustadizo que realmente es, y lo toman como una especie de ficha ajedrez, lo cual de debe ser jugado o descartado en su debido momento. Así Tyrell justifica disparar a Elliot/Mr. Robot y de ahí declarar su amor eterno. Lo toman siempre como medio y nunca como fin, ya que se ha vuelto un instrumento y al ser un instrumento la relación con los demás se ha deshumanizado. No tanto por que los otros quieren, sino porque se ha vuelto un mito; y los mitos siempre son tratados con cierta distancia.

Así se justifica tirar a las fuerzas movilizadoras a la leña una vez que todo se dicho y se hecho. Se vuelven una especie de chivo expiatorio, ya que alguien debe pagar por las acciones terribles que han sido cometidas en todo el proceso. Ellos son culpados y condenados sin muchas preguntas. Y lo que es peor aún: personas como Philip Price (dueño de Evil Corp), personas que son partícipes activos en la crisis, son perdonadas, cuando ellos son los que comenten los peores crímenes, dando la posibilidad y el escenario para que la situación se repita otra vez. Casi como un juego medio idiota, la sociedad condena al que los salva y salva al que los condena. Y otra vez sin darse cuenta cae en lo mismo una y otra vez. 


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