Revista Espiritualidad

Mujeres que corren con los Lobos VIII

Por Ktikaa @XKRedes
Mujeres que corren con los Lobos VIII
 ... Ya que tengo algún tiempo para volver a abrir este libro que me encanta y voy leyendo por segunda vez, dándole la oportunidad a leer una copia que me encontré  por internet el libro original se ha vuelto de consulta reposa a diario en la mesita de noche... 
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Casi todas las depresiones, los tedios y las erráticas confusiones de una
mujer se deben a una vida del alma fuertemente limitada en la que la innovación,
los impulsos y la creación están restringidos o prohibidos. La fuerza creativa confiere
a las mujeres un enorme impulso que las induce a actuar. No podemos pasar
por alto la existencia de los numerosos robos e incapacitaciones del talento de
las mujeres que se producen por medio de las restricciones y los castigos que la
cultura impone a sus instintos naturales y salvajes.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Cuando una mujer lleva demasiado tiempo lejos de casa, cada vez se siente menos capaz de avanzar por la vida. En lugar de tirar de un
arnés elegido por ella misma, cuelga del que le han impuesto. Está tan exhausta y aturdida que pasa cansinamente por delante del lugar en el que podría hallar alivio y consuelo. La camada muerta está integrada por ideas, tareas y exigencias que no dan resultado, carecen de vida y no le aportan ninguna vida.
Pese a lo cual, las mujeres siguen con sus rutinas cotidianas, miran con expresión sumisa, sonríen con afectación y se comportan como si se sintieran culpables. "Sí, sí, ya lo sé —dicen—. Tendría que hacerlo, pero, pero, pero ... " Los"peros" de sus frases son la señal de que han permanecido demasiado tiempo en el mundo exterior.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
¿Qué es el ansia de hogar? Es el instinto de volver, de ir al lugar recordado.
Es la capacidad de encontrar tanto de día como de noche el propio hogar. Todas sabemos cómo regresar a casa. Por mucho tiempo que haya transcurrido, sabemos encontrar el camino. Caminamos de noche cruzando tierras extrañas y tribus desconocidas sin ningún mapa, preguntando a los viejos personajes que encontramos
por el camino: "¿ Por dónde se va?"
La respuesta exacta a la pregunta "¿ Dónde está el hogar?" es más complicada, pero se trata en cierto modo de un lugar interior, de un lugar del tiempo más que del espacio, en el que una mujer se siente entera. El hogar está allí donde un pensamiento o un sentimiento se puede conservar sin que se interrumpa o nos sea arrebatado porque otra cosa exige nuestro tiempo y nuestra atención.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Mi experiencia en el análisis de las mujeres me lleva a pensar que buena parte de los trastornos premenstruales de las mujeres modernas no es sólo un síndrome físico sino también una consecuencia de su necesidad insatisfecha de dedicar el tiempo suficiente a revitalizarse y renovarse.

¿Cómo se evoca el alma? Hay muchas maneras: por medio de la meditación o con los ritmos de la carrera, el tambor, el canto, la escritura, la composición musical, las visiones hermosas, la plegaria, la contemplación, el rito y los rituales, el silencio e incluso los estados de ánimo y las ideas que nos fascinan. Todas estas cosas son llamadas psíquicas que hacen salir el alma de su morada.


Mujeres que corren con los Lobos VIII
Hace unos años, cuando empecé a narrar "cuentos de la diosa obscena", las mujeres sonreían y después se reían al oír los relatos de las hazañas de las mujeres, tanto reales como mitológicas, que utilizaban su sexualidad y su sensualidad para conseguir un objetivo, aliviar una pena o provocar la risa, y, por este medio, enderezar algo que se había torcido en la psique. También me llamó
la atención la forma en que las mujeres se aproximaban al umbral de la risa cuando se hablaba de estas cuestiones. Primero tenían que apartar a un lado todas las enseñanzas recibidas, según las cuales reírse de aquella manera no era propio de una señora.
Y yo comprobaba que el hecho de ser una señora en una situación apropiada ahogaba a una mujer en lugar de ayudarla a respirar. Para saber reír hay que poder exhalar el aire e inspirar en rápida sucesión. Sabemos por la quinesiología y otras terapias corporales como el Hakomi que el hecho de inspirar nos hace experimentar
sensaciones y que, cuando no queremos sentir nada, contenemos la
respiración.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
En lo sagrado, lo obsceno y lo sexual siempre hay una risa salvaje esperando, un breve paso de silenciosa risa, o de desagradable risa de bruja, o un jadeo que es una carcajada, o una risa salvaje y animal, o un gorjeo que es como un recorrido por la escala musical. La risa es la cara oculta de la sexualidad de las mujeres; tiene carácter físico, es elemental, apasionada, revitalizadora y, por consiguiente,
excitante. Es una especie de momentánea sexualidad de la alegría, un verdadero amor sensual que vuela libremente, vive, muere y renace por obra de su propia energía. Es sagrado porque es curativo. Es sensual porque despierta el cuerpo y las emociones. Es sexual porque resulta excitante y provoca oleadas de placer. No es unidimensional, pues la risa es algo que una persona comparte
consigo misma y con muchas otras personas. Es la sexualidad más salvaje de la mujer.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Bajo la tutela de la Mujer Salvaje recuperamos lo antiguo, lo intuitivo y lo apasionado. Cuando nuestras vidas son un reflejo de la suya, nuestra conducta es coherente. Terminamos las cosas o aprendemos a hacerlo en caso de que todavía no sepamos cómo. Damos los pasos necesarios para manifestar nuestras ideas al mundo. Recuperamos la concentración cuando la perdemos, cuidamos los ritmos personales, nos acercamos más a los amigos y los compañeros que están de acuerdo con los ritmos salvajes e integrales. 
Mujeres que corren con los Lobos VIIIElegimos relaciones que alimentan nuestra vida creativa e instintiva. Nos inclinamos para alimentar a los demás. Y estamos dispuestas, en caso necesario, a enseñar a nuestras parejas receptivas lo que son los ritmos salvajes.
Pero este arte tiene otra faceta que consiste en saber afrontar algo que sólo puede llamarse la cólera femenina. Es necesario liberar esta furia. En cuanto las mujeres recuerdan los orígenes de su cólera, piensan que jamás podrán dejar de rechinar los dientes. Pero, paradójicamente, también experimentamos el vehemente deseo de dispersar nuestra cólera y acabar con ella.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Una mujer recuerda que puede ser violenta y generosa a la vez. La cólera no es como un cálculo renal que, si uno tiene paciencia para esperar, se elimina. De ninguna manera. Hay que emprender una acción inmediata. Entonces se eliminará y habrá más creación en la vida de la mujer.
La justa cólera
El hecho de ofrecer la otra mejilla, es decir, de guardar silencio en presencia
de la injusticia o de los malos tratos, se tiene que sopesar cuidadosamente.
Una cosa es utilizar la resistencia pasiva como herramienta política tal como Gandhi enseñó a hacer a las masas, y otra muy distinta que se anime u obligue a las mujeres a guardar silencio para poder sobrevivir a una situación insoportable de corrupción o de injusto poder en la familia, la comunidad o el mundo. Las mujeres sufren la amputación de la naturaleza salvaje y su silencio no obedece a la serenidad sino que es una enorme defensa para evitar unos daños. Se equivocan quienes piensan que el hecho de que una mujer guarde silencio significa siempre que ésta aprueba la vida tal como es.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Los descansosHemos visto por tanto que nuestro propósito es convertir la rabia en un fuego que cocina cosas y no en el fuego de una conflagración. Hemos visto también que la tarea de la cólera no se puede completar sin el ritual del perdón.
Hemos dicho que la cólera de las mujeres deriva a menudo de la situación de su familia originaría, de la cultura que la rodea y, a veces, de un trauma sufrido en la edad adulta. Sin embargo, cualquiera que sea la fuente de la cólera, algo tiene que ocurrir para que la mujer la identifique, la bendiga, la reprima y la libere.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Hay un momento en nuestra vida, por regla general al llegar a la mediana
edad, en que una mujer tiene que tomar una decisión, posiblemente la decisión
psíquica más importante de su vida futura, y es la de sentirse amargada o no.
Las mujeres han muerto mil muertes antes de cumplir los veinte años. Han
ido en esta dirección y en aquella y se han quedado aisladas. Han tenido sueños
y esperanzas que también se han truncado. Cualquier mujer que diga lo contrario
es que está todavía dormida. Todo eso justifica la existencia de los descansos.
Hacer descansos significa echar un vistazo a la propia vida y marcar los lugares donde se han producido las muertes chiquitas y las muertes grandotas. Me gusta trazar el itinerario de la vida de una mujer en una gran hoja de papel de estraza de color blanco y señalar con una cruz los lugares del gráfico, empezando por su infancia hasta llegar al presente en el que han muerto distintos fragmentos
y piezas de su yo y de su vida.
Señalamos el lugar donde estaban las carreteras que no se tomaron, los
caminos interrumpidos, las emboscadas, las traiciones y las muertes. Coloco una
crucecita en los lugares del itinerario cuya desaparición se hubiera tenido que
llorar o aún ha de llorarse. Y después escribo al fondo la palabra "olvidado" en
referencia a las cosas que la mujer intuye, pero todavía no han aflorado a la superficie.
También escribo "perdonado" en referencia a las cosas que la mujer ha
liberado en buena parte.
A continuación, la invito a hacer descansos, a sentarse con el itinerario de
su vida y a preguntarse "¿Dónde están las cruces? ¿Dónde están los lugares que
hay que recordar, los que hay que bendecir?". Todos ellos tienen unos significados
que se han incorporado a su vida actual. Hay que recordarlos, pero hay que
olvidarlos al mismo tiempo. Para eso hace falta tiempo. Y paciencia.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
La de los descansos es una práctica conciente que
honra a los muertos huérfanos de la psique, se compadece de ellos y les da finalmente
sepultura.
Debemos ser amables con nosotras mismas y dar descanso a los aspectos de nuestra persona que se dirigían a algún lugar pero jamás llegaron a él. Los descansos marcan el lugar de la muerte, los momentos oscuros, pero son también billetes amorosos para el propio sufrimiento. Son transformativos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de clavar las cosas en la tierra para que no nos sigan dondequiera que vayamos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de enterrarlas.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Las mujeres (y los hombres) tienden a dar por terminados los acontecimientos pasados diciendo "Yo/él/ella/ellos hicieron todo lo que pudieron". Pero el hecho de decir "hicieron lo que pudieron" no equivale a perdonar. Aunque fuera cierta, esta perentoria afirmación excluye la posibilidad de sanar. Es algo así como aplicar un torniquete por encima de una profunda herida. Dejar el torniquete
más allá de un determinado período de tiempo provoca gangrena por falta de circulación.
El hecho de reprimir la cólera y el dolor no sirve de nada.
Si el instinto de una mujer ha resultado herido, ésta se enfrenta con varios retos relacionados con la cólera. En primer lugar, suele tener dificultades para reconocer la intrusión; tarda en percatarse de las violaciones territoriales y no percibe su propia cólera hasta que ésta se le echa encima.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
La cólera colectivaLa cólera o la rabia colectiva es también una función natural. Existe el fenómeno de la lesión de grupo, el dolor de grupo. Las mujeres que adquieren conciencia social, política o cultural descubren a menudo la necesidad de enfrentarse con la cólera colectiva que una y otra vez les recorre el cuerpo.
Desde un punto de vista psíquico es saludable que las mujeres experimenten semejante cólera. Y es psíquicamente saludable que utilicen esta cólera derivada de la injusticia para buscar los medios capaces de producir el cambio necesario.
Pero no es psicológicamente saludable neutralizar la cólera con el fin de no sentir nada y, por consiguiente, no exigir la evolución y el cambio.
Cuando una mujer tiene dificultades para dar rienda suelta a la cólera o la rabia, ello suele deberse a que utiliza la cólera para fortalecerse. Y, si bien tal cosa pudo haber sido oportuna al principio, más tarde la mujer tiene que andarse con cuidado, pues una cólera permanente es un fuego que acaba quemando su energía primaria. La persistencia en dicho estado es algo así como pasar vertiginosamente por la vida y tratar de vivir una existencia equilibrada pisando el acelerador hasta el fondo.
Mujeres que corren con los Lobos VIIISin embargo, el ardor de la cólera no se tiene que considerar un sucedáneo de una vida apasionada. No se trata de la vida en su plenitud; es una actitud defensiva que cuesta mucho mantener cuando esa actitud ya no es necesaria para protegerse. Al cabo de algún tiempo, la cólera arde hasta alcanzar unas temperaturas extremadamente altas, contamina nuestras ideas con su negro humo y obstruye otras maneras de ver y comprender.
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Las cuatro fases del perdón1. Apartarse — Dejar correr2. Tolerar — Abstenerse de castigar3. Olvidar — Arrancar del recuerdo, no pensar4. Perdonar — Dar por pagada la deudaMujeres que corren con los Lobos VIIIAPARTARSEPara poder empezar a perdonar es bueno apartarse durante algún tiempo, es decir, dejar de pensar durante algún tiempo en aquella persona o acontecimiento.Eso no significa dejar algo por hacer sino más bien tomarse unas vacaciones.Eso evita que nos agotemos y nos permite fortalecernos de otra manera y disfrutar de otras felicidades en nuestra vida.Mujeres que corren con los Lobos VIIITOLERARLa segunda fase es la de la tolerancia, entendida en el sentido de abstenerse de castigar; de no pensar ni hacer ni poco ni mucho. Resulta extremadamente útil practicar esta clase de refrenamiento, pues con ello se condensa la cuestiónen un lugar determinado y ésta no se derrama por todas partes. De esta manera, la mujer puede concentrarse en el momento en que empezará a pasar a la siguiente fase. Eso no significa quedarse ciega o muerta y perder la vigilancia defensiva.Significa contemplar la situación con una cierta benevolencia y ver cuál es el resultado.Tolerar quiere decir tener paciencia, soportar, canalizar la emoción.Mujeres que corren con los Lobos VIIIOLVIDAROlvidar significa arrancar de la memoria, negarse a pensar; en otras palabras, soltar, aflojar la presa, sobre todo de la memoria. Olvidar no significa comportarse como si el cerebro hubiera muerto. El olvido conciente equivale a soltar el acontecimiento, no insistir en que éste se mantenga en primer plano sino dejar más bien que abandone el escenario y se retire a un segundo plano.PERDONAR
Mujeres que corren con los Lobos VIII
Hay muchos medios y maneras de perdonar una ofensa a una persona, una comunidad o una nación. Conviene recordar que el perdón "definitivo" no es una rendición. Es una decisión conciente de dejar de guardar rencor, lo cual significa perdonar una deuda y abandonar la determinación de tomar represalias. Tú eres la que tiene que decidir cuándo perdonar y qué ritual se deberá utilizar para celebrar el acontecimiento. Tú decides qué deuda no se tiene que seguir pagando.¿Cómo sabe la mujer si ha perdonado o no? En caso afirmativo, tiende a compadecerse de la circunstancia en lugar de sentir cólera, tiende a compadecerse de la persona en lugar de estar enojada con ella. Tiende a olvidar lo que tenía que decir al respecto. Comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. Prefiere permanecer al margen. No espera nada. No quiere nada. Ningún estrecho lazoalrededor de los tobillos tira de ella desde lejos para arrastrarla hacia acá. Es libre de ir a donde quiera. Puede que la cosa no termine con un "vivieron felices y comieron perdices", pero a partir de ahora estará esperándola con toda certeza un nuevo "Había una vez".Mujeres que corren con los Lobos VIIITextos extraídos del libro "Mujeres que corren con los lobos"de Clarissa Pinkola Estés 

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog