Desde la irrupción de Arctic Monkeys pocas bandas inglesas había conseguido una consagración tan fulminante e unánime como Mumford & Sons. La historia de esta banda londinense resulta tan peculiar como sorprendente.
El 15 de febrero Inglaterra coronaba a la banda con el Brit Award a Mejor disco del año por su trabajo debut, ‘Sigh no more’. Cuatro días antes se habían lucido en los Grammy, donde eran candidatos a Artista debutante, con una magistral actuación junto a Bob Dylan, el propio Dylan se encargo de coronarles al nombrarles como una de sus bandas favoritas. Un mes excitante repleto de premios, retos y esperanza de cara al futuro, apenas tres años antes eran unos desconocidos que intentaban hacerse un hueco haciendo folk de influencia estadounidense en el Londres de hoy en día.
Ahora el grupo liderado por Marcus Mumford planea regresar al estudio mientras cierra noches en todos los grandes festivales europeos. La banda comenzó su andadura como el típico grupo de amigos que hacen música. Era el verano de 2007 y Marcus se sentaba a escribir sus primeras canciones. Las canciones fueron creciendo, rodando, conociendo locales y público. Cuando llegó la hora de entrar al estudio el prestigioso productor Markus Dravs les tenía fichado. Dravs venía de trabajar con Arcade Fire, Björk y The Maccabees y les dio una premisa clara. “Quería que trabajásemos en los momentos más melancólicos y de júbilo de nuestras canciones y hacerlas más evocativas”, explica Ben en la página web del grupo. Dicho y hecho. En 2010 vendieron cerca de dos millones de discos, entrando entre las veinte bandas más comerciales de Reino Unido. Ya están coronados y en julio visitaran el FIB.
ALFONSO CARDENAL
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