Y empiezo con la maravillosa adaptación The Giver (2014), basado en el best-seller de Lois Lowry y dirigido por Phillip Noyce, ante quien me quito el sombrero por esta increíble película.Sí, no negaré que recelaba mucho de esta cinta, pues el poco material promocional que había visto no me auguraba nada nuevo, empezando por actores que pesaban más por su nombre que por su arte, pero tras verla solo os puedo constatar que me ha dejado con mil sentimientos desbordando y hasta la piel de gallina por su magistral producción.The Giver ha sido un visionado magistral, más que fiel al libro, con páginas plasmadas en fotogramas con un rigor hasta escrupuloso que hace que deseches tu propia imaginación al no encontrar nada más perfecto. Noyce ha conseguido una fotografía sublime enseñándonos un mundo carente de color, donde inconscientemente el propio espectador olvida la magia del simple color de una manzana, y gracias a Jonás, interpretado un irreconocible Brenton Thwaites en un papel entre estoico y pueril, descubrimos la grandeza del mundo, repleto de colores, luces y sentimientos. A él le añadimos un elenco de renombre, flanqueado por Jeff Bridges y Meryl Streep, que nos hacen recordar todo lo horrible del mundo y lo bonito que sería olvidarlo, pero lo importante que es que podamos sentir dolor para sentir el amor.Desde luego, es ya una de mis mejores películas del año. Me emocioné, saboreé cada descubrimiento de Jonás como la primera vez que leí la novela y hasta lloré con el desenlace, y si bien hay un par de escenas y elementos cambiados para imprimirle un poco de acción, me ha llegado al corazón. The Giver es increíble, hipnótica y perfecta.
Mirad el tráiler completo de The Giver
Sigamos con visionados que me han dejado muy satisfecha, como la española La cueva (2012), que casi estuve a punto de no ver tras un par de críticas nefastas, pero siempre hay que fiarse de los instintos de una misma.Aun con actores desconocidos y una media hora de presentación un tanto prescindible, lo mejor de La cueva es su verosimilitud con la realidad: un grupo de necios que acaban perdidos dentro de una cueva y deben pagar las consecuencias. Rodada con el ya aborrecible found footage, es una cinta que cobra personalidad a medida que avanzan las horas y crece el pánico. Los personajes no cuentan con ninguna fortaleza ni discurso envalentonado, tardando poco en ceder a los instintos; la cueva parece estrecharse y la oscuridad nos acaba agobiando a nosotros mismos. Personalmente, crea una sensación de claustrofobia muy real y te obliga a buscar la salida mientras piensas qué será de los personajes. Desde luego, una historia interesante e inteligente dentro del género, pues se hace agobiante y anhelas la luz, y cuando llega el momento del desenlace, quedas satisfecho con un final un tanto agridulce, pero lógico dentro de los parámetros. Desde luego, la recomiendo. 
Cogida de la mano viene Así en la tierra como en el infierno (As above, so below, 2014), también dentro del género de terror y grabada cámara ene mano. En esta ocasión, bajamos a las malditas catacumbas de París para descubrir pasadizos secretos y llegar al mismo infierno. Aunque algunas críticas la ponen más de suspense que terror, para mí ha sido una sugerente mezcla de ingredientes donde podíamos saber lo que habitaba debajo de nosotros al mismo tiempo que aprendíamos historia, pues siempre se agradece cuando un personaje es inteligente y está preparado para la acción.Las localizaciones de París son magistrales y las catacumbas, simplemente, quitan el hipo y la valentía a cualquiera. Recorrer sus pasillos mientras los personajes espantan sus propios fantasmas crea una sensación más que real de malestar, algo que va acrecentándose hasta que nos obliga a permanecer bien erguidos en la silla, a la espera de una solución. Aunque un par de escenas finales le restan credibilidad porque quieren imprimirle cierto aire heroico a los actores, cuando hubiera sido más acertado dejarles ser débiles, hay que reconocer que le aportan el frenesí necesario para acabar de agobiar al espectador Y cuando llegamos al desenlace de infarto, deja una más que buena sensación de satisfacción. 
Pasamos ahora al género de terror paranormal, pues Líbranos del mal (Deliver us from Evil, 2014) ha sido otro de mis visionados, que pese a no haberme asustado, me ha mantenido bien atenta a la pantalla.Suelo rehuir de cualquier película que esté basada en hechos reales, porque ya sabemos hasta qué punto hacen caso de la realidad, pero tras leer una entrevista de Eric Bana, nuestro protagonista, donde aseguraba haber entablado conversación con el policía al que encarnaba y hasta haber oído las susodichas grabaciones demoníacas, despertó mi curiosidad. Y vaya si ha sido una historia entretenida. Aunque no nos enseñe nada nuevo, pues es un ente malévolo que se divierte moviendo muebles, creando sombras y secuestrando al alma pura de turno, sí que he agradecido que el personaje, como agente que es, se moviera e investigara sin cesar, lo que en más de una ocasión me ha hecho sentir que estaba ante un capítulo descartado de Sobrenatural. La mezcla de thriller con terror es correcta y más que acertada, haciendo que puedas disfrutar de ella tanto si te gustan ambos géneros como ninguno; mientras el protagonista lidia contra un sacerdote y un poseído, debe buscar las piezas que faltan a este puzle inimaginable, y las dosis de lo paranormal están bien argumentadas y te hacen vibrar por dentro. Desde luego, este trabajo de Scott Derrickson ha sido mucho mejor, a mi parecer, que su fatal Sinister (2012).
No puedo ofrecer las mismas alabanzas con Annabelle (2014), que tras la increíble campaña de promoción y hasta un par de vídeos virales sobre una broma más que pesada, mi veredicto tras verla es que más aburrida, estúpida y predecible no puede ser.Esperaba que nos contaran con calma y detalle el prólogo de Expediente Warren, con el encuentro de lo Warren con la muñeca y toda su documentación pertinente, pero simplemente han echado mano de la imaginación y de la poca información anterior que existe hasta la fecha. Así, estamos ante otra tópica y repetitiva historia paranormal donde los personajes pecan de energúmenos y chocan siempre con el mismo muro. Primero dudan reiteradamente de que estén siendo acosados por un fantasma, aunque éste les lance por los aires, les queme la casa o hasta intente robarles al bebé, para luego estar siempre lloriqueando y huyendo de algo que podrían haber evitado con raciocinio y respeto.Si la historia ya de por sí está mal masticada, le añadimos la poca sesera del montaje: Iluminación inexistente para darle un toque lúgubre, sustos más ensordecedores que efectivos y la constancia de que esa muñeca por sí sola destila maldad con su mirada, han hecho de Annabelle una película mediocre que me hace pensar seriamente por qué infunde pánico algo tan pagado de sustos baratos y previsibles a los espectadores.
Y termino con otra adaptación literaria, la de Perdida (Gone Girl, 2014), dirigida por David Fichner y con la presencia de la propia autora, Gillian Fllynn, en el guión, lo que se hace más que evidente en la cinta y nos otorga el degustar una historia bien narrada y llevada. El libro no fue impactnte ni novedoso para alguien que se ha criado con los grandes detectives de la época, pero sí que me hizo cavilar mucho sobre las relaciones personales y la parte de maldad que cultivamos todos a lo largo de la vida. Todos estos matices han quedado plasmados en una escrupulosidad casi perversa, hasta monstruosa, donde unos increíbles a la par que desconcertantes Ben Affleck y Rosamund Pike nos explican lo que es el romance de su vida. Perdida es una gran obra más que fascinante e hipnótica, dividida en las horas que comprenden la desaparición de la esposa y alternada siempre con recuerdos de la feliz pareja; el presente, la rabiosa investigación de los policías a la par que los carroñeros de los periodistas nos hace pensar constantemente qué nos ocultan los personajes, especialmente Affleck, que con un papel totalmente plano y carente de expresión borda a Nick en su desconcierto. Además, Perdida es una trama de sorpresas y giros, y nos provoca con cada nueva revelación para intentar siempre dejarnos con la boca abierta. Pero sin duda, aunque es detallada y posee una narración esmerada y paciente, esta cinta no sería lo que es sin los actores, sin sus interpretaciones, que son los que aportan la vida a la historia. Desde luego, sin Pike, sin su camaleónico personaje y sus miradas repletas de intenciones, Perdida no sería lo que es: una gran adaptación.
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