Revista Cultura y Ocio

Muñequitas argentinas

Publicado el 23 junio 2017 por María Bertoni
Muñequitas argentinasEl documental de Aiello se estrenó ayer en el cine Gaumont.

“Textual” repite sistemáticamente Osvaldo Bayer antes de leer fragmentos de documentación oficial, artículos periodísticos, libros que conforman el material que Mariano Aiello utilizó para elaborar el guión de Martínez de Hoz. El documental que se estrenó ayer en el Gaumont, y desembarca hoy en el Malba, hilvana con precisión archivos gráficos, televisivos, fílmicos y testimonios de especialistas en materia económica, política, jurídica. Acaso para atenuar la amargura que provoca este retrato familiar y nacional, y/o para facilitar la asimilación de tanto dato duro, el realizador agregó pequeñas porciones de ficción con un toque de humor.

En el Palacio de Tribunales transcurre el inicio de esta película concebida en circunstancias únicas: el juicio que dos nietos del ministro de Economía de la dictadura iniciaron en 2011 contra Aiello, Bayer y Felipe Pigna por un documental anterior. Ese escenario resulta propicio para empezar a contar la historia de aquel pleito cuya acusación (Awka Liwen miente y agravia), doble objetivo (interrumpir la difusión del largo y obtener una reparación económica) y duración (cinco años) dan cuenta del tipo de poder que los Martínez de Hoz están acostumbrados a ejercer desde la época colonial.

Aiello parece recrear la dinámica de las colecciones de mamushkas. La sintesis de Awka Liwen aloja en sus entrañas las desventuras del juicio, que alojan la historia de la familia patricia, que aloja la historia de nuestra oligarquía, que aloja la historia de la fundación de nuestro Estado moderno, que aloja una aproximación gramsciana a la Historia de la Argentina.

A cargo del rol protagónico, Bayer abre y expone esas muñequitas bien argentinas. Detrás de cámara, Aiello enriquece la narración central con fotos y filmaciones hogareñas de los Martínez de Hoz, capturas de documentos oficiales y periodísticos, propaganda televisiva de la dictadura de 1976, entrevistas a los especialistas en Economía Aldo Ferrer, Eduardo Basualdo, Carlos Heller, Alfredo Zaiat, a los juristas Raúl Zaffaroni y Ulrich Preuß, al dirigente sindical Victorio Paulón, a los funcionarios de la administración kirchnerista Martín Sabbatella y Luis Hipólito Alen, al eurodiputado y revolucionario del Mayo Francés, Daniel Cohn-Bendit.

Los antepasados de la familia ilustre aparecen retratados a partir de filmaciones y fotos tomadas en el ámbito de la vida privada (imágenes inéditas para la mayoría de los argentinos), y de viejas coberturas periodísticas. Los descendientes contemporáneos, a través de extractos de los argumentos vertidos en la demanda de 2011 y de una –tan breve como elocuente– transmisión televisiva de una audiencia entre las partes.

En términos narrativos, Don Osvaldo no interactúa pero sí comparte protagonismo con, por un lado, un joven sin techo que junta botellas vacías en las calles de Berlín y, por otro lado, dos peones de campo a bordo de un anacrónico ¿Ami 8?. El seguimiento del cartonero en la capital alemana y de los trabajadores motorizados en territorio bonaerense también contribuye a mantener alta la atención del espectador.

En este punto corresponde aclarar que la película dura tres horas y veinte minutos, y que se proyecta en dos partes separadas por un breve intervalo. La primera privilegia un enfoque económico; la segunda, un enfoque jurídico, político, cultural. Una y otra visibilizan la recta que va de la fundación de la primerísima Sociedad Rural al enfrentamiento entre el autoproclamado Campo y el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

A juzgar por los videograph que presentan a Sabbatella y a Alen, Martínez de Hoz estuvo lista antes de que Mauricio Macri y la alianza Cambiemos ganaran las elecciones presidenciales de 2015. Sin embargo, el documental ayuda a comprender y/o reconocer mejor el modus operandi de los actores económicos, judiciales, mediáticos y en última instancia políticos que impulsaron esta restauración neoliberal o, mejor dicho, neocolonial.


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