Revista Opinión

Murcia no es Tucson

Publicado el 18 enero 2011 por Felipe @azulmanchego
LOS ÚNICOS RESPONSABLES de una agresión y, por lo tanto, los únicos culpables son los animales que la cometieron. Aquí, en Tucson, en Murcia o en Sebastopol. Comenzaremos con esta obviedad de Perogrullo para ir delimitando el terreno al hilo del intolerable e injustificable ataque sufrido por el consejero de Turismo y Cultura murciano, Pedro Alberto Cruz, del Partido Popular.
Una salvaje agresión, repito, intolerable e injustificable, si es que, llegado el caso, las palabras pueden tener algún valor. Y lo digo porque, en ocasiones, no hay peor sordo que el que no quiere oír. Tanto los sindicatos como las fuerzas políticas con representación parlamentaria han condenado el ataque de forma enérgica sin que, al parecer, haya sido suficiente. ¿Qué más pueden hacer? ¿Quemarse a lo bonzo para expiar su posible pecado?
Quiero decir con esto que no hay "clima de alteración social" que valga por parte de la “izquierda política y sindical”, ni la izquierda “poliédrica” legitima ni avala la violencia, ni el ministerio del Interior ha “permitido esta espiral de violencia”. Decir esto, como se ha dicho, no hace sino echar gasolina a un fuego al que ya le sobra demasiado combustible. Lo que en este momento importa, lo que de verdad importa, más allá de la mezquina rentabilidad política es que la víctima se pueda recuperar cuanto antes, que las fuerzas de seguridad detengan a los agresores y que los jueces apliquen la ley. Como siempre.
La violencia nunca es legítima. Es más, estoy de acuerdo en algo con el PP: “la violencia genera más violencia y la crispación más crispación”. Si es así, si lo creen de verdad, aplíquense el cuento y no alimenten más a la bestia. Determinadas palabras también las carga el diablo.

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