Revista Cultura y Ocio

Muse ofreció una actuación celestial en el Palacio de los Deportes de Madrid

Publicado el 22 octubre 2012 por Ruta42 @ruta42

 

De Madrid al cielo

Muse (imágenes promocionales extraídas de muse.mu)

Media hora tardaron en agotarse las entradas del concierto y tan solo 3 segundos fueron suficientes para poner los pelos de punta a los 16.000 fieles que acudieron en masa al Palacio de los Deportes, un escenario que durante dos intensas horas se convirtió en el centro mundial de la música.

Antes de ver en acción a Matt,  Howard y  Chris, The Joy Formidable fue más que un digno aperitivo. Los galeses, liderados por Ritzy Bryan, ofrecieron una hora de espectáculo cargado de contenido instrumental y versatilidad sobre el escenario. No es fácil que un telonero consiga enganchar al público, pero en este caso, The Joy Formidable logró una simbiosis cargada de energía y alegría. La banda aprovechó para presentar su nuevo trabajo Wolf’s Law pero aún así, no faltaron clásicos como Cradle o Whirring, que sonaron muy bien. Si alguien aún no los conoce, debería apuntar el nombre del grupo, dará que hablar.

Con la actuación de The Joy Formidable concluida, daban las nueve de la noche y el Palacio empezaba a llenarse de manera acelerada. Así como algunos incondicionales hicieron cola desde primeras horas de la mañana, otros se hicieron de rogar hasta pocos minutos antes de que Muse entrara en escena. Eran las nueve y media y la emoción y los nervios eran más que palpables. No era para menos. Muse estaba a punto de detener por tercera vez el tren de la imaginación y la grandilocuencia de su nueva gira: The 2nd Law.

Con diez minutos de retraso llegó la catarsis, En una de las mejores intros que se le recuerdan a los británicos, el polémico tema Unsustanaible en el que Muse se atrevió con el dubstep, se encargó de cerrar toda crítica posible con una fuerza desmesurada. Al son de la explosión de luces rojas sobre el escenario, Muse irrumpió Palacio De Los Deportes como si de un torbellino se tratara. Al igual que en The Resistance Tour, la primera canción elegida para abrir el show coincidió con la primera del disco, en este caso Supremacy, que sumergió al público entre unos riffs punzantes que hacían recordar a la saga 007. Pero no era James Bond quien estaba sobre el escenario, era Mattew Bellamy, quien usó su mejor arma para adoctrinar a los 16.000 soldados que agitaban sus manos hacia el escenario: la guitarra. Y es que, directo tras directo, demuestra  porqué es el mejor guitarrista del siglo, con un más que merecido hueco en la historia. Un lugar que, por supuesto, tiene reservado Muse, una banda a la que cualquier recinto se le queda pequeño, como demostró el año pasado en el Calderón.

De Madrid al cielo

Tras un inicio en el que The 2nd Law tuvo una importancia capital, los británicos conquistaron a los presentes con dos clásicos: Hysteria y Supermassive Black Hole, Nadie se pudo a resistir a cantar dos de los himnos de la banda, como tampoco los primeros acordes de The Resistance, que retumbaron contra las paredes de un abarrotado pabellón. El escenario, como si de generación espontánea se tratase, se convirtió en una oda a lo visual. Una pirámide cayendo del techo, sorprendió enormemente a un público ya de por si excitado. Apoyada por un espectáculo de lasers y proyectando todo tipo de efectos, la pirámide fluyó al compás del grupo como si fuese un cuarto miembro. Si creían que habían visto todo de Muse, aún les queda mucho por mostrar. Cada actuación, los británicos se encargan de reinventar el concepto de concierto con unos recursos inagotables.

Muse son especialistas en hacer himnos musicales para el directo. Si bien temas del nuevo disco como Follow Me, AnimalsMadness no terminan de romper en el álbum, en vivo destrozan los esquemas. Junto a Survival y la bailonga Panic Station, no desentonaron en un set list plagado de temas nuevos, que con total seguridad en la siguiente gira se unirán al club de los himnos. 

Los que seguro no serán recordados serán Explorers (no hay por donde cojerla) o la canción del bajista Liquid State que aburrieron a los presentes y pasaron sin pena ni gloria por un set list que guardaba una sorpresa. Entre tanto tema nuevo, se coló Falling Down, de Showbiz, un regalo para los más incondicionales, al igual que un minuto de Host. Momentos emotivos sobre un piano que aparecía y desaparecía del escenario como si de magia se tratase.

De Madrid al cielo

Con el piano bajo el escenario, Time Is Running Out puso en pie a todo el mundo. Los primeros acordes suscitaron un ruido ensordecedor que Muse no pudo desaprovechar. Por unos segundos fueron 16.000 vocalistas los que llevaron en volandas una canción mítica que sigue emocionando de la misma manera con el paso de los años. Tras un descanso para coger fuerzas con la melódica Undisclosed Desires, Plug In Baby cogió el relevo para dinamitar los cimientos del Palacio, que fueron testigos de un estribillo hipercoreado.

Resulta apabullante ver como tan solo tres tíos son capaces de tocar como si fuesen un ejército de músicos perfectamente acompasados y con una precisión milimétrica. Muse es uno de esos grupos que merece la pena ver en directo, y no solo por la apocalíptica puesta en escena, sino por su sonido impecable.

Para cerrar el primer bloque y dejar paso a la recta final del show, Muse eligió New Born. Y digo eligió porque en realidad fue así. El descomunal escenario simuló una ruleta rusa con dos opciones: Stockholm Syndrome o New born. Finalmente fue la segunda la que sonó de manera deliciosa, incluyendo uno de los característicos solos a los que nos tiene acostumbrados Matt cuando toca este tema. Nadie era capaz de parar el rock del trío británico. Tan solo la pirámide fue capaz de frenarlos engulléndolos literalmente para proyectar sobre el escenario el videoclip de la instrumental Isolated System.

De Madrid al cielo

Las luces se apagaron durante unos segundos, pero todo el mundo sabía que el espectáculo no se iba a acabar. Urprising, el mejor tema de largo de The Resistance, fue coreado por los asistentes que recibieron con los brazos abiertos el retorno de la banda al escenario. En este momento llegamos al clímax, al punto G, al detonador, llámenlo como quieran. Cuando se escucharon los primeros acordes de la armónica tocados por el bajista Howard, el orgasmo fue múltiple. Muse debería plantearse volver a grabar el tema con la introducción del gran Ennio Morricone. Un toque místico para una canción apabullante. Knights of Cydonia fue un terremoto, una bomba, un arma letal para enamorar aún más a un público entregado que saltó como si no hubiera un mañana en la canción más potente de grupo.

¿Se acabó? ¿Ya se han ido? Las dudas sobrevolaban sobre el público del Palacio de los Deportes. Era la canción utilizada por Muse para concluir la mayoría de los conciertos y la incertidumbre sobre si el trío iba a retornar o no era máxima. Tras tres tensos minutos de espera, los británicos concluyeron el show con el archiconocido Starlight y apostando, como en el comienzo, por una canción de The 2nd Law. Esta vez fue Survival la que se encargó de cerrar un show sobresaliente. La canción olímpica fue el postre perfecto para concluir una velada inolvidable. Será difícil no recordar la noche del 20 de Noviembre con una sonrisa en la cara. No todos los días se tiene la oportunidad de presenciar una exhibición de tal magnitud. No todos los días se tiene la oportunidad de tocar el cielo con los dedos. Algunos dirán que es imposible, pero esa es una palabra que no figura en el diccionario de Muse.

 

Fotos: Joaquín Bastarós

MuseMadrid. Palacio de Deportes. 20/10/2012.

Setlist

Unsustainable
Supremacy
Interlude
Hysteria
Supermassive Black Hole
Resistance
Panic Station
Animals
Monty Jam
Explorers
Falling Down
Host
Time Is Running Out
Liquid State
Madness
Follow Me
Undisclosed Desires
Plug In Baby
New Born
—–
Isolated System
Uprising
Knights of Cydonia
——
Starlight
Survival

Cronista:  Alejandro Álvarez Membiela (@memby7)

De Madrid al cielo

Ruta 42

 

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