Película inteligente, aguda, cínica, desasosegante, sorprendente, impactante, hilarante a ratos, maravillosamente interpretada por un grupo de actores inmejorable (Juan Diego, Eduard Fernández, Chete Lera, Antonio Dechent, Manuel Morón, Francesc Garrido, Ulises Dumont, Vicky Peña, entre otros), que consigue sobreponerse a base de un guión soberbio a una evidente escasez de medios y financiación, Smoking room, dirigida en 2002 por Julio Wallovits y Roger Gual, es una de las mejores películas españolas de lo que va de siglo. Artesanal, pero sólida y contundente, trata de la aventura de un empleado en su lucha para que en su empresa se habilite una sala para poder fumar y de cómo se enturbian las relaciones entre los compañeros a raíz de su petición. Parábola de la falta de solidaridad, de los egoísmos y de la falta de deseos por comunicarse y entenderse entre los seres humanos, finaliza, como oposición, con este tema del gran Serrat, Hoy puede ser un gran día, que pone banda sonora al momento en que los empleados comparten su tiempo libre de domingo en una pachanga futbolera.
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