Carta abierta a: El Ritmo

Eres en verdad increíble, y te afanas en parecer tan sencilla; en tí reconozco sobre tu disfraz de mota de viento todo un microcosmos… Tu origen y pasado, incluso el poco que compartimos, lo confirma. Creo y quiero entenderte, pero a cada que siento que te conozco un poco más, te desconozco otro tantísimo; cada que me acerco más a tí, huyes… Por cada vez que intento mostrarte algo agradable, cada que lo evades; y cada vez que quiero que te reflejes en mí, o ves un espejo y te aburres, o ves algo tan distinto y ajeno que te mantiene más apática que nada.

Y es también que te afanas en pensar, y tan poco en sentir, reduciendo todo a química; pero cuando yo lo hago, pareciera que te inviertes, te sacas los órganos e introduces tu piel para presumirme de una más que falsa (aunque creo que no) sentimentalidad de esas que te hacen voltear los ojos y decir “¿Qué mierda estoy haciendo mal?”. Bueno, es una sentimentalidad tímida, discreta, quizá nada coqueta y que sienta perfectamente a tu talante incluso al caminar; una cosa que te baña pero dejas que te escurra, sin impregnarte… Ahora que lo pienso, a lo mejor somos tan parecidos, en verdad tan parecidos, que las miradas de complicidad, tu frialdad y mi capacidad de soportarte no son más que signos de un gran parentesco. Soy yo el que creo arruina casi todo en un posible progreso que se esté dando entre tú, y yo.

Y sí, es una carta que intentó explicar a mí mismo si ésto es sólo una atracción a toda tu persona, o en verdad es amor frustrado. No sé si sea marica escribirte, no creo que lo tomes así. Después de todo, no son rosas, y ambos estamos hechos de palabras. Tomo en cuenta que escribo fatal y que no pasarás por aquí tan fácil, ni de casualidad, Jass…

Nos vemos mañana. Y espero no hallarte tan distante como pienso que podrías estarlo si leyeras esto.

PD: Es increíble ese algo que me incita a escribirte y hablarte en este tono; una dureza en alguna parte de tí me obliga… ¿Será correcto no hacerle caso y ablandarme contigo? Hmm…

PD #2: Siempre te voy a agradecer cada libro que me prestes; no sabes cómo me encanta leer