Revista América Latina

dos de tres caidas

Por Mexinol
Hace un tiempo hablé del boxeo y la afición de los mexicanos a darse de leches, y como no podía ser de otra forma, también se tiene mucha afición a la lucha libre.
Los que saben del tema dicen que los vecinos del norte son buenos luchadores, y en México hay mucha afición por verla. Habitualmente ves a unos tíos grandotes, con unos músculos que dan una envidia del copón, donde un brazo de ellos es del tamaño de mis dos piernas juntas, aunque dicen los que saben también que cuando hay mucha dinamita es señal de poca mecha (a ver quien entiende el significado de esta frase). Los chiquillos juegan a ser tal o cual luchador, y es común que se compren muñecos meid in china con la imagen del campeón de turno.
Pero esa lucha libre se puede ver sólo por la tele, porque no está el asunto para irse a los yunaites estéis cada quince días a ver una pelea, así que para saciar esa afición mexicana por las bofetadas, se creó en México la lucha libre. La principal diferencia entre unos y otros luchadores es que los de este lado de la frontera tienen musculatura al estilo torrente, vamos, que tienen mas manteca que una fábrica de tocino.
Para formar a estos luchadores se crearon dos escuelas. Una de las escuelas de luchadores se hacen llamar los rudos, los otros son los técnicos. La diferencia según me han dicho es que los rudos suelen hacer mas trampas que un cazador de comadrejas, y los técnicos son respetuosos de las reglas del juego (casi siempre), porque aunque se llame lucha libre, lo que indicaría una ausencia total de reglas, hay algunos límites que se deben respetar. Estas escuelas de lucha libre luchan entre ellas por ganar el campeonato con sus luchadores, y el trofeo, en lugar de trofeo es un cinturón con una hebilla ridículamente grande llena de oro (del que cagó el moro), diamantes de cristal y zafiros de plástico.
Para celebrar estos eventos, en casi todas las ciudades hay "arenas", las arenas son rines (o ringnes, o como coño se llamen) idénticos a los de boxeo. Cada cierto tiempo se organiza una lucha en la ciudad, llegan los héroes y a darse de leches se ha dicho.
En lo personal no me gusta la lucha libre, porque eso de repartir leches no es pa mi, sin embargo recomiendo en alguna ocasión ir a disfrutar de un evento de estas características porque es digno de verse, además como es un espectáculo pensado para el populacho, el acceso suele ser bastante económico.
Lo de dos de tres caídas del título viene dado porque el que gane dos veces de tres posibles encuentros es quien gana la pelea, claro que para esto deben poner a su contrincante con la espalda pegada al suelo y mantenerlo ahí mientras el arbitro cuenta hasta tres, algo que rara vez sucede para hacer que la pelea dure mas tiempo. Muchas veces los árbitros reciben algún golpe y muchas críticas por contar mas despacio de la cuenta.
La verdad es que el evento parece mas teatro que leches de verdad, porque se ve que los tíos están preparados para recibir golpes, y algunos de estos golpes se ven mas falsos que un billete de 13 euros, sin embargo hay veces que pillan unas sillas de entre el público y se sacuden unos sillazos que a mi me dejarían baldao. También hay que decir que los tíos aunque se vean gordos, tienen una condición física que ya la quisiera para mi, dan unos saltos, unas volteretas, pero sobre todo unas hostias que me dejan flipao. os voy a poner un vídeo para que veáis de lo que hablo.


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