Revista América Latina

Pseudogachupines

Por Mexinol
En México, la llegada de gachupines ha sido medianamente constante durante toda la historia del país, con excepción de los años posteriores a la guerra civil donde vinieron auténticas oleadas de inmigrantes desde la madre patria; unos huyendo de las persecuciones políticas, otros del hambre, y otros simplemente en busca de una oportunidad de "hacer las Américas".

Estos gachupines podemos clasificarlos en tres grupos, y con esto se que voy a abrir yagas y herir susceptibilidades, no me importa. Los mas puristas me saltarán al cuello con que no hay que generalizar y bla bla bla... ME IMPORTA UN BLEDO, ya he dicho otras veces que esto es una mexiñolcracia y mando yo, y al que no le guste, la puerta está abierta y tiene todo internet a su disposición en lugar de andar dando por saco en este pequeño rincón. Una vez aclarado esto entremos en materia gachupina.

El primer grupo de estos gachupines es el mas grande en número, llegó a trabajar en lo que se podía, codo a codo con el resto de mexicanos, pero no pudieron llegar a amasar fortuna alguna. En el segundo grupo tenemos a los que gracias a su arduo trabajo y una buena dosis de suerte (sí, suerte, que trabajar muchos trabajamos como burros y seguimos jodidos) o con ayuda de los del tercer grupo, lograron abrirse camino logrando cierto éxito financiero, aunque sin llegar a ser millonarios. Y en el tercer grupo tenemos a los que ya venían con pasta desde España, pasta que invirtieron en negocios que prosperaron, y que hoy se les considera de la alta sociedad mexicana.

Estos grupos claro está, además de empresas fundaron familias. Habitualmente los del primer grupo se casaron con gente mexicana y tuvieron hijos mexicanos, con cultura e ideología mexicana mayormente, aderezado con algo de la cultura de su progenitor extranjero.

El segundo grupo estuvo un poco dividido, la mayoría se casaron con mexicanos, aunque la influencia del padre extranjero fue superior en la forma de pensar y actuar de los descendientes. Sin embargo algunos otros se casaron con españoles, por lo que tuvieron hijos mayoritariamente españoles en sus costumbres.

El tercer grupo fue mas elitista, en su mayoría se casaron con españoles, y algunos pocos con mexicanos, pero la influencia del círculo de gachupines fue superior, por lo que las costumbres de gachupilandia permanecieron en sus retoños.

¿Hasta aquí todo claro u os espero para que le deis una releída a lo anterior?... Vale, seguimos.

Los descendientes del primer grupo, al ser mexicanos de pura cepa, comen picante, celebran el 16 de septiembre y comentan ocasionalmente que tuvieron un abuelo gachupín, y aunque la mayoría no saben de que parte de España era, creen que su apellido proviene de un pueblo de Andalucía donde todos sus habitantes son de alta alcurnia. Aunque conocen la paella valenciana, prefieren unos buenos tacos; y aunque no han oído de ella, si alguna vez prueban la tortilla patatas, les suele gustar.

Los descendientes del segundo grupo tienen una empanada del copón, muchos dicen que sus padres son españoles, aunque estos nacieron en México, les gusta celebrar el 16 de septiembre y no saben bien que opinar del 12 de octubre, si invasión o descubrimiento, como no tienen mucha mucha pasta (aunque si tienen pasta), es raro que hayan ido a España mas de una o dos veces (o ninguna). En algunos casos están inscritos en las asociaciones de gachupines, y si tienen pasta suficiente se codearán con los del tercer grupo. En el día a día prefieren comer unos tacos que una tortilla patatas, misma que disfrutarán gustosos en ocasiones especiales, este grupo de gachupines pueden estar bailando tanto en costumbres como en amistades entre los del primer grupo y los del tercero.

Los descendientes del tercer grupo suelen ser muy elitistas, se limpian el culo con billetes de quinientos pesos (con los de mil ya les parece despilfarro), y a pesar de haber nacido en México, se consideran mas españoles que la puerta de Alcalá. Habitualmente se casan con otros "gachupines" y su círculo cotidiano son mayormente descendientes de españoles. Entre ellos se llaman asturiano, valenciano y catalán, dependiendo de su ascendencia. Como tienen mucha pasta, no es de extrañar que hayan estudiado un tiempo en España, aunque por lo general fue gracias a alguna beca otorgada a través de las euskaletxeas, centros galegos o asociaciones castellanas a las cuales están afiliados (becas que por supuesto están fuera del alcance de los que no tienen pasta y pudieran necesitarlas mas); incluso cada dos o tres años se van a visitar a los parientes pobres de la península, aunque se guardarán muy mucho de usar el adjetivo "pobres" en su círculo mexicano, ya que según ellos en España no hay pobreza.

Aún así, este tercer grupo celebra el 16 de septiembre, comen chile, y aunque algunos hasta acento gachupín tienen (o lo intentan tener), la mayoría no sabe usar el "vosotros" correctamente ni tienen idea de quien era Chanquete (aunque alguno sabe que se murió). Todos son republicanos, aunque el Rey les cae muy bien y se devorarán el "Hola" o el “interviu” (que también lo venden por aquí) con los cotilleos de la familia real, mas que nada para mostrar su cultura gachupina ante sus congéneres. Si alguien opina diferente en cuanto a la política de España no les gusta la idea, aunque en realidad no les gusta hablar de la política española, no así de la mexicana.    Los pseudovascos, pseudocatalanes y pseudogallegos, no quieren ni oír hablar de las independencias de las comunidades autónomas y mucho menos del terrorismo (ni a favor ni en contra en ambos casos). Muchos de ellos mastican el gallego, catalán o euskera y asisten ocasionalmente a clases. Medio saben quienes han sido los presidentes de España, no así los de la comunidad autónoma de la que son "originarios", ya que saben mas de los presidentes de sus asociaciones gachupinas. Son aficionados del Barcelona o el Madrid, pero se emocionan mas cuando ganan las águilas.

Reciben casi con veneración a los españoles recién llegados, sobre todo si vienen con las grandes firmas españolas cobrando una pasta gansa, y enseguida son admitidos en su grupo. Sin embargo, a los que venimos con una mano delante y otra detrás, que no contamos con dinero como para pagar las cuotas de sus clubes elitistas, o para aguantar el tren de vida que ellos llevan, pagando en un restaurante gachupín lo que un currela normal gana en tres días (literalmente), en poco tiempo nos empiezan a hacer a un lado.

Yo pertenezco al primer grupo, eso lo tengo claro y asumido, alguna vez me he codeado con los del tercer grupo, pero me terminan dando arcadas, algunos dirán que es envidia de que ellos si tuvieron éxito y yo no, la verdad me la suda lo que piensen. Yo soy feliz con mi coche del año el catapún, viviendo en una colonia normalita, siendo el último en el organigrama de Pelotillas Ombligueras y escribiendo el rincón mexiñol.

Hasta hace un año aproximadamente estaba suscrito a un listado de correo electrónico con la idea de recibir información relevante de mi tierra y opinar respecto cuestiones políticas, deportivas o culturales (sí, culturales, aunque no lo creáis). El asunto es que cada vez que alguien en el grupo cumplía años o se moría el padre de otro, mandaban un correo a todos notificándolo, que me parece bien; lo que no me parecía bien era que luego respondía to cristo dando el pésame o las felicitaciones, así que un día abrí mi correo y llegué a contar (literalmente) 37 correos con el título "Fallece don fulanito de tal". ¡Coño!, me dio un yuyu del copón. Pedí con todo el respeto del mundo que si podían hacer algo al respecto, ya que yo no conocía a ninguno de ellos en persona al estar estos grupos en el DF, que mi idea era recibir información de mi tierra y no pésames por una persona a la que no conozco. No veas como me pusieron, hasta un correo diciendo que me había muerto mandaron, así que mi respuesta fue al estilo mexiñol, ácida y con bien de sal para que supuren las heridas, pidiendo que me den de baja, cosa que sucedió de manera inmediata (a raíz de ahí nació mi idea de escribir esta entrada). Posterior a ello recibí unos cinco correos personales diciendo que estaban totalmente de acuerdo con mis palabras y que ellos también habían pedido su baja esgrimiendo mi correo. Andaba tentado de copiaros el correo de marras (que aun conservo), pero si de por si ya está quedando un post largo, iba a parecer esto el rosario de la aurora (sea quien fuera esa señora).

En Resumen, que estos pseudogachupines son hijos, pero sobre todo nietos de gachupines, muchos de ellos tienen su pasaporte español, otros no; habitualmente son gente de mucha pasta que quieren sentirse superiores a los demás mexicanos que también tienen pasta (lo que comentaba del racismo a la mexicana), para lo cual su solución es declararse españoles.

Ahora con lo de la memoria histérica, el gobierno de España quiere reconocer a los españoles que emigraron en la época de la guerra civil, y pedir perdón a sus descendientes otorgándoles la nacionalidad española, eso de pedir perdón a los descendientes me parece tamaña gilipollez, viene a ser como que los nietos paguen por la hipoteca de los bisabuelos. Total, que en los consulados españoles andan repartiendo pasaportes como aquel que reparte cromos en la puerta del colegio, aceptando a un montón de gente como españoles, cuando su único interés con España es tener ese pasaporte para poder irse a EEUU sin necesidad de VISA a los menos adinerados, o tener una entrada a Europa sin tanto papeleo y conseguir becas para irse a estudiar a España aquellos que tiene mas pasta.

Claro, esto está trayendo muchos nuevos votantes a España que pueden alterar las elecciones, ante ello nuestros "excmos" diputados han decidido que los que vivimos en extranjia, no tengamos derecho a votar en las elecciones municipales, y que para votar en el resto tengamos que "rogar" ese voto, a sabiendas que a los nuevos “españoles” les importa un bledo las elecciones, y sólo votarían por curiosidad si les ponen las cosas "fáciles" como estaban hasta ahora. Todo ello alegando un posible fraude donde votan hasta los muertos.   Para cerrar os comentaré que es probable que algunos de estos pseudogachupines hayan saltado de uno a otro grupo de los anteriormente citados, dependiendo como siempre en México (y en el mundo) de la situación económica personal, ya que alguno que vino sin pasta, con una buena dosis de suerte se haya abierto camino y terminado como millonario, y otro que se trajo pasta a mansalva la fundió en put… en un pispas.

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