Nada es crucial (Pablo Gutiérrez)

"Cada cosa en su sitio: la mesa bien ordenada, el cuaderno y el bolígrafo, el bramido del mundo en los márgenes de este rectángulo con su aburrida repetición de atracción de feria."
Lo primero de todo, ¡muy feliz 2012 a todos! 
Ha dado la casualidad de que he terminado el año descubriendo a otro joven escritor español y, aunque echando la vista atrás, de estos últimos 12 meses me quedo con Jon Bilbao, a Pablo Gutiérrez tampoco se le da nada mal contar historias.
Lo de menos es la trama, dos niños de extrarradio que desde el primer momento sabes que van encontrarse. Lo llamativo es la forma, la contundencia con la que Gutiérrez aborda cada pequeño episodio de "Nada es crucial". Tiene mala leche, muy mala, pero aunque sea hiriente, nunca llega a ser soez. Y además se preocupa de contar historias sobre heroína, sexo o sectas religiosas como si se tratasen de un cuento y nosotros formáramos parte del corro de niños a los que les enseña la lección. Como mi buena amiga Lu opina, resulta muy complicado sostener un tono tan trabajado y mordaz durante toda una narración ¡y por eso le alabamos!
Así que "Nada es crucial" está hecho para aquellos a los que les gustan los autores que dominan el discurso y la palabra y también, por qué no, para los que encuentran un cierto regustillo en todo lo retro.