Revista Cultura y Ocio

Nada sucio. Noemí Trujillo y Lorenzo Silva

Publicado el 20 febrero 2017 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Más cerca de la literatura juvenil que de la novela negra

Nada sucio. Noemí Trujillo y Lorenzo Silva

Tensión erótica no resuelta

Traemos hoy este libro, el último título de Lorenzo Silva (acompañado, en esta ocasión, por Noemí Trujillo) y el primer título de una nueva colección de novela negra. Empezando por el final, SeisDoble es una nueva serie de novela negra puesta en marcha por la pequeña editorial palentina Menoscuarto. Una propuesta curiosa y atrevida -desconozco si pionera- que consiste en la creación de unos personajes sobre los que trabajará, sucesivamente en cada título, un autor (o autores, como en éste) diferente. Es un interesante experimento literario que, ya veremos con qué resultado, va a implicar a firmas distintas en una misma historia. Todo ello en una cuidada edición con buen papel y cómodo formato que creemos supondrá, a poco que el éxito les acompañe, un empujón a un sello editorial con un, por el momento, limitadísimo catálogo.
Se inaugura, por tanto, con Nada sucio, una serie de novelas que irán planteando nuevas tramas y desarrollando los caracteres de sus personajes, empezando por su protagonista: Sonia Ruiz. Una treintañera recién separada, desempleada y sin un duro que mantiene una peculiar relación con el joven hijo de su vecina; relación que fluctúa entre lo materno-filial (Sonia le ha visto crecer), la tensión erótica no resuelta (ambos se sienten atraídos por el otro de distintas formas y en distintos momentos) y lo paterno-filial (a pesar de sus escasos veinte años, Pau es mucho más maduro que ella y actúa a menudo como su protector).
relato ágil y atractivo
La novela relata cómo, de manera un poco atolondrada y basándose en su escasísima experiencia de dos meses como secretaria de un detective privado, Sonia concibe la descabellada idea de dedicarse “particularmente” (o sea, en la economía sumergida) a la profesión, para lo que empieza por poner -con la sorprendida ayuda de Pau- un anuncio en “la parte oscura” de internet, al que pronto contestará el primer cliente: Guadalupe, una cajera de supermercado acosada por su encargado. A partir de ahí, Sonia se va adentrando en una trama bastante sencilla en la que, con algún que otro contratiempo (el acosador resulta más duro de pelar de lo que, a priori, parecía y la víctima es menos inocente de lo que proclamaba), intentará resolver el caso a satisfacción de su cliente y, para su propia tranquilidad, de ella misma. Lo que, pese a reconocer íntimamente que -como le dice Pau- esto le viene un poco grande, le ratificará en su voluntad de seguir en su nueva profesión y hacer de ella uno de los pilares de su nueva vida.
El relato, por su brevedad y simplicidad se lee rápida y agradablemente. Pero hemos de decir que, quizás, no parece la mejor elección para inaugurar lo que la propia editorial etiqueta como “nueva serie de novela negra”. Cierto que la protagonista es una detective (bien reciente y peculiar, pero detective al fin) y que la novela contiene alguno de los elementos clásicos del género: un “encargo” por parte de un cliente que no desea acudir a la Policía; un delito que investigar y/o “castigar”; alguna que otra muerte o ciertos personajes arquetípicos del estilo policiaco, como el propio coprotagonista, Pau, que es -casi- el típico ayudante del detective estrella. Pero no es menos cierto que toda la novela, de la ambientación a las características de los personajes (empezando por los dos protagonistas); de la relativa poca entidad del caso al estilo y el lenguaje; pasando por el propio diseño del volumen, incluidas las ilustraciones de Miguel Navia, tiene un cierto aire “pop” que la sitúa bastante más cerca de la literatura juvenil que de la novela negra, estrictamente hablando. No en vano, sus autores ya han cultivado repetidamente (ella, casi en exclusiva) el relato para niños y jóvenes. Y tanto por separado como juntos, como ya hicieron con “Suad”, en 2003, o en “El palacio de Petko”, de inminente aparición.
Pero dicho esto, Nada sucio no deja por ello de ser un relato ágil y atractivo que compensa su lectura. Máxime cuando sabemos que, continuando la serie, habrá otras plumas que exprimirán, quizás, a la protagonista y su acompañante hasta proporcionarnos algo más de jugo.
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Ángel Luis Pastor
Nada sucio. Noemí Trujillo y Lorenzo Silva

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