Revista Series

Nashville: la sorpresa de la temporada

Publicado el 10 febrero 2013 por Dro @Drolope
A estas alturas, en plena mid-season, todos conoceréis Nashville, pero yo no me resisto, no puedo evitarlo, mi primera entrada en este blog de mi amigo Dro tiene que ser sobre esta serie que, para mí, es de lo mejor del año. Además una de las protagonistas es pelirroja, así que yo creo que cumplo con todos los requisitos, ¿no, Dro?

Nashville: la sorpresa de la temporada

Rayna Qué Pelazo James

Si alguien no la conoce, le pongo en antecedentes. Nashville es una gran serie construida con mimbres muy simples, sin grandes complicaciones. Dos estrellas de la música country, una, Rayna James (Connie Britton), ya consagrada, en pleno proceso de renovación, de búsqueda de un nuevo estilo que la mantenga a flote y no la condene al olvido, y otra, Juliette Barnes (Hayden Panettiere), una Britney Spears de manual que es adorada por los fans pero que, no obstante, quiere reivindicarse como compositora y cantante 'seria'. ¿Sencillo? Sí, muy básico. Algo que sucede todos los días ante nuestros ojos con sólo poner la televisión. Cantantes que tuvieron su momento de estrellato, que son respetados por la crítica y seguidos por un público fiel, pero que intentan, muchas veces con resultados patéticos, ser modernos. Y cantantes modernos que quieren ser respetados y se adentran en caminos de los que, habitualmente, salen escaldados. 
Nashville son estas dos historias entrelazadas y situadas, claro está, en Nashville. Cuna y meca del country, estilo musical que constituye un mundo en sí mismo, con sus reglas, sus tradiciones, sus lugares de culto, sus propios dioses y diosas y unos códigos muy claros. Quizás por esto, por estar encajada en un mundo tan particular, que rezuma tanta fuerza y tanta tradición, la historia de Rayna y Juliette resulta tan apasionante. 
Por supuesto, no se puede olvidar la música. Canciones escritas ad hoc para la serie, mezcladas con algunos clásicos del género. Cantadas por sus protagonistas, sin engaños. 'Todo el mundo canta bien en Nashville', podría ser el subtítulo de la serie. Porque no sólo de Rayna y Juliette vive la historia, no. También tenemos a Deacon, antiguo novio y compañero sobre el escenario de Rayna, a Scarlett, sobrina de Deacon, a Gunnar, a Avery... Cada uno de ellos con la misión de representar una faceta del negocio musical. 
No nos llevemos a engaños. Nashville no es The Wire ni nada remotamente parecido. Nashville, tanto por su formato como por las historias -que no se nos olvide esa trama de politiqueo sucio- es un culebrón de manual. Pero, ¿qué importa? Las interpretaciones son excelentes, sobre todo, sí, voy a decirlo, la de Hayden Panettiere, la música es buenísima, los episodios se pasan en un suspiro y te dejan con ansiedad de más, y cada fotograma desprende algo que puede ser superfluo, pero que nunca se echa de más si aparece en una serie: elegancia. Nashville es elegante. Fina, que dirían las abuelas. Los protagonistas pueden estar insultándose del modo más arrabalero, clavándose cuchillos por la espalda y lo que queráis, pero siempre con gusto, con nivelazo, con elegancia. Hay miradas que matan, silencios que hablan más que mil palabras, y Nashville es una excelente prueba. 
No os la perdáis. 

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