Revista Arte

Natalie Dessay – Cleopatra ( Handel)

Por Peterpank @castguer

Natalie Dessay – Cleopatra ( Handel)

Julio César está envuelto en un amargo conflicto contra Pompeyo el Grande, por el control del mundo romano. En su batalla más reciente, en Farsalia (48 a.C.), César ha derrotado a su rival, quien ha huido hacia Egipto, imperio que se halla bajo la regencia de Ptolomeo y su hermana, Cleopatra. César ha seguido a Pompeyo hasta Alejandría.

En el acto tercero Ptolomeo sale victorioso de una batalla entre sus fuerzas y las de Cleopatra; ahora ella es prisionera de su hermano. Después de encadenarla, se retira prometiéndole que pronto, ella se arrodillará ante él (“Domerò la tua fierezza”). Cleopatra lamenta su destino y es transportada afuera (“Piangerò”). César aparece solo a orillas del mar, después de sobrevivir una tentativa de ahogo en el puerto de Alejandría, en donde lo habían dejado por creerlo muerto (“Aure, deh per pietà”). Sexto y Nireno entran buscando a Ptolomeo y César se esconde. Encuentran a Aquiles, mortalmente herido, en la orilla. Confiesa haber asesinado a Pompeyo, les pide que le hablen bien de él a Cornelia, y les da un anillo diciéndoles que cien hombres armados se encuentran listos para obedecer a su portador. Muere. César se adelanta y le quita el anillo a Sexto. Relata cómo se fugó del puerto y les ordena que lo sigan para congregar a los soldados y rescatar a Cornelia y a Cleopatra de Ptolomeo (“Quel torrente”). En sus aposentos, Cleopatra se despide de sus sirvientes cuando César y sus soldados entran para liberarla. Él sale para retornar al campo de batalla, mientras ella se regocija con su repentino cambio de suerte (“Da tempeste”).

En sus aposentos asistimos a la despedida que Cleopatra ofrece a sus servidores con un emotivo recitativo acompañado, cuya introducción la adorna un melancólico oboe. De súbito, se oye un estallido de armas y Cleopatra cree que se trata de los hombres de Ptolomeo, que vienen a buscarla para su ejecución. Pero quien comparece es un flamante César al frente de su tropa. Los dos amantes se saludan extasiados antes de que el romano vaya en busca de Tolomeo. El aria final de Cleopatra, “Da tempeste is a simile”, recurre a la metáfora del barco que alcanza la calma del puerto después de una tormentosa travesía. Así, no sorprende que la música retome la “feliz” tonalidad de Mi mayor, donde la exaltación de la reina no sólo se refleja en las vigorosas figuras ascendentes con que se abre el aria, sino también en los luminosos, resplandecientes passaggi ornamentados con trinos.

“Giulio Cesare in Egitto” fue la quinta ópera extensa que Handel compuso para la Royal Academy of Music de Londres, compañía fundada en 1719 por un colectivo de nobles que pretendía promover la opera seria italiana.

Desde su primera representación, la grandeza y envergadura de Giulio Cesare, estrenada en el King’s Theatre de Haymarket el 20 de febrero de 1724, se hizo con el respaldo popular, tal como demuestran no sólo los reiterados montajes londinenses en enero de 1725, enero de 1730 y febrero de 1732, sino también la acogida que tuvo en Alemania, donde fue interpretada en diversos lugares, como Brunswick (agosto de 1725) y Hamburgo (noviembre de 1725).

En el siglo XX “Giulio Cesare” fue una de las óperas que encabezó la recuperación operística de Handel, y hoy es una de las pocas óperas anteriores a Mozart que forma parte de los repertorios habituales en todo el mundo.

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