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Navidad, solsticio… qué más da

Por Dubarri

Solsticio inviernoNavidad, dicen los cristianos que celebran el nacimiento de Cristo, que lo demás es paganismo y consumismo, que se está perdiendo el “espíritu” de la Navidad.

Navidad, natividad, ni siquiera se sabe con fecha exacta el nacimiento de Jesús de Nazareth, el cristianismo primitivo lo situó en concordancia con el solsticio de invierno. ¿Casualidad o un propósito encubierto?

El cristianismo actual carece de toda base para justificar el nacimiento de su dios humano en concordancia con el solsticio. Solo queda creer que tal incorporación se debe a la importación de un paganismo ancestral como en otras muchas otras mitologías importadas del mitraísmo y del judaísmo.

El solsticio ha sido ampliamente celebrado a lo largo de la historia de la humanidad por diferentes pueblos de toda índole y culturas. Por ejemplo el pueblo Saami rindió culto al dios Beiwe (el sol) durante el solsticio, ellos lo celebraban con sacrificios. Tenemos igualmente la adoración a Baco que se celebraba hasta el 25 de diciembre, se celebraba el “día más corto del año” (solsticio de invierno), cuyo día principal era el 24 de diciembre. En la cultura persa igualmente se celebraba la noche más larga del año cuando Ahriman tiene más fuerza, esto al final del mes persa Azar. El 21 de diciembre se celebraba en la cultura china el “solsticio” cuando la luz solar es más débil, “el día más corto del año” (el primer día del plazo Dongzhi solar), esta celebración se remonta a los Yin y Yang. En la cultura Inca el Inti Raymi (fiesta del sol) marcaba el solsticio de invierno y el nuevo año. Todas las culturas celebraban el solsticio de invierno coincidiendo en muchos casos con la apertura de una nueva etapa o año. Cultura griega (Dioniso), cultura maorí  Maruaroa Takurua), los Kalash en Pakistan (Dezao), Zoroastro, etc. Todo coincide con la fecha que el cristianismo eligió para celebrar la “navidad”.

Por mucho que renieguen los creyentes, hoy se sigue celebrando como en todas las culturas el solsticio y más, en tiempos de mercados económicos celebrando el fin  y la apertura de un nuevo ciclo, un nuevo año. Es normal, cada cual desea dejar atrás los malos momentos del año pasado y anhela con esperanza un año mejor.

No me molesta que el creyente me pregunte por qué celebro la “navidad”, le digo que es él quién ignorando el verdadero significado de la celebración ancestral celebra lo que todas las culturas han celebrado desde tiempos inmemoriables, el fin de una etapa, el solsticio y sin saberlo, él lo celebra conmigo.

El cristianismo lo celebra subliminalmente bajo otra etiqueta lo que celebraron aquellas culturas a las que tachan de paganos. Cambian la “etiqueta de la fecha” por un recién nacido al cual le dan la característica de dios, pero al fin de cuentas no es otra cosa que la celebración del fin de una etapa y el comienzo de otra. No cae de sorpresa que coincida con las fechas y celebraciones que he mencionado pues una de las cosas que más caracteriza al cristianismo es la incorporación a sus ritos, a sus mitos y a sus creencias, de antiguos mitos y creencias de otras culturas. Un símil a lo dicho es la creación de templos en lugares de culto anteriores, como ocurrió en lugares de culto celtas donde hoy hay ermitas, iglesias, o templos en general católicos.

Los protestantes evangélicos heredan todo esto sin estupor y con una ignorancia supina de todo esto, creyéndose ellos ser los únicos que celebran estos días como algo único y novedoso en la historia de la humanidad: la Navidad. Producto de su fundamentalismo religioso, de su ceguera. Todo esto ocurre sin saber que celebran lo mismo que celebraban aquellas culturas a quienes tildan de paganos, de condenados y de renegados de su dios de amor. De igual forma que critican afanosamente al ateo o al agnóstico que celebra estas fechas como cualquier mortal y bajo una etiqueta (solsticio, navidad, etc.), porque para los impíos, escépticos o no crédulos lo que se celebra es el comienzo de una nueva etapa en la vida, el comienzo de un nuevo círculo en la naturaleza de las cosas.

Llámese navidad, solsticio, etc. como he dicho, lo que al final celebramos es el fin de una etapa y el comienzo de otra en un círculo cerrado que cada año se repetirá cuando la naturaleza nos de un nuevo respiro, una noche larga. Por eso no me molesta nada cuando un creyente integrista o fundamentalista me pregunta por qué celebro la navidad (o solsticio). No, no me preocupa porque le digo que es él quién ignorando el verdadero significado de la celebración ancestral celebra lo que todas las culturas han celebrado desde tiempos inmemoriables, el fin de una etapa, el solsticio y sin saberlo, ellos lo celebran conmigo.

Feliz solsticio, espero que no duela esto al creyente de bien porque mi deseo es un bien, y por mucho que duela a más de un creyente, deseo a todos y todas un buen año nuevo.

Jean Pierre Dubarri


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