Revista Opinión

Nazis palurdos y sus defensores tarados

Publicado el 14 agosto 2017 por Vigilis @vigilis
En Villa Carlota, en la vieja Virginia, el choque de dos marchas de gente gordita se saldó con tres muertos. Dos de ellos eran agentes de policía que iban en un helicóptero que se estrelló, otra muerta fue una chica que murió atropellada en un atentado perpetrado por un terrorista nazi durante la jornada. En el atentado resultaron heridas casi veinte personas más, algunas de gravedad. Durante los incidentes docenas de personas resultaron heridas en el enfrentamiento entre grupos opuestos. Cuando estas cosas pasan, partidarios de uno y otro bando se señalan y se acusan de ser promotores de la violencia y responsables de las agresiones. La gente normal nos preguntamos qué estaba haciendo la policía.

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Parecen protestar delante de su peluquería.

La inicial marcha nazi fue una más de las convocadas en ese pueblo en los últimos meses. Estas marchas se convocaron sobre todo con la excelente excusa de la decisión del ayuntamiento —demócrata— de retirar una estatua del general Lee. Algún lumbrera decidió aprobar marchas opuestas en las mismas calles y dar orden a la policía de no intervenir. Tras los encontronazos y las peleas la policía finalmente disolvió las manifestaciones pero ya fue tarde para evitar las víctimas.

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Escena del atentado.

No fue este día el primero en ver un atentado terrorista nazi en los últimos tiempos en Estados Unidos. En febrero tuvimos un atentado contra unos inmigrantes en Kansas, un muerto. Tuvimos en marzo otro atentado en Nueva York en el que murió otra persona. Otro terrorista nazi asesinó en una parada de bus del campus de la Universidad de Maryland a un oficial del ejército en mayo. Dos muertos hubo en un atentado en un tren de Portland contra dos hombres que defendieron una agresión contra dos mujeres. Estos atentados y las continuas agresiones que se suceden empiezan a ser demasiado cotidianas.
Cuando se dicen estas cosas enseguida saltan los que quieren justificar lo injustificable. Los contemporizadores dicen que también hay que recordar a las víctimas de las agresiones no nazis o de las agresiones comunistas o como queráis llamarlas. ¿Por qué cada vez que denuncio al terrorismo nazi y a esa ideología criminal tengo que juntar a la hoja con un clip una lista de las agresiones comunistas? El comunismo es la ideología criminal que provocó directamente más muertes, hambre, torturas y dolor en la historia de la Humanidad. Eso no acepta ninguna duda. El comunismo es injustificable por cualquier persona leída o decente y debe ser ilegal y perseguido en todas partes del mundo. Esta parte creo tenerla un pelín clara. Ahora bien, si hablamos de los nazis, hablamos de los nazis.

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De historia van regu.

Es inevitable achacar el actual envalentonamiento de los nazis en Estados Unidos y en algunos países europeos a la actual situación política y a la actitud que tienen sus gobiernos. Esto a su vez está relacionado con el miedo ante un mundo que cambia y se mezcla más rápidamente que en épocas anteriores, también relacionado con las consecuencias de la Guerra Infinita de Oriente Medio, de la Guerra Olvidada de África Central y de la constante mejora del nivel de vida en todo el planeta que hace aumentar los movimientos de población. El declive en el nvel de exigencia a profesores y periodistas son la sombrilla de este cóctel. La cada vez mayor distancia entre lo que creemos que pasa y lo que realmente pasa es el escenario de fondo, que tuvo su gran presentación con la sorprendente victoria de Trump tras ocho años de Hussein.
Lo que ocurre, por lo tanto, puede ser inexplicable pero no sorprendente a estas alturas para nadie medianamente informado. La nota trágica de todo esto es que en lugar de ver a un adulto en un puesto de responsabilidad como la presidencia de Estados Unidos actuando como tal, tenemos a alguien más preocupado por jugar al golf, incapaz incluso de convencer a su propio partido de apoyar sus políticas. La Casa Blanca está vacía mientras el país se desgarra. La equidistante nota de Trump condenando "todos los lados" de la violencia y evitando ser específico contra el terrorismo nazi sorprende por haber sido muy específico en muchas otras ocasiones contra el terrorismo islamista o alguien que le caía mal. La injustificable actitud de un presidente con este nivel de dejadez e ineptitud se explica mucho mejor considerando a parte de su círculo de asesores entre los que se encuentran promotores de ideas próximas al nazismo.

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—¿Un cubo de grasa de cerdo con harina de maíz a nombre de Gauleiter Pollo Frito?
—¡Aquí!

Y mientras esto pasa, en el menos perceptible rumor de fondo que se está produciendo ahora mismo en Internet la cosa va a peor. Ya no se leen periódicos y el último gran medio de masas tradicional que es la televisión resulta en ocasiones demasiado ridículo por abusar de opinadores partidistas y mal pagados. Frente a esto tenemos a gente en Internet accediendo a discursos de odio y justificaciones retorcidas sin ningún tipo de filtro intelectual personal por carecer de los rudimentos básicos de una formación clásica.
—Los nazis cometen atentados PERO los antinazis también los cometen.
—Que Fulanito le tire una piedra a ese gato no significa que tú lo puedas hacer.
—La bandera nazi puede representar el mal PERO los otros llevan banderas de la URSS.
—Otra vez lo de Fulanito y el gato. Y además recordar que en la guerra había tres bandos, dos de los cuales eran encarnación del mal puro.
—Si lo que hago te ofende te aguantas.
—Bueno, depende. Me puedo aguantar o me puedo comprar una tuba y seguirte a todas partes tocándola, Gruppenführer Doble-Whoper-con-extra-de-queso.

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Este palurdo lleva un PALO ESTÁNDAR. El primer arma que encuentra uno al iniciar la partida.

Hay una cosa curiosa en esto de tolerar opiniones criminales. Los extremistas en general se escudan mucho en la tolerancia a las opiniones como si eso sirviera para sus opiniones. En principio, legalmente la ley protege las opiniones más idiotas que uno pueda tener. E incluso opiniones criminales como la negación del Holocausto o la justificación del mito de la Causa Perdida del viejo sur.
—Ah, ah, si eres tan demócrata tienes que respetar lo que yo digo.
—Precisamente ser demócrata implica impedirte decir esas cosas. La loca idea de que las libertades no deben defenderse cada día es una de las más equivocadas y extrañas ideas que hay hoy en circulación. La libertad política no es lo mismo que el tiempo atmosférico o la rotación del planeta. Es más, incluso no es cosa limitada a la policía. Es cosa de todos, cada día.
—Pero entonces no estás defendiendo la libertad de expresión.
—Sí lo hago: libertad de expresión no significa que cualquiera pueda decir lo que le salga del orto.

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—Si pasó una semana ya no se considera spoiler.
—A ver, nazi tarado, te digo que todavía no vi ese capítulo de Gossip Girl y me lo estás reventando.

Y en este punto hilo con un debate clásico: el significado de la libertad del hombre. De la libertad política en concreto. Robinson Crusoe naufraga en una isla desierta. ¿Es libre? ¿Es políticamente libre? No. No más que una vaca que pasta en el campo. Sin ley no hay libertad. Y la naturaleza de la ley yo la concibo más como un freno que como una puerta abierta. Si quieres una puerta abierta y "hacer y decir lo que quieras" te vas al medio del monte y charlas con las ovejas. Ahora bien, si vives en una sociedad política te cortas. Más aún, en una sociedad política abierta o de libertades no puedes esperar que la ley no esté para defenderla y si tu discurso se basa en destruir esa sociedad política no esperes que no se defienda.
Esto se ve muy bien con el ejemplo de un tipo que dice que tomarse una cucharada del anís que vende cura el cáncer. Todos estamos de acuerdo en que no se le debe permitir continuar ejerciendo su libertad de expresión. Ahora pensad en alguien que hace discursos diciendo que no debe haber libertad de expresión. Es evidente que lo que exige la libertad de expresión es impedir que ese tipo dé esos discursos.
Bien, ahora imaginaos a doscientos tipos así, con banderitas con la cruz gamada paseando por vuestro pueblo, gritando "Hitler tenía razón", con pantalón corto, gordos como nutras, sudando y llevando gorras infantiles.

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