Revista Cine

Nebraska, la última genialidad de Alexander Payne

Publicado el 28 febrero 2014 por Cineenserio @cineenserio

Probablemente Nebraska no gane ningún Oscar este domingo, probablemente si no fuera por sus nominaciones tanto en los Oscar como en los Globos de Oro la película hubiera pasado desapercibida a este lado del charco. Pero Nebraska es quizá una de las mejores cosas que le han sucedido al cine norteamericano en los últimos años: pequeña, íntima y realista.

Bruce Dern interpreta a un decrépito, alcohólico y medio senil Woody Grant que ha recibido una carta que dice ¡Ha ganado un millón de dólares! pero que tiene un montón de letra pequeña, por lo que realmente no ha ganado nada y no es más que un timo, una campaña publicitaria para vender revistas. Pero Woody cree realmente haber ganado un millón de dólares y uno de los requisitos para cobrarlo es llegar hasta Nebraska y reclamarlo en persona. Su mujer Kate (June Squibb) y sus hijos Ross (Bob Odenkirk) y David (Will Forte) no se creen por un momento la estafa pero acabarán acompañando a Woody en este viaje hacia la fortuna y que les llevará a hacer una parada en el pueblo natal de su padre, Hawthorne.

Nebraska es la historia de Woody y de cómo su hijo David conocerá realmente a su padre en este viaje, ya que para él siempre había sido un alcohólico con el que nunca ha tenido mucha relación pero que redescubrirá como un hombre demasiado bueno y del que su familia y sus viejos amigos se intentarán aprovechar en cuanto se han enterado de que va a ser millonario. Nebraska es el drama más divertido que hay en pantalla ahora mismo y los malentendidos causados por el hecho del supuesto boleto premiado de Woody nos harán soltar más de una carcajada y más de una lágrima.

crítica nebraska

Alexander Payne ha rodado en blanco y negro y con una hermosa fotografía una película sobre la vejez, los sueños que uno nunca ha logrado tener y el retrato de esos pequeños pueblos de la América profunda que nunca olvidan, que nunca perdonan. Alexander Payne ha hecho su mejor película hasta la fecha. Alexander Payne ha hecho un clásico al que habrá que volver una y otra y otra vez.


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