Revista En Femenino

Negación y resignación

Por Peineta

Mis hijos se llevan la friolera de cinco años y medio, sí, digo friolera porque es un margen de maniobra que no recomiendo personalmente. Cada uno es libre de hacer lo que quiera pero nosotros ya estamos empezando a saborear las mieles de tener un niño altamente acoplado a la vida moderna, cuando volvimos a los pañales... 3 años es lo que tendría que haber cuajado leñe o cuatro como mucho 😉

A pesar de los años puedo más o menos acordarme de las etapas, momentos que toca pasar y vivencias. En este caso no hacía más que temer al momento rabietas que suele ser sobre los 2 años aunque para mí los terribles 3 fueron únicos e irrepetibles. Pero la etapa del "NO" esa no la recuerdo ni por asomo y la estoy viviendo de pleno. Aquí la doña, léase neskatilla hace un mes aprendió a decir "ÑO" que pronto me di cuenta que era no pero enfatizado. Al principio lo usaba con cierta moderación pero ha llegado un momento que parece Rajoy negociando con Podemos, no pasa una, lo niega todo, por norma, sin saber ni siquiera si lo quiere o no, lo dice de día, de noche, por la tarde y hasta cuando se desvela de madrugada. Estoy ñotizada hasta las cejas y al borde de la locura por la dichosa etapa de la negación.

NEGACIÓN Y RESIGNACIÓN

Porque no nos olvidemos la negación suele venir acompañada del dramatismo, el llanto y la cabezonería, vamos una cóctel molotov que ni la mayor madre ZEN puede llevar con dignidad. Tan sencillo como ¿Quieres merendar? Ño ¿Quieres chupete? ÑO ¿Quieres agua? ÑO ño ño.... Y al minuto te reclama llorando el chupete, el agua y el espíritu santo, y piensas, alma de cántaro no sabes ni lo que quieres pero ya vas negativa antes las circunstancias. Confieso llevarlo más bien mal, que hay madrugadas en las que empieza a llorar y no nos hemos ni acercado a la cuna y ya está "ño ño ño" y tiene ya un giro de cabeza con movimiento perpetuo que parece el anuncio de melena de panten. El caso es que la que empieza a estar hasta el moño del ño soy yo. Me he percato que mi cuerpo débil ha entrado en la etapa de la resignación dando paso al momento, me subo a tu chepa con solo 19 meses y ancha es castilla y estrecho alicante. En fin, que mi resignación no ha sido una buena actitud y ya sabes eso de si no puedes con el enemigo únete a él y he pasado yo también a la negación.

Vamos que deben de estar los vecinos fritos con los gritos nocturnos ñoñeros de la niña, los arrebatos matinales y los gritos que pega pa salir de casa cual fashion victim hasta con gafas de sol a las 9 de la mañana. Pero yo he decidido que también voy a decir NO, mejor dicho SÍ , vamos que cuando ella diga ño me voy ir a por el Sí y vamos a parecer Iglesias y Rivera negociando las sillas del senado pero no pienso retroceder lo más mínimo a no ser que me ceda dos alcaldías, léase trago con tu ño pero me das una siesta de media hora un día y una noche de 6 horas seguidas 😉 En fin que neskatilla me tiene hasta la mismísima peineta y que me he dado cuenta que mi rollo zen me ha reblandecido hasta tal punto que la resignación en este caso me ha pasado una mala jugada.

NEGACIÓN Y RESIGNACIÓN

Por supuesto en esto al igual que como en el resto de etapas, siempre tienes el consuelo que sabes que pasarán, otra cosa es que pasen tipo tsunami pero yo se que un día el ño desaparecerá igual que vino, que volveremos a tener cierta armonía y que las crocs con calcetines, las diademas de arce y las gafas de sol me parecen un look aceptable para ir al supermercado a comprar. No querías niña, pues toma taza y media ¡!!! (Se aceptan consejos, trucos, estrategias de negociación, pastillas mágicas anti-dolor de cabeza, canguros pro-ño y marca dispuesta a cubrir los antojos estilísticos extraños de mi heredera.)

*Las fotos de este post son de mi propiedad.


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