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Némesis y el Sol, una historia de devastación estelar.

Publicado el 11 agosto 2017 por Daniel Prieto González @100cerosblog

Némesis y el Sol, una historia de devastación estelar.

Recreación de Némesis orbitando al Sol.
(Fuente: www.wikipedia.org)

Me gusta leer. Me gusta mucho leer. No me puedo ir a dormir sin leer al menos un par de páginas de algún libro o revista. Después de casi seis meses sumergiéndome en el mundo de la fantasía épica, gracias a diversos autores como Tolkien, George R.R Martin o Patrick Rothfuss, decidí introducirme en el mundo de la ciencia ficción de la mano de Andy Weir y su Marciano para finalmente acabar en la obra de Asimov. Tras disfrutar de 500 años de historia de la Fundación, es decir, de toda su saga, comencé con Sueños de Robot, una serie de relatos que te hacen reflexionar de la manera en que ningún otro libro me ha hecho (especialmente sobre el tema de la robótica). Actualmente me encuentro apartado de todo el Universo que conforman las sagas de Robots, el Imperio y la Fundación, en una historia independiente situada en un futuro cercano. Cuenta la historia de Marlene, una chica con una mente muy especial y de Rotor, un Establecimiento espacial que ha huido del caos del Sistema Solar hacia una estrella recién descubierta. Su nombre es Némesis y se trata de la destructora de la Humanidad. Que conste que no se trata de ningún spoiler, así que les animo a leer esta novela que me está encantando.
Seguramente os estaréis preguntando: ¿Por qué le ha dado ahora a este por contarnos sus lecturas? La respuesta es sencilla. Me adentré en la historia de Némesis suponiendo que se trataba de ciencia ficción, una mera fantasía para mantener al lector enganchado. Sin embargo, buscando esta tarde algún tema interesante para publicar en el blog, me encuentro con la existencia de una hipótesis llamada del mismo modo, la cual defiende que el Sol forma parte de un sistema binario estelar y que su compañera es Némesis, la responsable de las grandes catástrofes terrestres. Sinceramente, mi sorpresa fue enorme.
Aunque se trata de una hipótesis casi descartada por la comunidad científica, es un tema que me interesa, del que me gustaría hablar y compartir con mis lectores. Actualmente sabemos que el Sol forma parte de un sistema planetario junto a ocho planetas, sus respectivas lunas y numerosos cuerpos menores como planetas enanos, asteroides y cometas, donde incluimos la Nube de Oort y el Cinturón de Kuiper. Puede que exista un noveno planeta al que hemos apodado Planeta X, un cuerpo que orbita más allá de Neptuno y por fuera del Cinturón exterior. Si no hemos sido capaces de detectar al Planeta X hasta hace dos años, ¿quién nos garantiza que no hay nada más allá? Aunque este no fue el argumento principal para desarrollar la hipótesis (ya que data de 1984), es un dato interesante para dar algo de credibilidad a la idea. Némesis, la diosa de la destrucción y la devastación según la mitología griega, la vecina del Sol y la posible aniquiladora de la vida en la Tierra.
Aunque los científicos que desarrollaron la teoría no son capaces de decidirse sobre la naturaleza del cuerpo, tienen claro que formaría un sistema binario con nuestro Sol y que tendría una órbita muy alejada. Cuando estudiamos los estratos de la corteza terrestre, vemos que la Tierra ha sido sacudida por alguna catástrofe cada 27 millones de años desde hace 500 millones de años. ¿Cómo sucesos como este pueden ser tan periódicos? La respuesta es Némesis. Aquí podemos encontrar uno de los puntos débiles de esta hipótesis, ya que dichas catástrofes podrían ser causadas por un supervolcán, es decir, no tiene por qué ver con fenómenos astronómicos. Suponiendo esta segunda causa, Némesis tendría su máxima aproximación al Sol cada 27 millones de años, de manera que alterase la estabilidad gravitatoria de la Nube de Oort y provocase una lluvia de cometas hacia el Sistema Solar interior. Aunque la mayoría acabarían engullidos por Júpiter o por el Sol (haciendo caso a la probabilidad), alguno podría acabar impactando contra nuestro planeta y terminando con la vida, sembrando caos y destrucción. De ahí el nombre tan apropiado de Némesis.
Pero, ¿cuál es la naturaleza del hipotético objeto? Los científicos que realizaron esta teoría en 1984 (R.A Muller, Piet Hut y Marc Davis de la Universidad de Princeton y Berkeley) supusieron que no la habíamos detectado todavía ya que se trataba de una enana marrón, un cuerpo gaseoso que se ha quedado a medio camino entre estrella y planeta. Para más información sobre el cuerpo en cuestión os dejo el enlace a una entrada que publicamos hace ya un tiempo. Aunque no tuviese la suficiente masa para fusionar hidrógeno por si misma de manera constante, sí la tendría para perturbar la Nube de Oort y originar las catástrofes terrestres. De la misma manera, supusieron que este cuerpo distaba entre 1 y 3 años luz del Sol, mucho más lejos que Plutón (0,0006 años luz).
Sin embargo, tenemos que ser realistas y rechazar esta hipótesis. La periodicidad de las catástrofes no se explica con un cuerpo que orbita a esa distancia del Sol, ya que este a su vez se va desplazando por la Vía Láctea. Es muy poco probable que, durante el transcurso de millones de años, Némesis no se haya visto influenciada por la cercanía de otros astros y, por lo tanto, su órbita modificada. Siempre está bien echar a volar la imaginación e intentar explicar algunos fenómenos de esta manera. Al fin y al cabo, es así como avanza la ciencia, ¿no? Mientras tanto, la explicación para las extinciones periódicas sigue sin estar confirmada.

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