Capaz de encontrar flores en un desierto,
así trasplantabas las macetas,
una a una
en busca de una nueva esperanza.
Los frágiles tallos eran vástagos para ti,
primogénitos a los que cuidarhasta lanzarlos al verano,
a la edad madura.
Y luego abandonar como abandonamos a Pessoa.
Creemos en las divinidades
y en Roberto Braseroporque a ellos pertenece el reino de las lluvias
y las tempestades,
los barcos hundidos y la tragedia.
Nos entregamos a las danzas tribales
y buscamos el amor en las raíces,el agua desfilando entre la tierra
hasta llegar al núcleo.
Odio a Neruda y los almendros.
Todos sabemos que las cerezas tienen más futuro.