Revista Cultura y Ocio

Ni tú eres para tanto…Ni yo para tan poco

Publicado el 06 febrero 2016 por Águeda Lorena García González @aguedlgg
Ni tú eres para tanto…Ni yo para tan poco

Genial, sencillamente genial. Así se siente una, después de cerrar de una patada la puerta a quién hace unos días estorbaba.

Fue un estorbo desde el minuto 1 que apareció en mi vida. No sé cómo no supe verlo.

Hay una verdad irrefutable: Cuando "te pillas" no ves más allá de lo que tus ojitos de idiota tienen enfrente.

Y da lo mismo si lo que tienes delante es un rubio de ojos azules, un argentino encantador o un panameño de 197 centímetros ¡Como si estás saliendo con la abeja maya! No ves... Admítelo.

Ni tú eres para tanto…Ni yo para tan poco

No ves, no escuchas, vas a tu bola y cuando algo falla ¡oh que casualidad! la culpa nunca es suya.

Es que está cansado, es que se le ha muerto el perro, es que no tenía cobertura, es que le surgió un compromiso, es que no pensó que a ti te importase irte a las 4 de la mañana de su casa... ¿Somos idiotas?

Sí, somos idiotas....IDIOTAS con mayúsculas.

Nos ha pasado a todos y a todas, tu cabeza hace y te quedas tonta cada vez que te mira, cada vez que te habla, que te desesperas por un mensaje o por una llamada, que esperas ansiosa que proponga una cita... Y te montas una película amorosa en tu cabeza ¡Que ni Steven Spielberg en sus mejores tiempos!

De repente ese botón se apaga, se apaga y tú te preguntas: ¿Cómo he dejado que esto me pasara? Dejas que te pase... de eso no hay duda.

Cuando te das cuenta del problema, que no le gustas, que no le importas, que no le interesas... Empiezas a escuchar a Ricardo Arjona (mientras te cagas en to...) y tus sospechas se confirman:

"El problema no fue hallarte, el problema es olvidarte, El problema no es tu ausencia, el problema es que te espero, El problema no es problema, el problema es que me duele, El problema no es que mientas, el problema es que te creo. El problema no es que juegues, el problema es que es conmigo..."

La mayor parte de las veces nos enfadamos porque nos ha plantado a las 8 de la tarde de un sábado... ¡Haberle plantado tú a las 3 de la tarde cuando no te había dado ni sitio ni hora!

Te cabreas porque te invita directamente al postre y te sientes "mujer objeto" ¡Haberle dicho que tú no haces servicios a domicilio de sexo y a casa en taxi a las 3 de la mañana!

Te quejas de que sólo quedáis cuando a él o ella le interesa... ¡Haberle dicho NO, cuando te propuso una cita! Aprende tú también a manejar los tiempos.

En cambio no, tú no haces nada...Sólo te quejas.

Cuando una persona pone tantas expectativas en ver a alguien, se imagina una cita perfecta. La sueñas e imaginas durante días y al final la cita no es como esperas... Después vuelves a casa y piensas ¿Ha merecido la pena?

Ni tú eres para tanto…Ni yo para tan poco

Las dos horas encerrada en el baño poniéndote "femme fatale", la depilación a toda prisa, el modelito de ropa interior que elegiste, la colonia correcta, el salir corriendo para no llegar tarde y ser ante él la mujer perfecta... Y luego, ¿y luego qué?

Tu cita soñada con esa persona se transforma en una prenda de "ofertas con tara"... Ni te lleva a cenar, ni te lleva de copas, ni nada de nada... (O puede que lo haga, pero te das cuenta de que no lo disfruta).

Algunos te dicen "Nos vemos en mi casa" (que si lo llego a saber antes me pongo un pijama y me ahorro las 2 horas de "puesta a punto")

Y sí, probablemente antes de que pase todo, tú ya sabes que va a salir mal, que como persona (ya no como hombre o como mujer) te vas a sentir peor, utilizada, despreciada y como alguien que no vale una mierda a los ojos de ése o ésa por quién suspiras y que no mueve ni un dedo por agradarte en nada.

Cuesta... a veces cuesta una decepción (a mí me ha costado varias consecutivas) pero las decepciones también son buenas... Porque de repente ese deja de funcionar y se te activa el botón de: "Yo también me quiero"

Eso quiere decir que ya estás preparada... Si te quieres de verdad, si sabes lo que vales:

¡No te conformes con menos!

Ni tú eres para tanto…Ni yo para tan poco

Probablemente en unas semanas ese "Principe azul" habrá desteñido lo suficiente y podrás ver por fin a cámara lenta, todas y cada una de las veces en las que te decepcionó pero tú no lo viste.

Siendo sincera, sí lo viste. Pero creías que cambiaría.

Es un defecto femenino por excelencia creer que va a cambiar, que con dos citas más "va a perder el culo por ti", que si le das tiempo igual te llama, que si no le escribes te va a echar de menos, que si no te enfadas cuando "la caga" tal vez piense "que tía más maja".

Dejadme que os diga una cosa: La gente no cambia.

Y si ahora estoy escribiendo esto, es porque mi "click" respecto a él ya no funciona... Ahora mi botón "Yo también me quiero" ha empezado a surtir efecto.

He conseguido decir "No" (ni mis amigas me creían capaz de eso) a una cita soñada, deseada, a una noche loca (loca estoy yo si vuelvo a pasar por eso y levantarme decepcionada) he dicho "no te molestes, haz tus planes" ¡Y me he quedado tan ancha".

Me siento mejor ahora de lo que me hubiese sentido si hubiera aceptado, aún sabiendo que es la última vez, que ya ha captado el mensaje y no habrá otras citas.

Ahora ya sabe que yo "no soy de esas".

Yo no quiero ser el plan B, no quiero el tiempo que le sobra, quiero y merezco el mismo tiempo y esfuerzo, porque: Ni tú eres para tanto, ni yo para tan poco... Para pasar el rato "Bonito... ¡Búsquese a otra!"


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