Ninguna gracia – @Demenziado

Mi mejor amigo me ha llamado para recordarme que tiene voz; para decirme que se va de vacaciones y saber cuándo lo haré yo; para preguntarme cómo estoy, decirme cómo está y asegurarme que al regreso tomaremos unas cañas.

Hace meses que no nos vemos por culpa del trabajo, la familia, los niños, el supermercado, los imprevistos, el deporte, el sexo; una película, alguna serie de televisión, los dibujos animados, varias canciones; la pasión por la lectura, la distancia, los problemas, el cansancio y el tiempo.

El puto tiempo.

Me cuesta hablar sobre él sin insultarle, sin atribuirle el adjetivo calificativo más vulgar que se me ocurra. No está la cosa como para andarme con zarandajas. Tal vez prostituya todo aquello que me ha hecho daño o me cuesta entender, pero el tiempo es el puto tiempo como la vida es la puta vida.

La puta vida

A lo largo de ella he tenido que cavar con mis propias manos varias tumbas, para enterrar en lo más profundo del corazón las amistades que murieron por el camino, con el paso del tiempo. Aunque he de reconocer que lo vivido mereció las lágrimas de cada uno de los funerales.

Como todas las heridas simbólicas, las que me hice en las manos hurgando para enterrar los sentimientos se han curado muy despacio, pero han sanado. Por eso, aunque no me haga ninguna gracia pensar en ello, si algún día mi mejor amigo deja de llamarme y se jode nuestra amistad, cavaré otra tumba. Una más, una menos.

Me pregunto qué invisible línea guía nuestros caminos para que nos encontremos en un mundo tan grande. Desconozco qué extraño vínculo hace que nos enamoremos, porque he visto más amor en algunas amistades que en muchos matrimonios que conozco. También me pregunto qué mata la amistad, no sé si será como una pareja a la que se le acabó el amor porque dejaron de sentirse.

He perdido amistades y conociendo las razones, creo que nunca dejaré de quererles. Aunque nos hayamos fallado recuerdo lo positivo, porque en su día les abrí las puertas, las ventanas y el pasadizo secreto a mi interior. Sin duda, quien ha visto mi desnudez se merece todo mi respeto.

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