Revista Infancia

Niños «demasiado buenos». Mi hijo de 3 años es un ángel.

Por Mamapsicologain @mamapsicologain

¿Existen esos niños "demasiado buenos"? ¿Esos que jamás han protestado por nada, que nunca han tenido una rabieta o de aquellos cuyos padres dicen que obedecen a la primera sin rechistar? Hoy nos planteamos esta pregunta con el objetivo de analizar qué se esconde detrás de este comportamiento tan poco usual o frecuente.

Por qué lanzo esta pregunta al aire ¿Quién no ha deseado decir esta frase en alguna ocasión: "Mi hijo se porta de maravilla, obedece siempre, no protesta ni molesta. Un encanto de niño". Sí, un "niño bueno, demasiado bueno". Pero ¿qué hay detrás de estos niños demasiado buenos?

Niños «demasiado buenos». Mi hijo de 3 años es un ángel.
(c) Can Stock Photo / terachris

Consideraciones previas

Cierto que cada niño tiene su temperamento: unos son más movidos que otros, unos más apacibles y tranquilos, otros activos y exploradores. pero la verdad es que a esta edad, entre los 3 y 4 años, lo esperable es que exista cierta dosis saludable de energía desbordada, inquietud y ganas de saltar, brincar, explorar, ver lo que pasa si ... Esto es lo que un niño saludable de entre 3 y 4 años debe hacer.

Si quieres profundizar un poco más sobre cómo son los niños de entre 3 y 4 años y qué les gusta hacer, te aconsejo la lectura de los siguientes artículos publicados en este mismo blog:

De modo que, ante tanta energía y vitalidad desbordada y desbordante, es normal que en algunos momentos hayamos deseado que nuestros hijos :

  • se quedaran quietecitos.
  • "Molestaran" poco y nos obedecieran siempre a la primera.
  • Que dejaran de quejarse y
  • se conformasen con aquello que les ofrecemos en lugar de pedirnos siempre aquello que no podemos darles.

Pero estos deseos son irreales no forman parte de las características evolutivas de un niño sano de entre 3 y 4 años. Si nuestro hijo o alumno es así quizás deberíamos preocuparnos.

Los niños de esta edad, con un desarrollo emocional sano, se muestran a veces obedientes otras desafiantes, unas veces revoltosos, inquietos e inagotables, tanto que en ocasiones se ponen "insoportables" para los adultos.

Ante un niño excesivamente callado y dócil. Ese niño que parece que no está ni se siente debería hacer saltar las alarmas de cualquier adulto que esté a su lado.

¿Qué hay detrás de estos niños demasiado buenos?¿Qué se suele esconder ante este comportamiento poco habitual?

Detrás de un niño extremadamente bueno y dócil no es raro encontrar unos métodos educativos excesivamente severos y rígidos. Métodos autoritarios, poco afectuosos y fríos.

Son estilos educativosque no dejan libertad para que el niño se exprese espontáneamente, por lo que el niño aprende a inhibirse para no molestar y así no perder el cariño de sus padres. De modo que acaban por convertirse en esos niños al que los demás vemos como "demasiado" buenos.
Encontramos a un tipo de padres que elogian poco a sus hijos, que apenas les dirigen alguna frase afectuosa, que pasan poco tiempo con ellos y apenas juegan con sus pequeños. Son familias donde no abundan las caricias ni los abrazos, suelen ser ese tipo de padres que cuando su hijo se porta bien contestan que "ese es su deber: portarse bien, y que por eso no hay que ni premiar ni elogiar".


Ante este tipo de estilo educativo el niño puede llegar a pensar que sus pares no le quieren y por ello se esfuerza más y más en obtener alguna muestra de afecto y aprobación, que como niño que es tanto necesita. Al no obtener la respuesta afectiva que busca el niño se volverá cada vez más :

Estos pequeños, faltos de aceptación y cariño, muchas veces también tienen problemas al iniciar su socialización con sus compañeros de clase, ya que al ser poco espontáneos y pasar desapercibidos son ignorados o marginados por su grupo de iguales. Son niños etiquetados como demasiado buenos, a los que los demás les toman por poco avispados y que pueden acabar también siendo el blanco de acoso escolar.

Consideraciones finales

Con todo esto no quiero decir que no debamos poner límites y normas, todo lo contrario. Lo que quiero decir es que aquellos estilos educativos rígidos y autoritarios generan más problemas en la personalidad de nuestros hijos que aquellos más flexibles y afectuosos, con límites y normas claras, pero también con padres que expresan su cariño hacia sus hijos y que comparten su tiempo con ellos.
Y sí, es normal que nuestros hijos se comporten del modo que lo hacen: alborotando, preguntando, toqueteando, desobedeciendo, ... en definitiva es lo que les toca hacer para desarrollarse de un modo saludable. Los niños deben jugar, expresarse, dar rienda suelta a su forma de ser, todo ello conjugado con las normas de convivencia que tanto pares como educadores somos responsables de inculcarles.

Bibliografía de apoyo consultada:
La educación de nuestros hijos. De 0 a 14 años. Josefina Aldecoa. Temas de hoy.

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