Revista Comunicación

No a la Pena de Muerte

Publicado el 18 diciembre 2014 por Diego Gómez @elcuentazo

No a la Pena de Muerte

Como lo comentaba hace poco con mis compañeros de pasillo, pienso que quienes proponen la pena de muerte (o la muerte en general) como solución a algunas situaciones de injusticia, no dimensionan las posibles consecuencias que ello tiene en cuanto nuevas representaciones y el detrimento que habría sobre la importancia de la 'vida' y valores que la protegen, menospreciamos la posibilidad de que esa justificación que hoy le atribuyamos a la muerte como sinónimo de justicia puede evolucionar cada vez más con justificaciones más ligeras, o bien, siempre pongo el ejemplo de aquellas personas a quienes se les ha comprobado estar en la cárcel una cantidad de años deprimente y que a fin de cuentas resultan inocentes, ¿No confían en que esto puede suceder con la pena de muerte? ¿No se han enterado de casos similares en los Estados Unidos?.

Inmediatamente planteo mis argumentos básicos para la defensa de la vida, se dejan venir quienes creen que justifico la acción de los criminales que, según ellos, merecen pena de muerte. Así entonces procedo a reiterar que no busco justificar la injusticia ni la crueldad, sino que busco evitar la justificación u oficialización de la muerte como herramienta drástica de justicia (que en sí misma, justicia, es un "chicharrón" inmenso en su concepción)

Si bien sé que no es equivalente, no concibo la posibilidad de volver al antiguo testamento para retomar la "Ley del Talión", en donde pensemos en combatir muerte con muerte.

A la vez que comparto una nota reciente sobre un congresista Colombiano, muy conservador, retoma la pena de muerte para determinados casos, también intento equilibrar la balanza compartiendo un artículo de opinión del diario http://www.nytimes.com/ en donde se expone la otra cara de la moneda, se habla de los riesgos de casos de procesamiento capital basados en evidencia débil o marcadas por mala conducta del fiscal y otros comportamientos prejuiciosos. Es más una invitación a plantear la reflexión frente a la vida y la importancia que a ella estamos concediendo, o por el contrario, si consideramos tener facultades para sentenciar a alguien y más importante aún, ¿confiamos tanto en nuestro proceder actual como para no poner en duda algúna manifestación prejuiciosa/corruptiva que se aproveche de la muerte oficializada?.


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