Revista Coaching

No al escarnio público

Por Mbbp

 

No al escarnio público

No voy a hacer una lectura partidista o ideológica de la comparecencia de Jordi Pujol en el Parlament de ayer. Me es igual si es parte de una estrategia para tratar de exculpar a sus hijos que (sin el “presuntamente” tan de moda, aunque esté pendiente de demostrar judicialmente) han abusado de su poder y de ser quienes son, con un evidente tráfico de influencias o si se trata de una jugada para precipitar o interferir en el derecho irrefutable de los catalanes -o de cualquier ciudadano del mundo- a decidir por su futuro, libremente y siempre que quiera. Por cierto, las leyes deben servir a la sociedad, nunca al revés! Evidentemente tampoco entraré en los vericuetos legales o procesales que han llevado a esta absurda situación, nacida por la anécdota de una -ahora sí, presunta- herencia en Suiza. Cada uno tiene su propia Conciencia y ella será el mejor juez!

La corrupción -aunque no esté documentalmente aún probada- está afincada en Catalunya, en España entera y en la “recién” creada Unión Europea, desde hace muchos años o desde siempre, digan lo que digan unos y otros. El Sistema es corrupto, sin más! Aunque los empresarios y ciudadanos hayamos callado o jugado en ello y eso nos quita el derecho a quejarnos o a dilapidar en público a alguien como Pujol, último estandarte de hombre de Estado -mal que les pese a algunos- y un gran político con sus fortalezas y debilidades como cualquier ser humano, como no hay ni habrá más, en un mundo actual lleno de mediocres tecnócratas y políticos de dudosa capacidad profesional y sin carisma alguno.

Personalmente creo que el pecado de Pujol no es haber defraudado a Hacienda ni haberse lucrado personalmente en su demasiado larga trayectoria política, sino haber participado en la creación de un Sistema como el actual, en el que la corrupción forma parte inherente de él, además de haber tolerado que muchas personas cercanas a él -no solo sus hijos- se lucraran del poder, hasta el punto de creerse los dueños de su jardín, ya sea Europa, España o Catalunya. Ni Aznar, ni Zapatero, ni González, ni Montilla, etc. ni sus hijos, demás familia y conocidos, pueden afirmar que no lo hayan han hecho igual… o peor, diga lo que diga la justicia (sí, con minúsculas) creada por ellos mismos!

Hoy y aquí solo me quejo de la malicia e ira estratégica, la agresividad milimétricamente planeada de los que -como no valen por sí mismos y no han demostrado siquiera su capacidad de ser honestos ni de gobernar- se atreven a dilapidar o criticar (“para criticarme, supérame”) a álguien en público para intentar hacerse una imagen de redentores y salvadores de los sufridos e incredulos ciudadanos, una vez más. Ni qué decir tiene que ninguno de ellos puede demostrar -a título personal ni de partido- tener la Conciencia limpia y estar libre de culpa ante la corrupción. Unos por ser igualmente corruptos (aunque esté aún por demostrar, porque la justicia no es independiente y solo por eso) y otros por, sin serlo, haberlo tolerado y callado cuando tocaba denunciarla. Y eso afecta también a los ciudadanos! Y, por cierto, tampoco necesitamos redentores o salvadores, pues también tenemos experiencia en ello…

No me gustan las sanguinarias corridas de toros ni -con perdón por el símil- los escarnios públicos de alguien -aunque en este caso sea Pujol-, basados en la peor bajeza humana, afán de notoriedad y realizados con la mayor crueldad posible. Como tampoco me gusta que muchos ciudadanos, políticos y personalidades públicas supuestamente ejemplares griten en contra de la corrupción, apelen a la responsabilidad de cualquiera, den lecciones de moral y se quejen de la falta de transparencia y honestidad, mientras mantienen su ética sin usarla y cerrada en el armario y, lo que es peor, tengan su patrimonio en paraísos fiscales -o en comunidades forales con ventajas fiscales- y aplaudan ante el sufrimiento ajeno. Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra! Y yo ya he tirado mi primera piedra, reclamando honestidad, coherencia y apelando a la sensatez, en busca de soluciones para evitar que pueda volver a pasar, sin preocuparme tanto por lo que ya pasó y ya trabajando para un nuevo mundo y un nuevo sistema que se base en la fortaleza y virtud humanas y en las cualidades que todos y cada uno de nosotros debemos aportar para cambiar a mejor…


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