Revista Arte

NO: El optimismo como campaña

Por Androsmalv
NO: El optimismo como campaña                                                                                    "La publicidad es el factor y la fuerza moral                                          más grande de nuestra vida pública."
                                                                                  Joseph Pulitzer 

Aunque el nombre de Pablo Larraín no es indiferente para quien escribe en este blog, esta es la primera película que veo del director chileno que se ha consolidado con su sólidas obras que hablan principalmente de figuras y acontecimientos importantes para su país. Graduado de Comunicación Audiovisual en la UNIACC, y co-fundador de Fábula, empresa dedicada al desarrollo del cine y comerciales, punto de partida para su primer largometraje Fuga y sus posteriores trabajos.
Larraín, aunque de una familia de derecha, ha sido narrador comprometido sobre el oscuro pasado reciente de la dictadura, pero un compromiso desde lo cinematográfico, desde lo estético y aún desde la misma mirada realista, supeditada por el mismo quehacer del cine, pero finalmente, siendo ésto lo que le ha dado su reconocimiento, premios y entender " a su manera" la realidad de una época.Con siete obras en su haber, dos estrenadas en 2016, este guionista, productor y director relativamente joven (40 años) más que renovar el panorama del cine de su país y de la misma latinoamérica, ha logrado consolidar un estilo propio y unificado, a partir de la historia del Chile posterior a la dictadura.  Es con No, película que nos acerca al fin del período de Pinochet, donde nos introducimos a la obra de este director nacido en Santiago. NO: El optimismo como campañaAdaptando la obra teatral El Plebiscito de Antonio Skármeta, Pedro Peirano, polifacético artista chileno (periodista, cineasta, historietista y productor audiovisual) nos acerca a ese Chile de 1988, donde se realizó un plebiscito para establecer la continuidad o no de Pinochet en el poder, la película nos va a mostrar tal suceso.Tras quince años en el poder, la dictadura de Augusto Pinochet, se ve presionada internacionalmente y por los mismos cambios en el país, llevando a que la ciudadanía votara por un plebisicto  para que el General Augusto Pinochet permaneciera en el poder por otros 8 años o por el contrario, generar un nuevo gobierno. Y es en este punto que conocemos a René Saavedra (Gael García Bernal), un exitoso publicista, que termina siendo tentado por el comité del No, para llenar el espacio televisivo de dicha campaña, que parecía más una utopía o imposibilidad por el mismo contexto de la dictadura; los enfrentamientos, las revanchas, las campañas publicitarias, persecuciones y otras problemáticas se verán reflejadas en lo que le va sucediendo a René, a su familia, y a ese imposible sueño democrático, que a la final se verá confrontado, cuando el No gané legítimamente en las urnas.

Aunque es obvio el protagonismo de García Bernal, personaje de un "heroísmo" atípico, y con atípico me refiero a que es un personaje absolutamente humano, moralmente gris y mucho más enfocado en lo estético que en el planteamiento político de lo que está realizando - La campaña-, generando un diálogo de lo que se propone con esta película, que sí bien tiene un componente político - como toda obra- en este caso, está encausado en el mismo potencial de René Saavedra, es decir, más allá de sí está o no interesado en la salida de Pinochet del poder, sí lo está en crear esa gran campaña, esa gran publicidad que cambiará el destino de los chilenos, eso también marca los puntos de vista de los otros personajes, dándole mayor veracidad a la obra, y es en este punto donde el trabajo de Peirano es fundamental, por que el mismo tono de la historia y de la imagen, están acordes, casi como secuencias independientes de un formato de video - el u-matic-, como un material de archivo, un material en bruto o u reel, que hace bastante efectiva la narración de la misma.


NO: El optimismo como campaña

El trabajo de Sergio Armstrong, viene a ser todo un reto tanto técnico como estético, al hacer uso del formato Umatic, uno muy utilizado en los años 80, un poco sucio y plano, pero que en este caso tuvo un componente narrativo y conceptual al acercarse a la "realidad audiovisual" de la época, Armstrong, director de fotografía habitual de Larraín, logra involucrarse de una manera bastante acertada en este proyecto no tanto por crear una fotografía estéticamente bella sino más bien por desentrañar la unión estética de la obra, y en este caso, es realmente efectiva y lograda el trabajo de este chileno, que parece tener una gran empatía y entendimiento con Larraín,o mejor con sus puestas en escena.

La música de No, como muchos de sus componentes, está pensada en lo técnico y en el desarrollo narrativo, que sí bien no es la música más interesante, sí es bastante efectivo el trabajo de Carlos Cabezas, que configura una serie de "jingles" ajustados a lo que se está contando.

Al igual que el trabajo de Armstrong, el desafío por parte del montajista Andrea Chignoli, estuvo en empatar los materiales de archivo como los realizados por Larraín, pero también en ajustarse a esa línea casi de material en bruto o rushes, que van a caracterizar a la obra.


NO: El optimismo como campaña

Cabe destacar la actuación de García Bernal, a quien le sientan bastante bien este tipo de personajes como el trabajo de Alfredo Castro, que en algunos puntos llega a superar al mismo protagonista, sin embargo Gael García, es el foco principal de la obra y comparte con el largometraje, esa esencia nostálgica, y a la vez ese "desentendimiento" con el activismo más radical, que en cierta forma hace mucho más político a una obra, como sucede con No.

Es realmente interesante el trabajo de Larraín, arriesgado, inteligente en su narrativa pero bastante accesible en su estructura, que tal vez, esté demarcada por lo sentimental y porque en este caso, el antagonismo o los antagonistas, parten de una figura no presente en la obra, como lo es Pinochet, también porque tiene un humor sencillo, sin muchas pretensiones rebajando las cuotas dramáticas. En sí, una película que nos acerca a la dictadura chilena pero con la suavidad de un hecho que hizo más democrático a un país; y un cine que se consolida por parte de los Larraín (tanto el hermnao como el hermana hicieron parte de la producción y del diseño de la misma) que tiene al pasado chileno como protagonista.

Zoom in:  Nominada a los Oscar a Mejor Película extranjera, estrenada en Cannes y demás festivales.


Montaje Paralelo: Dictadura Chilena - Publicidad




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