Revista Belleza

No es país para negras, la obra

Por Negraflor @NegraFlor_Blog
05/12/2014 By Desirée Bela-Lobedde


No es país para negras

El jueves de la semana pasada tuve el honor de poder acudir a una de las dos únicas representaciones (por el momento) de la obra de teatro No es país para negras, dirigida por Carolina Torres Topaga, e interpretada por Silvia Albert.

La obra se pudo ver la semana pasada, los días 26 y 27 de noviembre en la Fábrica de Creación Fabra i Coats, que es el espacio que antiguamente albergaba las instalaciones de la Compañía Anónima Hilaturas de Fabra y Coats, una de las fábricas de madejas y ovillos de hilo de algodón más antiguas de España.


Fabrica de creación Fabra i Coats


La ficha técnica de No es país para negras dice lo siguiente:

Un viaje más allá de la identidad, un viaje a partir de la piel; la piel de la actriz, su realidad, su ficción, sus fantasmas y personajes, su herida… caminando de puntillas en dos mundos que la abrazan, buscando su lugar.

 

La obra incluye fragmentos del poema “Me gritaron negra“, de Victoria Eugenia Santacruz y una versión muy original de la canción “Duerme negrito“.

De la puesta en escena me gustó la combinación de la actuación en el escenario de Silvia Albert, mezclada con las imágenes proyectadas detrás suyos, los pocos objetos de los que se ayudaba en su representación, la música y la danza. Todo ello me pareció una mezcla muy atractiva para los sentidos.


Silvia Albert interpretando No es país para negras


A nivel personal, me impactó y me estremeció ver a Silvia en el escenario hablando de temas que necesitan un espacio, y que están relacionados con la realidad de los afrodescendientes como ella, y como yo.

A nivel emocional me removió mucho, porque hay mucho de autobiográfico en la obra y, aunque su biografía no tenga que ver con la mía, hay sentimientos y sensaciones perfectamente reconocibles, que resuenan muy dentro y que estremecen.

Y todo esto se consigue con una puesta en escena cuidada, pero sencilla, con muy pocos elementos. Pero, claro, con la fuerza que transmite la actuación de Silvia Albert, no hacen falta más adornos. No hace falta nada. Y yo lo prefiero así, porque entonces una se sumerge en la obra, y se pone en la piel de la protagonista… o se transporta de nuevo a situaciones vividas muy similares, que dejan los sentimientos a flor de piel.

No quiero contar mucho más de la obra, porque lo que vale la pena es verla. Y además, yo no soy crítica de teatro, y solo puedo hablar de mis percepciones. No soy capaz de hacer un análisis profundo a nivel técnico. Lo único que puedo decirte es que la obra remueve, la obra cala.


Silvia Albert en No es país para negras


Lo último que quiero decir es que, ahora que he visto trabajar a Silvia, la admiro muchísimo. Yo ya había coincidido con ella en algún otro evento, como en la presentación del libro Negros en los Campos Nazis, o en el encuentro de Mujeres Africanas organizado por la Fundación Mujeres por África. Es evidente que se trata de dos entornos totalmente diferentes, pero Silvia transmite calma, transmite paz. Y verla actuar a solas en el escenario, cantando, bailando, actuando me transmitió la fuerza y el magnetismo que Silvia encierra, y estoy encantadísima de haber podido descubrir la faceta de Silvia como actriz.


Con Silvia Albert


Además de todo lo que he dicho, he tenido la suerte de que Silvia haya accedido a contestar a algunas preguntas que quise hacerle después de la obra, y las transcribo a continuación.

Desirée: Carolina Torres Topaga es la directora de No es país para negras, ¿cómo llegó hasta ti la propuesta de protagonizarla? 

Silvia: Un solo es uno de los deseos de la mayoría de los actores. Hace mucho tiempo que tenía ganas de hacer uno mío, tenía varias propuestas teatrales. Al quedarme embarazada, comencé a buscar referentes para mi hija, comencé a preguntarme a que mundo la traía, empecé a necesitar estar más cerca de personas negras. Comencé a leer sobre panafricanismo. Quería montar una asociación de mujeres negras…quería participar en el programa de Uhuru TV… quería hacer un cortometraje… quería… quería… y en ese querer pasa el tiempo y me doy cuenta que mi manera de cambiar el mundo es por medio del teatro, es mi profesión, es el mundo que conozco.

Durante la preproducción de la obra estábamos barajando varios nombres para la dirección y Laura Freijo me recordó el de Carolina Torres y la respuesta fue claramente sí. Ya habíamos trabajado juntas en otros espectáculos La veu secreta dels ocells, Un hangar al cor de l’estranyesa, en  ambas participamos como actrices. También me había dirigido en una ocasión en una lectura dramatizada y su apuesta me pareció atrevida y contemporánea.

Junto a Carolina también esta Chechu Garcia, que es la responsable de movimiento. Ambas trabajaban a la par y ambas me son muy cercanas y les tengo confianza. Ingredientes indispensables para salir a escena a mostrarse.

D.: El texto es una creación colectiva a partir de Soy país para negras, de Laura Freijo, ¿qué ha implicado eso para el equipo de trabajo y cuál ha sido tu aportación? 

S.: El texto ha sido bastante complicado. Me reuní con Laura Freijo a principios de este año y le pedí que escribiera un texto para mí. Le dije de que quería hablar y tuvimos varios encuentros.  La primera propuesta de Laura era muy interesante y transgresora, pero no acababa de ser lo que yo estaba deseando contar. Ella hablaba de una mujer llamada Mercy que había venido de África y luchaba para hacerse un lugar aquí y yo quería hablar de la hija de Mercy, que ya había nacido aquí, que había olvidado parte o simplemente ignoraba la lucha de su madre y de otros antes que ella. Yo quería poner de manifiesto el desarraigo que sufre esa mujer aun teniendo raíces muy muy profundas.

Dos días antes de comenzar los ensayos murió Victoria Eugenia Santa Cruz y debido a su muerte conocimos su poema “Me gritaron Negra”.  A partir de ahí comenzó una nueva línea de trabajo, muy inspiradora.  Carolina insistió para que escribiese yo los textos, ella tenia muy claro que esta obra se trataba de auto referencia. Así que nos embarcamos en improvisaciones, en invocar recuerdos y recopilar historias.

D. ¿En qué ha colaborado el Projecte Vaca en esta producción?

Nosotras pertenecemos a la asociación Projecte Vaca, que cada noviembre organiza un festival.  Este año presentamos nuestra propuesta. La asociación nos proporciona los medios necesarios para poder estrenar esta obra de creación femenina.

D. A mí, como mujer negra, la obra me ha removido muchísimo porque expresa muchas de las cosas que necesito que se hagan visibles y que la sociedad en la que vivo las entienda. Supongo que la vivencia de muchas personas negras será parecida, pero me gustaría saber si habéis tenido feedback de personas no negras, y cuál ha sido su reacción frente a la obra. 

S.: Sí, sobre todo de personas sudamericanas, que se sienten identificadas y tocadas por la obra.

Algún blanco español me ha mostrado su malestar: se han sentido incómodos ante una verdad que les gustaría ignorar, de la que preferirían seguir sin hablar.

D. Las anécdotas que explicas durante la obra nos pueden resonar y remover a muchas y muchos afrodescendientes, ¿son específicamente tuyas o tus vivencias simplemente han sido la base para desarrollar algunas situaciones por las que muchos de nosotros hemos pasado?

S.: Exacto. Partimos de lo particular para llegar a lo general. Usamos mis vivencias para contar una historia con la que puedan resonar muchas personas. Hay anécdotas que no me pasaron a mí, sino a Carolina; otras las leí en un blog o me las compartieron.

Uno de los temas que ha quedado fuera de la obra es el de la no memoria. El deseo de olvidar, el esfuerzo por no recordar. Yo lo padezco y a pesar de estar trabajando en ello, a la hora de disponer de ciertos recuerdos que nos podrían ayudar en el montaje, no es fácil. La mente se bloquea, así que recurrimos a la invención, a la ficción.

D. La historia de tu viaje a África y, sobre todo, la historia de tu bisabuela me parecieron muy impactantes. Siendo anécdotas tan personales, ¿cómo te sentiste al exponerlas?

S.: Hace unos años comencé a recomponer la historia de mi familia. Sometí a mis tías a interrogatorios preguntándoles sobre nuestros antepasados. Mi tía Naty, la más pequeña de las hijas de mi abuela, me contó esta historia sobre mi bisabuela. Mis otras tías tienen diferentes versiones de los hechos. A mí me encantó esta historia, me gustó mucho que ella cogiera el pasado y lo reinventara a su antojo. La historia depende de quien la cuente; nunca habrá una sola versión. Así que pudiendo elegir escogí esta.

Disfruto narrando estas historias, me convierto en otro personaje y vivo otras emociones sin quedarme enganchada de ellas. ¡¡Me encanta!!

D. La obra dura unos cuarenta minutos. A mí me atrapó tanto que me supo a poco. ¿Os planteáis ampliarla?

S.: Sí. Como dije, han quedado varios temas fuera de los que considero necesario hablar, como los CIE, como la discriminación que sufren algunos niños ahora mismo en los colegios, hablar sobre los prejuicios que tenemos y de los que no somos ni conscientes etc… temas que ocupan a todos los no-blancos residentes en España.

D. El lugar donde se ha puesto en escena la obra, la antigua fábrica Fabra i Coats, me ha parecido un lugar muy adecuado y que ha dado mucho para llegar de una manera muy próxima al público. Para mí ha sido un acierto. Ya sé que es difícil hacer cábalas en este sentido pero ¿crees que en un auditorio mayor se conseguiría la misma conexión con el público?

S.: Creo que es muy importante la proximidad, que el público pueda latir conmigo y que yo pueda sentir el latido del público. Quizás dentro de unos años sea capaz de conseguir algo así en un auditorio muy grande, pero hoy por hoy esta obra esta pensada para salas de alrededor de 100 personas. Estamos compartiendo algo muy intimo. Me gusta al comienzo de la obra mirar a la cara de la mayoría de los espectadores, mirarles a los ojos y que ellos puedan ver los míos para que juntos hagamos el viaje.

D.: La obra ha estado en cartel dos días, 26 y 27 de noviembre en Barcelona. ¿Hay intención de volver al escenario en breve?

S.: Sí, una vez estrenada, recogiendo los feedbacks de la gente, realizamos algunas modificaciones a la vez que se comienza el trabajo de distribución. Enviaremos el dossier a varias salas de Barcelona con la intención de hacer temporada. No es complicado estar un fin de semana, pero nuestra intención es poder estar unas semanas como mínimo. La propuesta la queremos hacer llegar también a centros cívicos e institutos, incluyendo para estos lugares un forum al final del espectáculo en el que se plantearían varios temas a discutir como el racismo invisible que sufrimos muchas personas, con la intención de que los jóvenes puedan identificarlo cuando lo sufren y cuando lo actúan.

D.: ¿Os planteáis hacer gira por España con esta producción?

S.: No son tiempos fáciles para el teatro independiente. Las ayudas son escasas, nadie abona caches, así que la alternativa es ir a taquilla, lo que quiere decir que dependemos del público para realizar la gira con todos los gastos que eso supone (viaje, dietas, alojamiento…). Nuestro deseo es llevarla a todas las ciudades de España, pero hablará la realidad. Comenzaremos por las capitales y, en función de la respuesta, podremos ir a ciudades más pequeñas. Como he dicho tener audiencia es fundamental.

Antes de terminar el post de hoy, quiero dar las gracias Silvia, por todas las facilidades y la buena predisposición que ha tenido para atenderme siempre; también quiero darle las gracias a Maripaz, que ha sido muy amable, me ha atendido siempre con rapidez y diligentemente, y me ha pasado las dos imágenes de Silvia interpretando la obra y que son propiedad de Toni Payán. A todos, muchísimas gracias por la experiencia que fue ver la obra, y por todo lo que me han ayudado para poder publicar este post.

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Tags: afrodescendencia, No es país para negras, Silvia Albert, teatro

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