Revista En Femenino

No existe la violencia con cariño

Por Tenemostetas
Por Ileana Medina Hernández
Hay que volverlo a decir. Alto y claro.
No existe la violencia con cariño. No existe la violencia recomendable.
Está muy bien que las políticas contra la violencia de género hayan demostrado suficientemente que no existe la "violencia por amor" en la pareja. A ver si de ahí damos el salto hacia las niñas y niños.
Ningún psicólogo, psiquiatra, educador, pediatra, maestro, juez... ni profesional de ningún tipo, debería aconsejar NI GOLPES NI CASTIGOS a las niñas y niños. En ningún sistema ni en ningún grado. Debería estar estrictamente prohibido por la ley.
No existe la violencia con cariño
Existe la violencia que se transmite de generación en generación. La que recibimos e interiorizamos y por eso nos parece "normal" o justificada.
Existe la violencia que se nos escapa a nuestro pesar, porque perdemos el control, porque nos quedamos sin recursos.
Existe la violencia como último o único recurso cuando antes hemos hecho las cosas muy mal (y así las seguimos empeorando).
Existe nuestra ira interior reprimida, que no la sacamos con nuestros padres, nuestros jefes o nuestros compañeros, y la vomitamos, siempre, sobre los más débiles: los niños.
Existe nuestra poca paciencia, nuestro poca tolerancia, nuestro poco espacio emocional para proveer o amparar a otros, pues no fuimos de niños suficientemente cuidados o amparados.
Existe nuestro agotamiento, nuestra vida dedicada al trabajo por encima de todo, nuestro estrés y nuestras prisas.
Existe nuestra imperfección, nuestras grandes limitaciones, nuestra ignorancia, nuestra falta de empatía, nuestra ceguera emocional, nuestro analfabetismo sobre nosotros mismos y la condición humana.
Todo eso existe, coexiste y vive dentro de nosotros.
Pero no justifica pedagógicamente, bajo ningún concepto, que nunca el golpe o el castigo sean vehículos necesarios para educar.
¿Que funcionan? Sí, puede ser que efectivamente lleven a la modificación o extinción de conductas no deseables. Pero no es moral. Y dejan daño emocional para siempre (aunque este solo sea el convencimiento de que la violencia está bien en ocasiones). No todo lo que funciona puede hacerse a cualquier precio. También les "funcionará" a algunos maridos pegarle o castigar a sus mujeres. Y hoy ya lo consideramos como algo éticamente inadmisible. Los niños y niñas también son personas, con la misma dignidad que las mujeres y los hombres. Y ninguna otra persona, empezando por sus padres, tenemos permiso para violar su integridad física o moral.
Algunos psicólogos hablan de la importancia del cariño y de la autoestima, y a la vez venden o justifican el uso de métodos de castigo, o de extinción de conductas mediante el llanto o el aislamiento. Como si una cosa no tuviera que ver con la otra. Como si lo bueno fuera "una de cal y otra de arena". Es una falsa idea de equilibrio. No hay ninguna dosis de violencia necesaria en la educación. Ni grande ni pequeña. Ni momento ni lugar ni razón alguna para aconsejar "una pequeña palmadita" o "hasta aquí está bien y no hace daño". ¿Quién decide donde están los límites? No existe el exceso de buen trato. El buen trato es y debe ser siempre. Otra cosa es que a veces no lo consigamos, a nuestro pesar. Pero en ningún caso debe ser algo de lo que enorgullecerse, no es justificable y mucho menos recomendable como método educativo.
Jamás.


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