Revista Opinión

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Publicado el 03 octubre 2021 por Solitarios Invisibles @belzinvisible

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Y nadie dirá nada, y las trompetas sonarán sin sentido, vacías de sonido en un Haití que clama ayuda urgente y todavía sigue sin recibirla y lo hace en silencio y sin resentimiento, que puede ser que llegue en algún momento cuando nadie lo espere y sea un motivo de una preocupación por no haber resuelto antes un conflicto que podría ser solucionado si ya no quedan todavía barreras que lo impidan, por parte de esos que desean mártires pero no amigos, vecinos que los desean ver tras un muro de hormigón, concreto y concertinas, cuando puede ser debido a sus propios fracasos que impide contemplarlo desde el espigón de los desarraigos.

¡Qué esperan los malditos censores políticos y absurdos estadistas para ponerle voz a la calma, fortificando la esperanza, apagando la terrible voz del horror y la llama del caos que mata!. Hay en el mundo un infierno conocido como Haití, y una imagen desfigurada que sella el ingreso de los condenados, que es sin duda el cancerbero gobierno dominicano, que tiro la llave de la liberación hace tiempo. Y desgraciadamente no hace nada por recuperarla. Preámbulo abierto
No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Mientras EEUU vuelve a disculparme del trato y el impedimento mostrado a los haitianos que huyendo del hambre y ante la falsa noticia que las puertas del "imperio gringo" se hallaban abiertas, en República Dominicana se siguen dando muestras de una sordidez criticable a todos los niveles infinitos para demandarle prudencia y respeto a los derechos humanos, debido a la aplicación de una política inducida por un redil de casposos revanchistas, que ahora entresacan una constitución caducada y vejatoria que es impropia, en la que incluso el juicio de Nuremberg podría ser el preludio de descubrir un oculto genocidio.

lloréis nosotros “genocidas” vecinos, cuando empieza demasiado tarde.

Si las leyes son bastardas y pocos ennoblecidas que hacen peligrar el uso de las mismas para aplicarlas con equidad y un tesón para uso destructivo de los indeseables, como un modelo de arbitrio que no se quisiera para quien lo manipula, sin duda se prestan a ser modificados sus párrafos cuanto antes, puesto que cargan el arma de los sentidos y matan ciegamente por su infame y equívoco contenido.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

El electoralismo no puede estar por encima de las miserias humanas como un castigo divino, lo que obliga a revisar los textos de lo inútil y pernicioso de unas leyes que hieren y hacen sangrar la paciencia y congela el alma, por tanto deberían ser revisadas las letras para que fuesen menos lesas, porque evidencian torpeza y escasa indulgencia, evitando así confundirse con un ingrato populismo mesiánico, que bien pudiera pasar factura por la torpeza de quienes creen ostentar la razón y una maldad encubierta.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Se hace necesario convenir por todos los responsables de una país del que hay que defender por sus muchos dones y cualidades un serio grado de madurez, toda vez que hay que evitar sea confundido como el escenario de un falso paraíso, desparramando actos insolidarios cargados de intolerancia, sin previamente estudiar con atención, prontitud y firmeza los problemas internos ocasionados por una migración haitiana cada vez más acusada y ultrajada, que no demuestra a estas alturas el perjuicio que ocasiona por una falta de voluntad y solidez de comprensión, exigiendo el ejercicio de una gobernanza inteligente, al no optar por lo adecuado cuando son las personas las que están en riesgo de ser juzgadas por su ignorancia.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

No se puede arbitrariamente agarrar a la gente con rasgos "prietos" que ahora se esconden donde pueden, sean hombres, mujeres, niños, ancianos o jóvenes y hacerles la vida imposible, y un sitio en esas "guaguas" amarillas migratorias para volcar su contenido tras una frontera infame, que les llevará al cadalso o a un sufrimiento o peor suerte. Y hacerlo sistemáticamente como se está perpetuando y sin dar cuartel a formalizar un expediente, que clamaría muchas veces al asilo del más necesitado, lo que no sería una rareza, más bien un milagro.

No se puede decir al que fue tu vecino, que te ayudo a construir tu admirada realidad y el próximo futuro, a buscar otro refugio cuando mas te necesita, con ese "Dios te bendiga y que el diablo te reciba". Misericordia os piden cuando son expulsados, sin lágrimas, porque los haitianos no lloran debido a sus cromosomas y genética, que sigue estando presa entre cavernas y cadenas esclavas, las mismas con las que esas madres son agarradas en cualquier parte y obligadas dejan a sus hijos a su infortunio.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

No se da cuartel al supuesto "enemigo" y se consiente el trato inhumano que se les ofrece a una parte de esos vecinos que llevan tiempo en suelo dominicano, sin papeles ni presente, al acecho de cualquier desaprensivo que les recuerde que son mejores cuatro miajas de pan frío que un Haití en llamas.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Muchos desplazados hay por necesidad en un territorio de supuesta tranquilidad y abundancia, que ahora pretende despoblarse de residentes haitianos en pueblos y ciudades dominicanas, que trabajando en donde pueden y hacinándose en cualquier parte, se les obliga a adquirir un sentimiento de culpa, alimentándose con el rencor por la falta de consideración que reciben, recibiendo un trato desconsiderado y un desprecio caracterizado de vergüenza inapropiada, el mismo que se produce cuando la policía de manera malévola y concienciada de así hacerlo, penetra en viviendas sospechosas ocupadas por haitianos en barrios periféricos, incluso dando una patada en las puertas de quienes tras ellas se esconden con el consabido horror de ser descubiertos y deportados, a lo que se suma indefectiblemente ahora, no tener en cuenta un mínimo de sutileza humanitaria, que perjudica inexcusablemente a los hijos que dejan atrás un abuso que raya la contribución a un homicidio intelectual sin precedentes, asimilado un dolo provocado por el autoritarismo, que en este caso se revive a un "modus operandi nazi" de forma fehaciente, inconsciente y acusable, al cumplir las fuerzas del estado ordenanzas tajantes, firmadas por algún uniformado con estrellas miserable y sin sentimientos, al que habría de juzgarse por vejación de sus funciones.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

Muchos de esos inocentes marcados con una estrella caribeña y fascista invisible, son personas y no animales rabiosos, que a lo mejor por los actos que día a día se reciben lo serán prontamente. Muchos han nacido en un territorio que erróneamente creyeron hermano, pero sin obtener jamás las credenciales que los autentifiquen como nacidos en lo que hoy es tierra quemada y extraña, a los que se les ha permitido simplemente "vegetar" en éxodo consentido a sus perímetros hasta ahora concedidos, cuando la economía era floreciente, dentro de una distribución desordenada por intereses espurios de dominicanos mediadores e inversores extranjeros esclavistas, "legitimando" la tolerancia compasiva en los 48.442 km2 de una superficie que goza todavía, si las uñas y dientes de las víctimas no crecen, de una paz que puede romperse por la ceguera de un "príncipe", ayer piadoso y hoy corrompido de deudas políticas erráticas que lo transforman en una "afiche" de las tinieblas, que no obedece a la compasión y no ve más allá lo que podría suceder si no se corrigen tropiezos indecentes, que en cualquier caso empiezan a acumularse y pueden dirimirse en el Tribunal Superior de Estrasburgo.

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.

No más deportaciones, violencias innecesarias y traumas inolvidables, impidiendo ampliar el recorrido de esas "guaguas" amarillas y asesinas hacía campos de exterminio en un Haití que vive todavía pero no existe, que es hoy lo más parecido a un infierno, en el que se juzgan a quienes mañana pueden dejar de acobardarse y defenderse con lo que sea, para ser atendidas sus demandas y buscar la ilógica venganza que no debe precipitarse por nada y por nadie.

Belz - [email protected]

No lloréis por nosotros “genocidas” vecinos, cuando ya empieza a ser demasiado tarde.


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