Revista Opinión

No lo veré

Publicado el 24 febrero 2017 por Javier Marcos Angulo @clamorsegovia

No lo veré
Se nota, se masca en el ambiente, sobre todo en determinados ambientes que tenemos (tienen) que dar un paso más en la Constitución que fue aprobada en el 78.
Debemos ser realistas y terminar de una vez por todas de lo que yo llamo TNT (Transición No Transitada).
Los que por aquel entonces tuvimos la esperanza de que por fin iban a cambiar las cosas en España, en realidad nos pusieron en un brete cuando Adolfo Suárez desde aquel Movimiento Nacional propuso una Reforma Política (desde el régimen franquista) y nos coló -ahora nos hemos enterado- que el redactor de esa reforma puso en su texto la palabra mágica: Rey.
Así Suárez salvó algo importante para la época, ya que hizo que el Rey no tuviera que votar en las elecciones que se vendrían a celebrar para la constitución del Parlamento.
La palabra Rey al incluirla en ese texto estaba sancionando que Franco designó como su sucesor como Jefe del Estado y sus descendientes.
Dicen que fue para no soliviantar a los que vivieron durante 40 años la dictadura. Que no se quería volver a las dos Españas.
Es cierto que aparentemente se lidió con una posible confrontación de nuevo. Al menos eso nos hicieron creer.
Llegaron las primeras elecciones democráticas según la Constitución del 78 y ganaron con mayoría Unión de Centro Democrático (UCD) conglomerado de partidos surgidos de los que habían mandado durante esos años de dictadura.
Suárez, posiblemente creyó que había dado un paso de gigante de transición a la democracia, y por eso en un sábado santo legalizó al Partido Comunista de España.
UCD, empezó a perder fuerza por los mismos que venían de la dictadura y acabó desapareciendo y se produjo el golpe del 23-F, que esperemos pueda saberse por fín quien fue el elefante real del mismo.
Mientras a lo largo de estos años democráticos se han ido transmitiendo el poder el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Popular.
Entonces llegó el 15-M y lo transformó todo. 
Espero que algún día tengan la valentía de refrendar con un referéndum si la Jefatura del Estado se hereda o es electiva.
Me atrevo a augurar algo -aunque me gustaría asistir a ese referéndum- pero me huele a que no lo veré.

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