No me cuentes historias

No me cuentes historias. La misma historia todos los días. El trabajo. Los niños. Un marido descuidado.

Y tú ¿qué haces por cambiar tu historia?

No me cuentes historias, que me aburres.

Toda una vida para los demás. Cuándo piensas vivir la tuya. Cuándo tus hijos sean grandes. Cuándo. No tienes toda la vida. Apresúrate que se te acaban las historias.

No me cuentes historias que duermen en la mesita de noche, junto con sueños hechos pedazos aguardando que un día encajes las piezas para que tu vida tenga sentido. Una mesita de noche que sabe demasiado. Una mesita de noche que al abrir el cajón te reprocha que no estás viviendo la vida que tanto has soñado.

No me cuentes historias. Todos tenemos una.

Por qué la tuya es diferente. No eres ni mejor, ni peor. Solo tu y tu historia. Una historia que es tu vida. Una vida que no dura. Que cuando te quieras dar cuenta tus hijos serán grandes, y tu TAMBIÉN. TAMBIÉN en mayúsculas porque ellos querrán vivir a “tope” y tu querrás poner tope a una historia que no es la tuya. Historias que no te pertenecen. Historias que quieren ser vividas de modo diferente.

Que no me cuentes historias. Que yo tengo la mía. La que quiero vivir. Ni la tuya ni la de nadie. Solo la mía.

No me cuentes historias y vivela.