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“No one will survive the end of love”: El salario de la violencia. Mitos y padres, América según Phil Karlson para Cinearchivo

Publicado el 13 noviembre 2010 por Esbilla

“But very soon the glory will make shameful, what is true“

Clem Snide, End of love

“No one will survive the end of love”: El salario de la violencia. Mitos y padres, América según Phil Karlson para Cinearchivo
Última entrega del dossier sobre Phil Karlson realizado en Cinearchivo que viene, en lo posible, a restañar el olvido que pesa sobre un director mayúsculo, perteneciente a esa especie de generación perdida entre los maestros del periodo clásico y los renovadores de la generación de la violencia de los que hablaba en aquella entrada sobre The Phenix City Story, una de sus cumbres. PHIL KARLSON (III): «REYES» DE LA SERIE «B»

Este tercer capítulo, realizado entro un servidor, Christian Aguilera y Juan Carlos Vizcaíno, recopila  cuatro títulos: Los hermanos Rico de 1957, una de las obras maestras del director sobre un original de George Simenon, y el excelente western El salario de la violencia de 1958 y ya adentrándose en los 60 el drama bélico Hell to eternity , única aportación al género, y el film de aventuras, según la moda de los safaris, Safari en Malasia (1963) con protagonismo de Robert Mitchum.

Queda, por lo tanto, una buena porción de su carrera pendiente de revisión, a saber:  la muy poco conocida y al parecer bastante irregular década de los 60, inlcuyendo el vigoroso piloto que realizó para la serie televisiva Los Intocables y que se distribuyó cinematográficamente como Cara Cortada, contando con un eléctrico Neville Brand como Al Capone y que supone, a mi entender,otra de su grandes películas y una aportación sobresaliente al resurgir de las cintas de gansters, los trabajos sobre el paródico personaje de Matt Helm para Dean Martin o también su post

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rero taquillazo de los 70 Pisando fuerte, por ejemplo.

Pero como la voluntad no era exhaustiva sino representativa, convendremos en que, al menos, queda abierto el camino para la revalorización merecida. La proxima cita será con otro personaje inolvidable, Edgard G. Ulmer.

Por mi parte me ocupo de ese western mencionado arriba, El salario de la violencia, o Gunman´s walk (FichaFilm.asp?IdPelicula=56623&IdPerson=18426 ) en su estupendo título original,  una de mis películas favoritas del director, que supera con facilidad su carácter de vehículo estelar para los jovencitos Tab Hunter y James Darren erigiéndose como toda una reflexión sobre el cambio de los tiempos y como uno de los mejores western psicológicos de los 50. Para seguir leyendo solo tenéis que clickar donde el texto termina:

….En El salario de la violencia se habla de padres e hijos, del pasado frente al futuro, del mito del Oeste contra las nacientes ciudades y el progreso, de la construcción de un país sobre las cenizas de su mitología violenta. Y todo ello, nada menos que en hora y media. Gracias a la tensión entre un guión rico en penetración psicológica y frases lapidarias, y una dirección nervuda

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y sin florituras se sostiene un film de enorme variedad de significados y pasmosa sencillez formal; un trabajo que se explica igual de fuera a «dentro» a «fuera» que a la inversa. En el primer diálogo sostenido entre Ed Hackett (un Tab Hunter apropiadamente arrogante y ofuscado) y la mestiza Clee (Kathryn Grant) éste le pregunta, hablando figuradamente de caballos, si ella «es salvaje o solo está descarriada». En realidad esta frase está «metaforizando» el propio carácter del personaje y explicando la convulsión interna de su drama. Él es un reflejo distorsionado de su propio progenitor, un ranchero despiadado, poderoso y audaz al que interpreta un gran Van Heflin. Uno de esos mitos que «ganaron el Oeste» por las armas y que se ve incapaz de aceptar el mundo moderno que vendría a estar representado en su hijo menor, despreciado por débil un padre que quiere que sus hijos le llamen por el nombre, que se resiste a envejecer, a cambiar y finalmente a ser derrotado por el tiempo, aunque esto signifique no querer ver como Ed se pudre por culpa de un concepto equivocado de la paternidad que potencia lo peor de sus vástagos. Si uno representa su «distorsión» el otro es la reacción, el contario a su padre, como se muestra durante la primera conversación/enamoramiento entre Davy (James Darren) y Clee, en la cual éste le pide disculpas por la actitud de su hermano mayor. A renglón seguido ella le replica: «No te reconocí porque no llevabas la marca de los Hackett. Un revolver»….seguir

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