Revista Tendencias

No sé

Publicado el 05 marzo 2015 por Claudia_paperblog

Cuando te levantas y ves las bolsas que hay en tus ojos es cuando te das cuenta de que todo se ha acabado, o eso crees, porque en realidad sabes que tendrás la esperanza de que vuelva. Ahora sabes por fin lo que es una noche en vela, que no tiene nada que ver con las que has pasado antes de un examen importante. Las noches en vela son mucho peores, no quieres ni puedes dormir, pero tampoco quieres ni puedes pensar, así que el tiempo se sucede muy lentamente, gota a gota lágrima a lágrima.

cordura

Y es que lo hiciste mal, dijiste que te ibas a lanzar, pero solo lo hiciste a medias. Nunca has confiado ni te has atrevido a sentir. Ahora que todo se ha acabado de una manera tan abrupta, solo te queda reír y llorar y mirarte al espejo compadeciéndote de ti misma una y otra vez, qué pena das. Y sí, te lanzaste, pero no de golpe, sino a trozos y llegaste al suelo incompleta y desmembrada, y recibiste el duro golpe. Además, él no te dio la mano como tú le habías pedido, también lanzó solo una parte de sí al vacío, dos dedos. Ahora solo te queda pensar en lo desgraciada que serás, con quién hablarás cada noche por teléfono y quién hará que tus fines de semana tengan algo de sentido. ¿No querías dolor? Pues tómalo, ahí lo tienes, el cielo por una vez te ha escuchado. Solo te queda tragarte esas lágrimas e intentar que esa presión en el esófago no salga hacia fuera. Esa opresión tan similar a las ganas de vomitar, que empeora aún más cuando a la mañana siguiente te comes esas galletas reblandecidas, las que él te dio para el camino de vuelta, cuidándote para que no pasases hambre. Te ha dado un asco increíble comerte esas galletas, pero has acabado con lo único que te quedaba de él. Eso y las conversaciones de wahtsapp y dos textos (ahora tres) que has escrito en este blog y que, en cierto modo, hablan de él.

Y me he sentido como cuando me acabo un libro que me encanta, me he quedado seca y vacía, pero lo peor es que sí me he acabado un libro, justo al mismo tiempo que él acababa conmigo y una de sus últimas frases era: “No hay verdad, sinceridad, fuerza ni afecto que pueda apaciguar este sufrimiento. Lo único que podemos hacer es superarlo y aprender algo de ello, sabiendo que lo que aprendamos no nos servirá para afrontar el próximo sufrimiento”. Es triste pensarlo así, pero nos creemos que un sufrimiento nos servirá para un futuro, pero cada sufrimiento es un mundo.

Sabía que nosotros dos podríamos haber llegado a la prometida y tan codiciada locura, habríamos sido fuego, magia pura, pero del mundo de la locura hay que saber salir, y nosotros no lo habríamos conseguido. Nunca. Nunca.

Me gustaría que él leyera esto, pero no sabe de la existencia del blog, así que no lo hará. Nunca. Nunca.

Solo tengo ganas de llorar. El tiempo. Todo. Locura.

lagrimas


No sé.


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