Revista Opinión

No sé que es peor, si el chavismo o el síndrome de Rajoy

Publicado el 28 mayo 2016 por Franky
Han convertido el chavismo venezolano en el arma favorita de la actual campaña electoral, pero olvidan otros males españoles casi igual de espantosos. Uno de ellos es el "Síndrome de Rajoy", que consiste en una insensibilidad enfermiza que te hace caminar sin asco entre las porquerías, convivir con la corrupción y soportar sin mala conciencia ni mover un músculo la pobreza, la injusticia, el abuso, el desamparo, la desesperacion y otros muchos males. --- No sé que es peor, si el chavismo o el síndrome de Rajoy El chavismo, como dice Rajoy, es una amenaza para España, pero el síndrome de Rajoy no es menos grave. Ese síndrome consiste en convivir fácilmente con todo lo sucio, incluyendo la corrupción, el desamparo de los débiles y la pobreza.

Convocar el Consejo de Seguridad Nacional, como ha hecho Rajoy, para analizar el peligro chavista parece un sarcasmo en un país donde ese consejo debería haberse reunido cien veces antes para estudiar amenazas quizás peores, como la corrupción institucionalizada, el abuso de poder, el asesinato de la democracia, la pobreza, la arbitrariedad pública y los estragos que causan la injusta distribución de la riqueza, lacras ante las que Rajoy y su insensible mundo no reaccionan jamás, ni mueven músculo alguno.

Es cierto que el chavismo asfixia a la nación con totalitarismo y fracaso económico, pero no es menos cierto que el síndrome de Rajoy convierte a la sociedad en una marea de muertos vivientes, sin capacidad de rebelarse ante la injusticia, el despilfarro, el endeudamiento atroz, el gigantismo del Estado y otros muchos dramas. Por lo menos Venezuela esta viva y tiene un poder legislativo en rebeldía, que no acepta el triste destino de la nación, y una sociedad que se rebela y se enfrenta a la iniquidad, pero España solo tiene zombies por las calles, a los que parece que les da igual que la pobreza avance como un Sunami, que nuestros jóvenes no tengan futuro, que las bandas de inmigrantes delincuentes operen por todo el país o que los partidos políticos se hayan convertido en peligrosas bandas de saqueadores.

Las urnas están a punto de abrirse de nuevo y los españoles se enfrentan, por segunda vez en medio año, al triste compromiso de tener que votar a sus verdugos y a elegir en los indeseables que se presentan, algunos de ellos con mensajes totalitarios del pasado y otros con la terrible culpa de haber gobernado España de manera vil y torpe, colocando la nación al borde del abismo, víctima del despilfarro, la injusticia, el endeudamiento salvaje, la corrupción, el desempleo y muchos otros males que ellos, arrogantes y sin arrepentimiento, ni siquiera reconocen.

Esgrimir el chavismo como amenaza en España está bien, pero solo podrían hacerlo con legitimidad y decencia los que no han ensuciado y destrozado la nación con otros males tan terribles como la misma amenaza chavista. La España surrealista y de opereta, la pavorosamente injusta de siempre, sigue hoy activa y con una salud de hierro.

Francisco Rubiales


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