Soy un desastre. Debo tener otras cualidades, pero desde luego la destreza manual no es lo mío. Pero me lo tomo con humor y espero mejorar, con tiempo y práctica.
Hoy te hablo en concreto del trapillo. Me encantan las creaciones de bolsos y cestos que inundan Pinterest e Instagram, y admiro a las gente que con tanta naturalidad coge la aguja y hace que parezca que es fácil tejer. Tengo de referencia a mi querida amiga Paula que ha hecho hasta alfombras!!! Pero es que ella con las agujas hace de todo y todo bonito.
Mi (única) experiencia con el trapillo se remonta a noviembre del año pasado. En el fin de semana que las Elevenlives+1 nos fuimos a Sorzano, Paula nos organizó un taller para enseñarnos a tejer con trapillo. Trajo agujas para todas y unos preciosos cuadernillos personalizados para explicarnos los puntos, y como crecer y menguar.... Y madejas de colores preciosos... Y allí nos pusimos todas a tejer. Algunas tenían nociones, y otras un don natural para tejer porque la que más o la que menos hizo un posavasos o un cesto... Y yo.... Pues yo hice 'algo', algo con un punto tan apretado que el trozo que tejí era casi rígido... Lo guardé con mucho cariño por el empeño que puso Paula en enseñarnos y porque me costó trabajo hacerlo.
Pensé en utilizarlo como salvamanteles, pero me daba pena mancharlo así que ha estado este tiempo en mi mesilla de noche.
Hasta hoy, que he descubierto cual iba a ser su utilidad. Un organizador de diademas. Tengo varias diademas, pero siempre mal colocadas en un cajón. Pero mira qué bien quedan aquí. Bueno, a mi por lo menos me gusta mucho. A mi cuadradillo de trapillo le he enganchado un palito, le he puesto una cuerda y he colocado las diademas entre sus puntos tupidos. ¿Qué te parece?
Este es mi pequeño homenaje a todas las personas que hacen maravillas con sus manos y sus ideas y sirven de inspiración a gente patosa como yo. Gracias.
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