Revista Cocina

No Somos Su Voz

Por Luistovar

No Somos Su Voz
Me resulta problématica esa idea difundida por algunos animalistas que dice nosotros somos, o debemos ser, "la voz" de los otros animales. 
Primero; porque ellos no son mudos ni inexpresivos. Ya tienen su propia voz. Poseen su propio lenguaje y forma de expresión, aunque nosotros no les podamos entender. 
Segundo; porque ellos no nos han elegido como sus representantes. Por tanto, no podemos ser sus portavoces legítimos. 
Tercero; porque lo que en realidad hacemos siempre es ser la voz de nuestros propios deseos o de nuestra interpretación de una teoría moral acerca de lo que debemos hacer y de la diferencia entre el bien y el mal.
Es posible que ese lema de que "somos su voz" nos resulte muy evocador. Pero el solo hecho de que algo nos guste no conlleva que esté bien. A mucha gente le gusta comer animales y eso no significa que esté bien. Eso no es un criterio válido. Y no importa que la finalidad que se pretenda sea supuestamente buena. No somos su voz y no deberíamos creer ni decir que lo somos.
Sabemos que los demás animales son seres sintientes; seres dotados de conciencia, que tienen voluntad e intereses propios. 
Sabemos que la lógica moral indica que su individualidad y sus intereses no deben estar supeditados a nuestros deseos y necesidades; y que ellos poseen un valor inherente que no debemos violar por razones instrumentales.
Eso, y lo directamente relacionado con ello, es todo lo que podemos saber a ciencia cierta. Se trata de datos objetivos que podemos comprobar y demostrar. Más allá de esto, considero que creer que nosotros podemos saber qué es lo que piensan y desean otros animales sobre cada situación de su vida sería simple especulación o una suplantación.
No podemos saber lo que ellos pensarían u opinarían sobre su situación específica. Ellos no nos hablan ni nos comunican sus ideas en un lenguaje que podamos entender. 
Por tanto, no somos "la voz" ni los representantes de la voluntad de otros animales. Lo único que podemos representar es nuestros propios deseos o, aparte, nuestra idea de que lo es moralmente correcto y debemos hacer.
Por todo ello, pienso que no deberíamos decir que somos "la voz" o los representantes de la voluntad de otros animales. No actuamos en nombre de otros animales, ni somos sus portavoces. Sólo actuamos en nuestro propio nombre o en el de lo que consideramos que está bien y que debemos hacer.

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