Reseña over 18.
No te escondo nada es la “otra” trilogía erótica de moda (y las que vendrán…). Pero, a pesar de este comentario, he de decir que no tengo nada en contra de estas novelas, sino todo lo contrario; son lecturas ligeritas que enganchan y se leen de un tirón.
La novela de Sylvia Day es muy parecida a Ciencuenta sombras de Grey, no nos vamos a engañar, pero tiene una diferencia remarcable: Eva, la protagonista, no es retrasada mental. Ni virgen a los veintipico. Ahí es nada, señores. Además, es una chica que vive en la abundancia, así que la diferencia en la relación que tiene con Gideon Cross con respecto a Grey es también palpable: no dice guauuuu cada vez que aparece con un cochazo. Y, por supuesto, no hay nada de sadomasoquismo; lo suyo es una relación sexual normal, un poco impetuosa tal vez, pero normal.
Entonces tenemos a Eva -con facultades mentales dentro de la media- que entra a trabajar en una empresa de publicidad en un edificio de Nueva Yorkde donde también tiene su empresa el joven y millonario Gideon Cross -con el cerebro en la bragueta, o sea, lo normal también-. La atracción es instantánea y, aunque al principio Gideon trata de establecer una relación predeterminada de antemano y puramente sexual, enseguida se dan cuenta de que ambos quieren más, de que se han enamorado y que quieren intentar tener una relación más seria. Eva vive con un amigo gay (bueno, digamos que es gay abierto a todo) que es modelo, y la pobre tiene que padecer a una madre supercontroladora que está asustada de que su hija empiece a volar por libre. Desde el principio sabemos que en el pasado de Eva hubo algo más, algo horrible que la ha marcado de por vida. Lo mismo ocurre con Gideon, pero ambos deberán abrirse el uno a otro para superarlo.
Como veis, es una novela romántica disfrazada de erótica, y de esas que yo considero solo para chicas. Está bien escrita y hace que pases páginas sin darte cuenta, con capítulos más bien cortos que terminan en un punto álgido y que hacen que tengas que leer el siguiente sin remedio. Pero tiene un fallo, a mi entender, y es que la autora piensa que mientras más palabras malsonantes pongas y menos rango de vocabulario utilices, más excitante es la novela, cuando lo que sucede es todo lo contrario: las escenas de cama (o de limusina, se entiende) se vuelven repetitivas. De hecho, muchas veces ni siquiera entra en materia porque ya le debe de cansar hasta a ella misma.
Aparte, y esto ya es un tema que me empieza a preocupar, quería lanzar una pregunta a todas las mujeres que estén leyendo la reseña. Chicas: ¿vosotras tenéis cuatro orgasmos seguidos, así, como cosa normal de todos los días, a uno por minuto (aproximadamente)? Por favor, si la respuesta es sí, enviadme un email y explicádmelo con detalle (mi correo está en la barra lateral). Y, aprovechando, a los chicos: ¿¿¿vosotros también???
Es que no sé si me estoy perdiendo algo…
En definitiva, la novela tiene sus puntos buenos y sus puntos malos. Los personajes están mejor perfilados, incluyendo los secundarios, y la trama es más atrayente, pero el tema estrictamente erótico se hace cansino y, sinceramente, a veces dan ganas de pasar las páginas para seguir con la trama propiamente dicha. Quizás me hubiera gustado más si no hubiera leído previamente a Grey; es mejor novela que la de Grey pero, al ser prácticamente una copia, te da la sensación de haberlo leído ya; es inevitable y por eso le pongo menos puntuación, por la sensación de repetición.
De momento no seguiré con la trilogía, aunque no lo descarto del todo para cuando se me pase el empacho erótico, jaja.
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