Revista Psicología

No te hagas pedazos por mantener a los demás completos

Por Paulo Mesa @paucemeher
No te hagas pedazos por mantener a los demás completos

¿Te estás haciendo pedazos en este momento por intentar mantener "completa" a otra gente? ¿Lo has hecho antes? Posiblemente no lo sabías porque te parece muy normal "ser así", hacer las cosas de ese modo y es un problema de doble vía.

Nos rompemos el alma haciendo o dejando de hacer un montón de cosas por el "qué dirán", pero lo más "loco" del asunto es que si nos preguntan qué pensamos nosotros mismos sobre lo que hacemos con seguridad no tenemos una respuesta o la que creemos tener termina siendo algo dentro del círculo: "alguien más necesita... alguien más quiere... a alguien más le importa".

Esto aplica para vestidos, relaciones, vehículos, viviendas, zapatos, accesorios, conciertos, eventos sociales, asistencia a fiestas indeseables, comidas que no queremos, visitas que no nos importan, relaciones que nos hacen daño, opiniones laborales y hasta salidas que no queríamos hacer en un día en el que en realidad lo único que anhelábamos era quedarnos en casa.

No le pongas tanta ceremonia, no es un gran problema existencial, es simplemente una cuestión cotidiana en la que a toda hora estamos poniendo atención (energía) en mantener "a gusto" y "tranquila" a mucha gente a la que incluso ni siquiera le importamos.

Ten presente que tú y ellos juegan el mismo juego; ellos también te dan poder a ti, también están preocupados por lo que pienses de ellos. Así que, en términos técnicos y prácticos, más o menos todos somos y actuamos como unos psicóticos (personas que se escinden o se desconectan de la noción de realidad socialmente compartida), pero al mismo tiempo no lo somos.

Lo que llamamos "realidad" es ese acuerdo que todos hacemos sobre "lo que es y que no es, lo que no hay que explicar porque ahí está", pero que algo sea "real" no necesariamente quiere decir que sea cuerdo o racional, ni siquiera implica que sea correcto o incorrecto. En todo caso, lo que tú y yo aceptamos como real es lo que nos da una medida de lo que es apropiado hacer.

Así que, si tu aceptas tu locura y te preocupas por la locura o cordura del otro amplías tu grado de locura consecuentemente. Dicho coloquialmente, es un loco preocupado de otro tan loco como él. Ambos están hechos pedazos por mantener la locura del otro. Imagínate encerrado en un psiquiátrico preocupándote por la locura de los otros "loquitos" y viceversa.

Tres preguntas simples para terminar, tres preguntas simples para que te pares, te tomes un té o un café y pienses: ¿Cuál es la gente que te rodea? ¿Cuál es su locura? ¿Cuál es la tuya?

Recoge tus pedazos y ponte hacer lo que tienes que hacer, nada más.

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