Revista Coaching

No tienes agallas

Por Virginia Picó

vitalissimInfinidad de personas pasan por la vida como si nada, sin dejar huella, sin realizarse, ni tan siquiera intentarlo, unos “mindundis” de pacotilla que hacen lo mismo que sus ancestros y enseñan lo mismo a su descendencia aún esperando que prosperen, encima ignorantes!!. Y es así, porque es lógico que puedas pensar que tu familia te recordará, pero ¿durante cuánto tiempo? ¿en qué hechos destacables de recordará? ¿qué circunstancias notorias dejarás a tu paso? ¿acaso recuerdas a tu bisabuelo? a no ser que destacara por algún hecho heroico, empresarial, social o cultural ni recuerdas la cara que tenia. El tiempo borra las huellas, y si esas huellas son deslucidas, más fácilmente se disipan.

Desgraciadamente una gran mayoría pasan por esta vida sobre-viviendo, buscando el placer y huyendo del dolor,  y  los que reúnen el valor suficiente para cambiar alguna cosa son una gran minoría; algunos sienten que algo no va bien, lo notan, lo perciben, pero no tienen agallas para admitir que la única responsabilidad de seguir así o de cambiarlo es suya. Los que si tienen el valor suficiente para encararse a sus propios demonios, son los que de verdad hay que admirar.

Toda mi admiración a los que concientemente desean cambiar, y son capaces de trabajar, dejar sus prejuicios, enfrentarse a sus creencias y colaborar; bienvenidos seáis si así lo decidís.

Para todos los demás…… “out of order”,

Para todos aquellos que carecen de agallas, para todos los que esperan un cambio sin esfuerzo, para todos aquellos que, por el hecho de pagar, se crean con el divino derecho de reclamar sentirse mejor, para todos aquellos que no quieren pero que hacen el intento y lo único que provocan es fastidiar al que tienen delante, para todos aquellos los que piensan que están por encima del otro, para todos aquellos que incumplen faltando al respeto a quién les ha escuchado, para todos aquellos grandes tocapelotas que hacen perder el tiempo al que valora su oficio, para todos aquellos los que no ven un palmo más allá de sus narices, para todos aquellos que juzgan sin conocer al prójimo, para los que prefieren cambiar o medicar a sus hijos porque no son capaces de ver que sus propias miserias las proyectan a sus vástagos, para todos aquellos que te miran de soslayo pronunciando un sí, cuando realmente es un no, para todos aquellos que no aceptan un no como respuesta, para todos aquellos desesperados que esperan que la solución mágica a sus problemas sea rápido y efectivo, para todos aquellos ignorantes que no saben distinguir entre ciencia y para-ciencia, para todos aquellos rígidos y obtusos de mente que esperan que los demás cambien, para todos aquellos que creen que su familia es la perfección absoluta, para todos aquellos que creen que lo primero son los demás, para todos aquellos que creen que el amor está por encima de todo, para todos aquellos que desconfían automáticamente de aquel que le dice verdades, para todos aquellos buscadores de milagros que acaban recelando de todos y de todo, para todos aquellos que educan a sus hijos bajo el abrigo de la sobreprotección y frustración y se indignan si les censuras………..

Siento que este es mi decálogo en mi actualidad. Estáis conmigo o contra mí. Encarecidamente lo prefiero así.


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